Lo imposible 2021 rompe con la norma habitual que presentan las ingentes novedades del escenario vinícola español. Donde conviven referencias mediocres con otras de indudable interés. Entre las que se cuentan vinos posibles y otros imposibles, que resultan de proyectos diferentes, concebidos con pasión y riesgo. Entre estos vinos improbables, Lo imposible 2021 se antoja una rareza imprescindible para los amantes de los amantes de lo auténtico.
Tinto de garnacha de la Sierra de Gredos, Lo imposible 2021 es la carta de presentación de un proyecto que tiene la vocación de defender lo más difícil: la supervivencia de viñedos únicos, esenciales para que este país preserve la riqueza y singularidad del patrimonio vinícola de este país, pero la industria ha condenado al olvido.
Tras este audaz emprendimiento, inspirado en la reivindicación de las señas de identidad de un territorio determinado, su historia y tradición vinícolas, está Montse Alonso. Una figura destacada en el ámbito del vino español, que se formó como enóloga aunque lleva 25 años consagrada especialmente al mundo de la comunicación. Apasionada, culta y gran estratega, Montse es la mentora del área vinícola de la agencia Mahala. Aunque también ha sido ideóloga e impulsora de numerosas iniciativas que han destacado en este sector para promover la cultura y el negocio del vino.
Montse Alonso (derecha), junto a María Andreu, su socia en Lo imposible y Grape Estate
Sin embargo, hasta hoy jamás se había aventurado en elaborar un vino propio. Hete ahí justamente uno de los puntos de interés que atesora Lo imposible. Que representa el estreno de Montse Alonso en la producción, en complicidad con María Andreu –su aliada en Grape Estate, la consultoría que ambas han fundado con la intención de establecer puentes entre inversores y viñedos excepcionales– y otros socios involucrados en el proyecto de Lo imposible.
Pero el atractivo de Lo imposible 2021 no solo reside en la relevancia de sus promotoras y el indudable interés del proyecto que lo respalda. Fundamentado en las tres G que constituyen sus pilares –Gredos, garnacha y granito– nace de un viñedo viejo de garnacha, con viñas de más de 80 años plantadas en vaso sobre suelos de granito, en la Sierra de Gredos, a 950 metros de altitud.
El viñedo de garnacha en la Sierra de Gredos, que da lugar al tinto Lo imposible
Lo imposible 2021, en cualquier caso, no es un vino más de cuantos hemos probado de cuantos han surgido en los últimos tiempos en el entorno de Gredos. Porque aún sin desmarcarse de la frescura y mineralidad que caracterizan a las garnachas de esta zona, este tinto se distingue por ofrecer una densidad más generosa y una estructura más sostenida que sus coterráneos, rasgos que subrayan su seductora expresión de fruta negra, los matices florales y el equilibrio que le aporta una medida crianza. Lo que le augura también una buena evolución en la botella.
En síntesis, un vino que se revela como «una declaración de intenciones» –según afirma la propia Montse Alonso– y que centra la atención en un proyecto valiente que pronto presentará nuevas referencias. Habrá que permanecer atentos, pues, a todo lo que promete Lo imposible.
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