San Cobate La Finca 2017, la Ribera de los bancales

La Ribera del Duero: virtudes

La Ribera del Duero es un territorio vinícola con tantas virtudes como para soportar, incluso, los embates de aquellos oportunistas mal avenidos, que en la brillante irrupción de joven D.O. castellana en los años 80 vieron un filón para llenarse los bolsillos y señalaron una dirección equivocada, lo que derivó en una producción masiva de vinos clónicos sin identidad ni interés que acabaron ofertándose por el mundo a precios de saldo.

Pasada esta oscura página de su historia, hoy esta rica y ancestral tierra de vinos recupera todo su esplendor, descubriendo incluso más matices de los que se le conocían, como su excelente potencial para la elaboración de vinos blancos (en concreto, de variedad albillo mayor, estandarte de esta tipología en el nuevo reglamento de la D.O.).

O la disposición de viñedos plantados en bancales, como se estila en la región del Douro del vecino Portugal, novedad que saca a la luz el proyecto de la finca San Cobate, abanderado por el empresario Antonio Vázquez Muñoz-Calero y que aquí nos ocupa.

Orígenes monacales

Como los grandes viñedos del mundo, este también tiene orígenes monacales. Situando en el triángulo de oro que forman las localidades de Gumiel de Mercado, La Horra y La Aguilera, San Cobate ocupa las tierras de cultivo que en el siglo XI trabajaban los monjes benedictinos del monasterio del mismo nombre, que allí cultivaron, amén de su propia huerta, plantas aromáticas, árboles frutales y viñedos.

Posteriormente, cuando los monjes decidieron trasladarse a Santo Domingo de Silos, en torno a San Cobate fue asentándose una pequeña población que acabó constituyendo la villa de Monzón, cuya actual ermita –que preside la entrada de la finca– fue construida con las piedras del monasterio abandonado.

En cualquier caso, se trata de una finca privilegiada para la elaboración de vinos de calidad, con parcelas de viñedo bendecidas por una extraordinaria diversidad de suelos y diferentes orientaciones.

La superficie total es de 80 hectáreas de viñedo, plantados aproximadamente hace 40 años, a una altitud media de 850 metros sobre el nivel del mar.

En la parte más baja predominan los suelos arcillo-limosos, con un poco de arena, lo que favorece la expresión de granos de tinto fino –como se conoce aquí a la tempranillo– de aromas puros y varietales.

A medida que se va ascendiendo a alturas más elevadas, la proporción de caliza se va haciendo superior, hasta llegar a la parte más alta, donde la composición de suelos integra caliza, turba y arena, lo que determina unos vinos más complejos, finos y longevos.

El proyecto liderado desde 2016 por Antonio Vázquez en estas tierras ha puesto en foco la riqueza de este viñedo, calificando la finca en cuatro parcelas muy diferenciadas y creando bancales que recuerdan al Douro portugués.

Vista aérea de la finca San Cobate, con sus característicos bancales

Quienes hemos tenido la suerte de visitar la finca, nos hemos quedado estupefactos al descubrir en territorio burgalés un viñedo se semejantes características, realmente inédito en el contexto de la D.O. Ribera del Duero.

Y la experiencia de catar los vinos confirma que la altura de las parcelas (en función de los bancales de cultivo), la exposición y la composición de los suelos da lugar a una rica diversidad en la gama de los vinos de San Cobate. Aunque no todos han llegado aún al mercado.

En esta sección ya hemos reseñado (y aplaudido) San Cucufate Monasterio 2016, tinto de una parcela de 1,6 hectáreas bien orientada al sol, con suelos arcillo-calcáreos, que suele ofrecer uvas aptas para largas crianzas, con óptima madurez, y que en nuestra reseña calificamos con un Duero «muy borgoñón», al menos en aquella añada.

Aunque más nos impresionaron los dos tintos de parcela que aún maduran en bodega antes de su lanzamiento, bajo el sabio cuidado del enólogo Iñaki Otegi –conocido por ser el mentor de la notabilísima sidra Malus Mama–: San Cucufate Bancales del Jalón 2018 y San Cucufate Altos del Viso 2018.

El primero procede de terrenos ganados a la montaña mediante la construcción de bancales, suelos muy pobres, calizos, de poca profundidad, que contribuyen a dar austeridad, finura y carácter al vino, que ya apunta grandes maneras.

El segundo se elabora con uvas de un páramo muy elevado (910 m), con suelos arcillosos y abundantes piedras calcáreas. También va sobrado de carácter y calidad el tinto parcelario que nace de este suelo: magnífica acidez, frescura, boca plena, profundidad… Lo esperamos con ansiedad.

San Cucufate Bancales del Jalón 2018 (muestra de bodega)

Mientras acaban de madurar los nuevos cucufates, esta joven bodega del Duero ofrece a los sedientos bebedores de vinos que marcan la diferencia su excelente tinto de entrada de gama: San Cobate La Finca 2017, assemblage de uvas de las cuatro parcelas de esta prodigiosa finca con una vinificación y crianza realizada con tan buen tino –fermentación en hormigón, crianza en barricas usadas, con la intención de no maderizar– que permite apreciar los rasgos singulares del terroir de esta finca: frutas negras y rojas, hierbas de monte, acentos florales, boca fresca y plena, con taninos elegantes y maduros.

El Duero visto desde bancales

 

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Federico Oldenburg

Periodista especializado en vinos y destilados, colaborador de numerosos medios internacionales y jurado de los más prestigiosos certámenes vinícolas.

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