Aunque se antoje cansino repetir que la garnacha es la variedad de moda (en el viñedo español, al menos), bien vale la pena recordar que esta uva no es una sola, sino que compone una numerosa familia.
La más conocida, extendida y glorificada –en estos días– es la garnacha tinta, bondadosa y noble, que soporta con entereza los rigores de los climas más secos y calurosos y las tierras áridas y pedregosas para dar lugar a grandísimos vinos. Sin embargo, sus virtudes no deberían eclipsar las virtudes del resto de sus hermanas: la garnacha tintorera –que antiguamente se utilizaba para dar color, como sugiere su nombre–, la garnacha blanca –que recientemente ha revelado su magnífico potencial para soportar la fermentación y crianza en barricas sin perder su frescura y mineralidad, dando lugar a vinos excelentes– y la garnacha peluda, más rara, pero capaz de apuntar matices de singular elegancia.
Esta última es la que aquí nos ocupa, gracias al empeño de Joan Àngel Liberia, viticultor de la D.O. Terra Alta, que desde el Celler Edetària está llevando a cabo una auténtica cruzada en favor de las garnachas (la blanca y la peluda en particular).
Si con la garnacha blanca, Liberia elabora ya desde hace una década uno de los vinos blancos más notables del sur de Europa (Edetària Selecció Blanc), con la garnacha peluda –así llamada por su piel aterciopelada– ha tenido que ir avanzado más lentamente, probablemente para comprender cabalmente el potencial de esta uva tan minoritaria.
En la última añada de Edetària Selecció Negre que ha salido de bodega, 2010, el bodeguero ha decidido prescindir de la globalizada cabernet sauvignon para dar más protagonismo a la garnacha peluda, que ahora acapara un 60% del coupage (con syrah y cariñena como socias minoritarias).
Y sin duda ha acertado, porque con este cambio de papeles el tinto Edetària gana en frescura, expresión frutal y autenticidad, ofreciendo deliciosas notas de ciruelas maduras, apuntes de tabaco, cacao y especias dulces y un paso por boca sedoso y persistente.
Si bien es cierto que en esta añada Joan Àngel Liberia también le ha dado una vuelta a la vinificación y crianza, reduciendo la extracción y el tiempo de crianza en barricas en busca de sensaciones más puras y elegantes, es evidente que con este tinto ha conseguido por fin hacer justicia a la garnacha peluda.
Habrá que estar atentos, pues, a todo lo que suceda con esta garnacha con pelos.
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