Scala Dei, la bodega que embotelló el primer vino con Denominación de Origen Priorat, celebró hace unos días su 50º aniversario en el imponente escenario de la Cartuja d’Escaladei, el monasterio que alojó a los monjes cartujos en esta comarca de Tarragona.
El origen de la bodega, de hecho, tiene que ver con la actividad de los religiosos de esta orden, que comenzaron a elaborar vino en el entorno de Escaladei en el año 1263. Los cartujos afianzaron el desarrollo vinícola de la zona hasta que se vieron obligados a abandonar sus tierras en el siglo XIX, como consecuencia de la desamortización de Mendizábal. Entonces cinco familias adquirieron la Cartoixa y los terrenos de su entorno. Los nuevos propietarios crearon la Sociedad Agrícola La Unión y continuaron produciendo vino, que llegaron a presentar en las exposiciones universales de París (1878) y Barcelona (1888).
La Cartuja de Escaladei (Tarragona)
En 1974, la Sociedad se reconvirtió en Bodega Scala Dei, tomando la iniciativa en dar a conocer los vinos del Priorat más allá de las fronteras de Tarragona. Uno de sus méritos es el de haber embotellado el primer vino certificado por la D.O. Priorat (hoy D.O.Q. Priorat): Cartoixa Scala Dei 1974.
Así, Scala Dei ha sido pionera en difundir la viticultura de un territorio privilegiado para la elaboración de vinos de gran calidad, que adquirió notoriedad global a partir de la década de 1980, cuando se establecieron en la zona Álvaro Palacios, René Barbier, José Luis Pérez y otras figuras que transformaron el Priorat y situaron sus vinos en la elite mundial.
Actualmente, Scala Dei es propiedad del grupo Raventós Codorníu, que ha relanzado a esta bodega, recuperando su papel como referente en el Priorat. Ricard Rofes, el enólogo que está hoy al frente de Scala Dei, ha puesto al día la gama de vinos de la casa, aportando un criterio riguroso y contemporáneo pero que respeta los fundamentos artesanales de la viticultura histórica de la comarca. Así, tras medio siglo de trayectoria como bodega, produce vinos muy interesantes, que reflejan con nitidez el abrupto paisaje de esta zona. Y no solamente tintos de garnacha: también un blanco notable (Massipa) y un rosado de gran carácter (Pla dels Angels).
Con motivo del 50º aniversario de Scala Dei, Rofes ha destacado «el privilegio inmenso que para alguien nacido en esta tierra, y amante del vino, representa formar parte de esta historia; aunque también es una gran responsabilidad».
Vendimia en el Priorat, a principios del siglo XX
Para rendir homenaje a la historia de Scala Dei, nada mejor que volver a su vino más emblemático: el mismo Cartoixa que marcó un hito en el Priorat. En su añada 2019, este tinto se compone de garnacha tinta (80%) y cariñena (20%), cultivadas en dos suelos muy contrastados: pizarra y arcilla de altura. Fermenta en depósitos de cemento y se vinifica atendiendo a los rasgos propios de cada parcela. La crianza de 18 meses en barrica afina un perfil intenso y persistente, que no rehuye las frescas sensaciones frutales y las notas minerales típicas de este territorio. Untuoso, pleno y auténtico, Cartoixa Scala Dei 2019 es un vino histórico que no ha perdido el tren de la evolución del Priorat. Brindemos con el.
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