¿Un brandy totalmente transparente? Parece cosa de locos. ¡Si bien es sabido que algunos productores aún continúan incorporando caramelo y mostos de PX para incrementar el color del destilado que embotellan, considerando que el consumidor aprecia los tonos cobrizos e intensos en el brandy! Y, además, lo hacen amparados en las normativas de los Consejos Reguladores de las respectivas D.O. y demás autoridades competentes, que así lo permiten.
En esta España de feria –al menos en cuestiones licorosas– donde no acaba de ser valorado como la gran bebida espirituosa nacional y soporta toda suerte de tropelías en términos de regulación de producción, al tiempo que naufraga, desde hace décadas, entre el desprecio de las nuevas generaciones de consumidores y los desaciertos de las campañas de marketing para rescatarlo del olvido, el brandy no parece tener un horizonte de esperanza más cerca de ciertos mercados remotos, como Filipinas, México, Rusia o China, donde mantiene su éxito comercial.
En esta difícil coyuntura, Juan Torres Master Distillers, la división de destilados de Familia Torres, líder en la producción de esta bebida en ámbito del Penedès –junto con el Marco de Jerez, los dos focos históricos de este espirituoso en el territorio español, donde se asientan además las D.O. reconocidas del brandy en este país– se atreve con una innovación que se antoja audaz y necesaria para agitar el preocupante inmovilismo que afecta a este sector.
Un brandy incoloro, obtenido como por arte de birlibirloque, en cuya impoluta transparencia no se adivina el rastro de la maduración en barrica.
La presentación de Alta Luz, con su bellísima botella facetada y su líquido impecablemente cristalino, aunque denso, de aroma tenue pero sabor complejo, le hace muy bien al brandy, porque abre nuevos caminos. Invita a otros paladares y pituitarias curiosas a probar esta bebida, que sin duda tiene armas de seducción: el perfect serve que sugiere Torres invita a degustarlo muy frío o con hielo, lo cual potencia las notas herbáceas, florales y cítricas, y los recuerdos de fruta fresca propios de la uva, aunque quizás alejan aún más la apreciación de Alta Luz del universo del brandy tradicional. Si se trata de eso, esta novedad puede ser también un perfecto ingrediente para la coctelería creativa.
En honor a la verdad, Alta Luz tampoco es el primer brandy «blanco» del mercado. Ese mérito lo tiene Terry White Brandy, que comenzó al comercializarse en 2019, si no nos fallan los datos de rastreo. Aunque se trata de un producto bastante más sencillo en su concepción, con una crianza de apenas 6 meses y menor complejidad expresiva.
El nuevo destilado de Torres, sometido a un proceso de filtrado mineral que permite preservar todo el sabor, eliminando el característico color que aporta el añejamiento en madera, parte de unos principios más ambiciosos y técnicamente también más complejos.
Probablemente anime a las nuevas generaciones a aventurarse en la degustación y disfrute de otros brandies de concepto más tradicional, que siguen madurando y moldeando su carácter en viejas botas del Penedès, Sanlúcar, Jerez y El Puerto de Santa María, como lo han hecho desde antiguo.
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