En horas bajas para el consumo de brandy en España, bien valen iniciativas como la que ha tenido la bodega Osborne para llamar la atención sobre la calidad de 1866, el lustroso Solera Gran Reserva de la casa, mutando su imagen en la edición especial que hoy nos ocupa, con diseño de la artista sueca Emma Lindström.
La creadora escandinava, mentora del fluid art, dice haber encontrado en el destilado jerezano rasgos paralelos al de su obra. «Hay muchas similitudes entre mi estilo de arte fluido y la elaboración artesanal de 1866. Los fluidos se mueven con el tiempo, se mezclan, luego descansan, convirtiéndose en algo nuevo y único», afirma Lindström.
La artista sin duda quedó seducida por el «arte» de la joya líquida que Osborne produce en El Puerto de Santa María. Un brandy destacado por su calidad y armonía, que resulta de un prodigioso proceso de elaboración, acorde a la metodología tradicional del destilado jerezano.
1866 nace de vinos blancos seleccionados, que se someten a una destilación discontinua en alquitaras de cobre. El aguardiente resultante de este proceso posteriormente se envejece siguiendo el sistema tradicional de criaderas y soleras, que en el caso de este brandy Solera Gran Reserva está compuesto por 16 escalas. Las botas empleadas, de roble americano, fueron envinadas previamente con vino fino, durante al menos 20 años. El paso del aguardiente por esta sistema de soleras, hasta convertirse en un excelso brandy, supone una media de 12 años de envejecimiento.
Trabajando con pinturas acrílicas de distintos colores y dando lugar a formas abstractas, Emma Lindström ha conseguido recrear el dinamismo y la complejidad de uno de los mejores brandies de Jerez. El mismo que ha sido reconocido como la Mejor Bebida Espirituosa de España con Indicación Geográfica en los Premios Alimentos de España 2023 organizados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Y que lleva la firma de Marcos Alguacil, master blender que en el mismo año fue galardonado como el mejor enólogo de vinos fortificados del mundo (Best Fortified Winemarker 2023) en los premios International Wine Challenge Awards. Dos reconocimientos que ponen en relieve el origen vínico del brandy, así como la importancia de su envejecimiento en las botas de los mejores vinos fortificados.
En síntesis, un destilado de alta alcurnia que ahora también luce una imagen a la altura de su nobleza y singularidad.
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