Aunque el bochorno estival ponga en jaque los sentidos y apremie a la ingesta de bebedizos sencillos que sacien la sed (¡agua, incluso!), los enómanos de bien –así como la creciente tribu de ‘winelovers’– no pueden limitar su consumo vinícola veraniego a fragantes blancos, rosados y alegres elixires burbujeantes durante los meses en los que el calor aprieta. Tendrá que caer algún tinto antes de que el termómetro vuelva a comportarse como es debido. Así lo requieren ciertas comidas y la memoria papilaria, qué demonios. Por eso creemos necesario hablar del vino ARX 2018, un tinto de la bodega Tesalia perfecto para esta época del año.
Bien es cierto que no todos los tintos se aprecian con plenitud cuando la canícula impone sus rigores. Los vinos más maduros, que han sido sometidos a crianzas prolongadas para subrayar su nobleza y complejidad, se antojan más apropiados para otras circunstancias térmicas: son tintos de estaciones frías, preferiblemente. Los sofocos veraniegos se contradicen también con los tintos robustos y concentrados, que tanto abundan en latitudes mediterráneas.
Pero incluso en los viñedos más meridionales de España pueden encontrarse ejemplos de tintos frescos, equilibrados y de trago placentero, que sin llegar a ser precisamente ligeros se disfrutan con placer en los meses más tórridos.
El que hoy aquí nos ocupa sirve como preciso modelo de esa bendita suerte de tinto. Rara avis en su terruño de origen (Arcos de la Frontera, Cádiz), nace del desafío que se impuso el empresario y aventurero británico Richard Golding, empecinado en su objetivo de producir vinos de calidad en una finca consagrada inicialmente a la cría de caballos y sin antecedentes en el cultivo de la vid, ni siquiera en su entorno.
Gracias a un notable trabajo en el diseño del cultivo del viñedo –que proyectó José Ramón Lissarrague (profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid) y con la colaboración de Ignacio de Miguel como consultor enológico, Golding pudo cumplir su sueño y hoy Tesalia es un proyecto consolidado entre las bodegas gaditanas, que además cuenta con el respaldo de Natalia Golding, la hija del fundador. Sus 12,5 hectáreas de viñedo surten la producción de tres vinos, entre los cuales ARX 2018 resulta una magnífica carta de presentación: compuesto por un ensamblaje de cuatro variedades (syrah es la mayoritaria, secundada por la autóctona tintilla de Rota, a las que se suman petit verdot y cabernet sauvignon en pequeños porcentajes), está concebido y criado (12 meses en roble francés) para preservar la expresión fresca de la fruta, aunque sin prescindir de un buen soporte tánico y una solvente estructura, además de los tonos especiados que aporta la madera, bien ensamblada.
Un tinto para beber sin mirar el termómetro y disfrutar en cualquier época del año, que descubre el potencial de un terruño casi inexplorado.
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