En las afueras de Edimburgo, el maestro mezclador Richard Patterson hace un guiño a la vieja costumbre de los granjeros escoceses, que guardan sus stocks de whisky en barricas rotuladas con el nombre de “sheep dip” (desinfectante de ovejas), para eludir impuestos.
Amén del nombre gracioso y el diseño rompedor, este whisky es interesante por su peculiar carácter. Está elaborado a partir de una mezcla de 16 single malts de distintos orígenes (siempre dentro de las Highlands), envejecidos durante más de 15 años. Degustándolo, se pone en evidencia el gusto de Patterson por los whiskies más robustos y ahumados, con ricas sensaciones especiadas y melosas y boca rotunda y persistente. Sheep Dip es, qué duda cabe, el resumen de ese estilo.
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