Marginada por la hegemónica tempranillo –que domina el viñedo de la D.O.Ca. Rioja en un 87,67%–, la garnacha, también considerada como uva autóctona de la región, apenas ocupa un 7,58% de la superficie cultivada, con mayor concentración en la subzona Oriental.
Aunque sus racimos se destinan principalmente a ensamblajes –siempre protagonizados por la reina tempranillo–, tampoco faltan las excepciones: singulares tintos monovarietales que permiten comprobar los rasgos distintivos que atesora la garnacha riojana, con matices muy diversos dependiendo del terruño de origen, método de vinificación, crianza, etc. Lo que confirma que esta variedad es como una gran lupa de la expresión del terroir.
Valga como ejemplo el sensacional Montepedriza 2019, con el que la bodega Valdelacierva se reafirma en la trayectoria que ha adoptado en los últimos años, abandonando las producciones masivas y poniendo el foco en pequeñas cuvées que apuntan a la excelencia.
La joven enóloga de la casa, Emma Villajos, está realizando un gran trabajo en toda la gama de vinos de Valdelacierva, y en el caso de Montepedriza, ha superado el listón localizando una viña vieja de garnacha en la localidad de Tudelilla. Plantada en el año 1935, sobre suelos de gravas y cantos rodados, la finca, de 0,95 hectáreas, reúne condiciones excepcionales para elaborar vinos de calidad y un carácter diferenciado. Tal es así que la D.O.Ca. Rioja no dudó en calificar Montepedriza como Viñedo Singular.
Sin embargo, Valdelacierva ha preferido seguir su propio camino y no incluir en la etiqueta del vino la nueva calificación de la D.O.Ca. (tampoco lo hará con otros de sus vinos procedentes de las 6 viñas que el Consejo Regulador calificó como Viñedo Singular). Se trata de una apuesta por la calidad, bajo baremos propios, con metas y exigencias que hasta hoy han dado buenos resultados (aunque sin dejar de someter sus Viñedos Singulares al prescriptivo control del Consejo Regulador de la D.O.Ca.).
De allí que Montepedriza 2019, más que una garnacha de Viñedo Singular, sea una garnacha única. Fresca como una cereza turgente, fragante con el monte mediterráneo, afilada, fina y tensa, ágil y extensa. Tiene la tipicidad de la variedad. Pero no se parece a ninguna otra garnacha.
Hay que probarla. Enamora
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