En las casas de los adictos al diseño y de los seguidores de las tendencias no faltan plantas como la costilla de Adán, también llamada monstera, o los ficus. Pero hay una especie olvidada que hace mucho más por nosotros que todas ellas juntas. Es la planta del café.
Para su elaboración, Kaiku Caffè Latte, trabaja mano a mano con los productores que cultivan esta planta en países como Colombia, Guatemala, India o México. Todos sus granos de café arábica provienen de plantaciones sostenibles certificadas por Rainforest Alliance.
Pertenece a la familia de las rubiáceas y hay distintas especies que dan diferentes variedades de café ¡algunas no comestibles! En concreto, en el mundo se cultivan 10 especies de plantas del café y de ellas proviene todo el café que bebemos.
Esta planta es considerada la más antigua y delicada de cultivar. De ella se obtienen los granos de café arábica, los de mayor calidad, que se emplean en la receta de todos los cafés fríos Kaiku Caffè Latte.
Los caficultores saben que las mejores zonas para cultivar esta planta son las altiplanicies tropicales, hasta los 2000 metros de altitud. El clima de estos lugares, fresco y húmedo, permite que la planta del café crezca sin estresarse y el fruto madure poco a poco. Despacio en este caso es sinónimo de más calidad.
¿Por qué? El cafeto es sensible a todos los agentes atmosféricos pero el viento es quien provoca cambios excesivos y rápidos en las condiciones climatológicas de las zonas de cultivo.
Aunque hay bastante debate, como en el caso de muchos otros alimentos, los expertos sitúan el origen primigenio Etiopía. En el siglo XIII, el café cobró una especial popularidad como estimulante a raíz de las prohibiciones islámicas sobre el alcohol. Su cultivo fue un secreto hasta que el siglo XVI, cuando se encuentra la primera mención escritas por un botánico alemán. La historia cuenta que su cultivo se introdujo en la India en 1650 de la mano de un peregrino que volvía de La Meca. Poco después, los colonos europeos la introdujeron en América y la demanda no dejó de aumentar hasta el día de hoy.
¡A quién no le gustan las flores! Las de la planta del café son un espectáculo. Como el arbusto, sus flores pertenecen a la familia Rubiaceae, y se caracterizan por tener color blanco y crecer amontonadas unas al lado de las otras rodeando los tallos.
El fruto es verde y conforme madura se va coloreando de tonos rojizos y violáceos. Lo que nos llega son sus semillas, granos lavados, secados y tostados en diferentes niveles y hay distintos métodos para ello.
Una planta de café tarda varios años en llegar a la madurez y poder ser cultivada. Tras cerca de 8 meses de trabajo, los granos de café se recolectan y se someten a un proceso de fermentación, lavado y secado, para después ser tostados. Lo ideal es que el café se tueste ya en el destino y no pase más de un mes desde que es tostado hasta que se consume. Así es como mantiene todo su sabor, aroma y la cremosidad que caracteriza a los cafés fríos de Kaiku Caffè Latte.
India, Etiopía, Colombia, Honduras o Guatemala… El origen del que provengan los granos de café determinará su sabor y su calidad. Aunque es complicado apreciar los matices para los bebedores de café con un paladar medio, sí que es importante fijarse en la procedencia, la variedad y poder trazar el camino al origen. En el caso de Kaiku Caffè Latte, los granos de café que se emplean en la producción de todas sus especialidades proceden de orígenes seleccionados y cuentan con la supervisión de Rainforest Alliance. Esta certificación defiende las prácticas sostenibles en los diferentes países productores de café, así como garantiza las condiciones dignas de los trabajadores y trabajadoras y de sus familias, no solo en sus condiciones laborales, sino también en el mantenimiento y conservación de las comunidades dedicadas al café.
Como planta de interior es de lo más peculiar y espectacular. Tiene ese toque tropical, un color verde frondoso y cuando entra en fase de floración te vas a enamorar de su belleza. En una maceta, la planta del café crece hasta el metro y medio, pero plantada en tierra puede alcanzar los 5 metros de altura. Eso sí, como una casa no es su hábitat natural, debes poner especial atención y cariño a este exótico ejemplar.
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