Castell de Santueri Blanc 2021, reflejo del paisaje de Mallorca

Castell de Santueri Blanc 2021, el primer blanco de Terra de Felanis incorpora un 40% de uva tinta y es la última novedad de este proyecto que elabora vinos en Mallorca, Calatayud, Montsant y Penedès.

El vino no es solo aquello que está en la copa, que algunos olfatean brevemente y agitan con ademanes de experto para luego degustarlo. Aunque otros se ahorran el protocolo: se lo echan directamente al gaznate, para colmar la sed, acompañar la pitanza, llamar a las musas o, sin más, alegrar el cotarro.

El vino es mucho más que una bebida, un tema de conversación y un producto que se vende. Es un valor con acerbo cultural, enraizado en la identidad de muchos pueblos que se han consagrado al cultivo de la vid y a exprimir la riqueza de sus frutos desde tiempos inmemoriales. Sociedades en las que la cultura del vino se transmite de generación en generación y donde el viñedo forma parte del paisaje.

Quienes integran Terra de Felanis entienden el vino de esta manera: su pasión es compartir el amor por la naturaleza que alberga al viñedo, ofrecer vinos elaborados con emoción y que transmitan una verdad.

Terra de Felanis, Mallorca y el Mediterráneo

El nombre de este inusual proyecto ofrece una pista acerca del escenario geográfico donde se gestó la bendita idea. Porque Terra de Felanis es el apelativo con el que se refiere el artista Miquel Barceló a la antigua ciudad que hoy se conoce como Felanix, una de las poblaciones más importantes de la costa Este de Mallorca.

Cerca de esta villa se asienta una de las bodegas más relevantes de la isla, Ànima Negra, cuyos mentores, Miquel Ángel Cerdà y Pere Obrador, han impulsado el proyecto –junto a otros socios– que hoy nos ocupa.

La experiencia y bagaje técnico de los propietarios de la bodega mallorquina es, desde luego, un elemento clave en el concepto de Terra de Falanis. Este surgió con los propósitos de ser bodega sin origen, capaz de estar presente en diversas comarcas vinícolas del espectro mediterráneo para elaborar vinos que, además de ser fieles a su propio terruño, compartieran entre sí conceptos y técnicas en su elaboración y el principio de priorizar la emoción por encima de lo superfluo. Hoy, este interesante emprendimiento elabora vinos en Mallorca (Castell de Santueri, blanco y tinto), Calatayud (el tinto «pirata» GTX), Montsant (el tinto Llenca Plana) y Penedès (el cava Tutum Ba).

 

 

Castell de Santueri, con blancas y tintas

Todos ellos resultan interesantes y satisfactorios. Aunque hoy nos ocuparemos del único blanco de la colección, seguramente porque fue una agradable sorpresa como novedad, siendo el único que no habíamos catado de Terra de Felanis en una reciente presentación sus nuevas añadas.

Sin ser un blanco ambicioso, Castell de Santueri Blanc 2021 seduce por su carácter auténtico e impronta claramente mediterránea y, aún más, mallorquina. En su color sostenido –ligeramente grisáceo–, aromas de hierbas de monte y textura suculenta se adivina una clara apuesta por la singularidad. La composición varietal es, desde luego, un rasgo distintivo, porque incluye un 40% de uva tinta, callet –la pinot noir mediterránea, le llaman–, vinificada en blanco, que se complementa con un 60% de premsal. Ambas variedades autóctonas de la isla. El viñedo escogido para elaborar este vino, que formó parte del Celler Cooperatiu que tuvo gran relevancia en el desarrollo económico y vinícola de Felanix hasta los años 80 del pasado siglo, es también un detalle que determina la singularidad de este blanco. Y, por supuesto, su nombre, que refiere al monumental castillo que corona la sierra del Levante, también vecino del pueblo.

En estos días, cuando reinan la albariño y la verdejo y pareciera que no hay más que blancos ácidos y fragantes en el mercado, bien vale la pena probar algo diferente: uno bien distinto, que refleja con nitidez el paisaje de la bella isla de Mallorca.