La Suerte de Arrayán 2023, blanco de albillo real para beberse el paisaje toledano

Arrayán, la bodega fundada por José María Entrecanales y María Marsans en 1999, en su finca toledana La Verdosa, viene incrementando desde hace ya unos años la calidad e identidad de sus vinos.
A partir de 2009, con la incorporación de la joven enóloga Maite Sánchez, Arrayán dio un giro e inició una nueva etapa. Poniendo en valor las variedades autóctonas de su entorno y recuperando viñas viejas en pueblos del Alberche, con antigua tradición vinícola. Así, ya con Marsans al frente de la bodega, la gama de vinos fue enriqueciéndose año tras año con vinos cada vez más interesantes. Elaborados con uvas que revelan con nitidez la riqueza de paisajes tan singulares como diversos: la propia finca (La Verdosa), los pueblos del Alberche, así también como las estribaciones de la Sierra de Gredos.

13 variedades para tres paisajes

Tal es así que actualmente Arrayán dispone en su viñedo de un catálogo insospechado de variedades, en el que caben uvas tan extendidas como la cabernet sauvignon, syrah, merlot y petit verdot, otras que pueden encontrarse en diversas regiones de España, como la albillo real, graciano, garnacha tinta, garnacha peluda, garnacha blanca o garnacha gris y algunas que son realmente exóticas y minoritarias, como la mizancho, moravia o bruñal.

 

Viñedo de Arrayán en Almorox, Toledo

 

La Suerte de Arrayán, blanco notable de albillo real

La Suerte de Arrayán 2023, el blanco que hoy aquí nos ocupa, bien sirve de ejemplo para exponer los propósitos y la labor que ha realizado la bodega en esta nueva etapa. Blanco monovarietal de albillo real, se presenta en esta añada con un cambio de imagen. Está elaborado a partir de una viña de dos hectáreas, plantada en 1942 en el término toledano de Almorox, sobre suelos arenosos de origen granítico.
Acorde a su naturaleza rastrera, poco vigorosa y escasamente productiva, esta viña estaba condenada a la extinción. Fue recuperada por Arrayán porque sus responsables vislumbraron su potencial para ofrecer un vino de expresión genuina, con matices de monte bajo, acentos balsámicos y florales. Con acidez sostenida y carácter, boca sabrosa y suficiente estructura para madurar un par de años en la botella. Un notable albillo real de un paisaje entrañable.

Federico Oldenburg

Periodista especializado en vinos y destilados, colaborador de numerosos medios internacionales y jurado de los más prestigiosos certámenes vinícolas.

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