Por segundo año consecutivo, el vino de la bodega Eduardo Peña, ubicada en Castrelo do Miño (Ourense), se ha alzado con el premio al mejor blanco en su categoría en la D.O. gallega. Hace ya un buen tiempo los vinos de Ribeiro han dejado de ser bebedizos con la acidez disparada que apenas valían para rellenar la arcaica tacita –la cunca, en galego– en una tasca o marisquería tradicional.
Con todo el respeto a las costumbres, un vino de calidad debe saltar de la porcelana al cristal. Y así lo ha hecho el ribeiro, cuyos mejores viticultores han sabido evolucionar para dar un brinco cualitativo sin perder sus señas de identidad.
Los vinos de esta antigua comarca vitícola gallega tienen rasgos propios que los distinguen de aquellos que se elaboran en el resto de las denominaciones de esta comunidad; ya se sabe: Rías Baixas, Valdeorras, Ribeira Sacra, Monterrei…
Amén de las diferencias de suelos y microclimáticas –terrenos mayormente graníticos, en una zona de transición de la Galicia más mediterránea, marcada por la influencia de vecino océano Atlántico–, una de las características que diferencian a Ribeiro es su diversidad varietal.
En los blancos, mayoritarios en un 90%, la treixadura suele ser dominante, aunque la mayor parte de los vinos incorporan distintos porcentajes de torrontés, godello, albariño, loureira, lado y caíño blanco, entre otras uvas (al contrario de lo que sucede en otras D.O. gallegas, donde los blancos son predominante monovarietales: de albariño (Rías Baixas), godello (Valdeorras)…
En el caso del vino que hoy aquí nos ocupa en El Bar de Gastroactitud, Eduardo Peña 2021, buena parte de su encanto procede justamente de que su expresión conjunta hasta cuatro variedades: treixadura, godello, lado y loureira, cada una vinificada individualmente, considerando sus distintos cilcos de maduración.
La mano del buen elaborador también tiene su trasfondo, en el delicado trabajo con las lías, la fermentación en barrica de 300 litros y el equilibrado cupaje. Con todo ello, Eduardo Peña 2021 es un blanco intenso, con nítidos acentos florales y minerales en su desarrollo aromático, apuntes cítricos y una afilada acidez que contribuye a mantener la tensión y frescura.
Blanco versátil en la mesa –puede resultar idóneo para disfrutar un sencillo plato de ostras, aunque tampoco defraudará ante sushis, sashimis e incluso algún plato de cocina oriental especiada, al estilo thaï– Eduardo Peña tiene el mérito de haber conseguido, por dos años consecutivos, el premio al mejor vino blanco, en la cata oficial de la D.O. Ribeiro, en la categoría de colleteiro –que reúne a los viticultores-elaboradores, que producen menos de 60.000 litros al año y sólo con uvas de cosecha propia–, lo cual reconoce la calidad que están alcanzando los vinos de esta bodega, referente en la zona de Castrelo do Miño.
El vino rancio Sagristia C-1 es una de las joyas líquidas que conserva la familia…
El restaurante gallego Retiro da Costiña celebra su 85º aniversario y la segunda estrella Michelin…
El más joven de la familia de viticultores argentinos Michelini presenta este singular tinto riojano,…
Arrayán, bodega puntera en la DO Méntrida, renueva la imagen de su blanco de albillo…
Izadi presenta uno de los raros blancos calificados como Viñedo Singular en la DOCa. Rioja,…
Scala Dei, que en 1974 embotelló el primer vino certificado por la D.O. Priorat, celebra…