La bodega asentada en San Martín de Valdeiglesias, en la Sierra de Madrid, elabora uno de los más notables blancos secos de cuantos se producen en España a partir de moscatel de grano menudo. El Cantocuerdas 2021 es una exquisita rareza en el contexto del viñedo madrileño.
No es noticia ya que en el entorno de la Sierra de Gredos se elaboran algunos de los mejores tintos de garnacha de la península Ibérica. En este territorio hay sitio también –aunque en menor medida– para blancos sobresalientes, concebidos a partir de viejas viñas de albillo, garnacha blanca y algunas otras variedades más minoritarias que viticultores de las nuevas generaciones están recuperando del olvido. La moscatel de grano menudo es una de ellas.
Pero las vides de esta variedad son escasas y la mayor parte de ellas se destinan a la elaboración de vinos dulces, siguiendo tradiciones vitícolas que perviven desde hace siglos y sacan buen partido de las virtudes de esta uva para concentrar azúcares en los procesos de vinificación de los vinos asoleados o de vendimia tardía.
Por eso, encontrar en la sierra madrileña un blanco seco de moscatel con la calidad de Cantocuerdas 2021 resulta una sorpresa mayúscula. Aún cuando lo firma una bodega como Bernabeleva, que mantiene una elevada calidad en todas sus referencias, tanto en los tintos de garnacha (su gran especialidad) como en sus blancos –el Cantocuerdas de albillo y otras elaboraciones especiales que combinan diversas variedades, incluyendo garnacha blanca y macabeo–; también tiene en su gama un moscatel dulce, pero hay que decir que el moscatel seco que aquí nos ocupa es de una expresión absolutamente subyugante, y aún más en esta añada 2021: si el perfil aromático semeja un bouquet de flores blancas (jazmines), la entrada en la boca es una explosión de sensaciones, con una impronta aún más aromática –¡y estamos hablando del paladar!– de fruta blanca recién cogida del árbol (melocotones, albaricoques, nísperos), sobre un sutil fondo herbáceo…, siempre con una fina acidez y deliciosa frescura, además de una prolongada persistencia.
En definitiva, un portentoso moscatel seco, con gran versatilidad a la hora de afrontar los más diversos desafíos enogastronómicos, ya que puede encontrar grandes aliados en una mesa de quesos (los de cabra, frescos con alto PH puede ser una interesante armonía por contraste); así como tartas saladas y quiches…
Es, también, un blanco delicioso para beber solo –o en compañía de otros– despidiendo el verano, contemplando una puesta de sol y reflexionando, por qué no, acerca de la prodigiosa diversidad vinícola que existe en este maltrecho planeta.
Para cerrar este post sobre el Cantocuerdas 2021, un apunte sobre Bernabeleva, bodega que decíamos nos tiene bien acostumbrados a vinos de calidad notable y destaca por ser una de las más interesantes de la subzona de San Martín de Valdeiglesias (D.O. Vinos de Madrid). Tiene el mérito, además, de ser una de las más longevas de la zona, ya que sus antecedentes se remontan a 1923, cuando el doctor Vicente Álvarez-Villamil adquirió la finca Bernabeleva al pie del cerro de Guisando, junto al Arroyo del Tórtolas. Son sus herederos quienes han proseguido su labor para gestionar el viñedo que cuenta actualmente con 35 hectáreas y una moderna bodega donde nacen los vinos que hoy se cuentan entre los de mayor prestigio de la D.O. madrileña. Un modelo de continuidad, seriedad y trabajo bien hecho.
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