Los amantes del champagne no admiten echarse al gaznate cualquier bebedizo burbujeante. Ni siquiera a la hora de las 12 campanadas, cuando –como bien es sabido– es menester engullir las 12 uvas con mecánica precisión, con el riesgo que ello supone ante el más que probable atragantamiento. Superado el peligroso ritual, la merecida recompensa para las pituitarias finas y los paladares cultos es una copa del mejor de los vinos espumosos. Champagne, desde luego.
Aunque no todo lo que brilla es oro. En el mercado abundan también los champagnes de medio pelo, así como espumosos de otros orígenes de calidad notable, capaces de medirse sin prejuicio con muchos de los champagnes de calidad media o alta. En España la calidad de los vinos burbujeantes ha crecido mucho en años recientes, como para que algunos productores puedan competir en primera línea del mercado internacional de los sparkling wines. En El Bar de Gastroactitud ya lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo.
Pero para celebrar la salida del 2023 y la entrada en 2024, esta vez hemos elegido un champagne sobresaliente, Louis Roederer Collection 244. Elaborado por una de las casas con mayor historia y prestigio de la región: fundada en 1776, Louis Roederer es una de las pocas grandes maisons de Champagne que sigue siendo independiente, manteniéndose en manos de la misma familia desde 1819.
Son muchos los argumentos que fundamentan la reputación de Roederer. Aunque hay un hecho histórico que le otorgó gran reconocimiento internacional. En 1876, el zar Alejandro II de Rusia solicitó a Louis Roederer que creara una cuvée especial para su uso exclusivo. El viticultor eligió las mejores parcelas de su viñedo con el fin de componer un vino de un equilibrio excepcional. Lo vistió con una botella de cristal transparente, de tal modo la cuvée del zar fuera diferenciada y reconocible de cualquier otra, además de tener un fondo plano, a fin de impedir que se pudiera ocultar en ella una bomba, liberando así al monarca de su obsesión por los atentados.
En 1908, su nieto Nicolás II rindió homenaje a la maison Louis Roederer otorgándole la patente de «Proveedor oficial de la Corte de Su Majestad el Emperador de Rusia». Desde entonces, la cuvée Cristal luce orgullosamente los blasones del Zar.
Pero el champagne que hoy aquí nos ocupa no es el célebre Cristal, sino el Louis Roederer Collection 244, reformulación del clásico Brut Premier de la casa. Un nuevo capítulo en la historia del gusto de Louis Roederer, que desde hace cuatro años presenta su Brut non millesimé como Collection, con una numeración que coincide con la vendimia que celebra la casa desde su fundación.
La nueva cuvée es mucho más que una nueva etiqueta o un nuevo nombre: cada edición de la Collection pone en relieve el carácter de la añada que aporta mayor proporción en el assemblage, aunque los vinos de reserva siempre son relevantes, porque otorgan equilibrio y definen el estilo del champagne.
En el caso de Collection 244, por ejemplo, la añada 2019 monopoliza el 54% del assemblage; mientras que la reserva «perpetua», de diversas añadas, supone un 36%; y el 10% restante corresponde a vinos criados en madera. Sin duda, una fórmula original, que se traduce en un champagne de estilo muy distintivo, elegante, sabroso y envolvente.
Perfecto, como decíamos, para recibir al 2024 de la mejor manera posible. Copa de champagne en mano. ¡Feliz año nuevo!
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