Almudena Alberca, Master of Wine

De los cuatro Master of Wine que hay en España uno es una mujer: Almudena Alberca. Ella tiene el privilegio de que en su tarjeta de directora técnica del grupo bodeguero Palacio figuren las elitistas iniciales MW, que la acreditan como una de las personas que más sabe de vino en mundo. Una de las escasas 138 mujeres, de entre un total de 409 titulados.

Pero ¿qué es un Master of Wine?  Se podrían definir como “maestros de maestros”, embajadores y guardianes de la cultura del vino a nivel mundial. Una figura de enorme responsabilidad, sujeta a un estricto código deontológico, que, además de desempeñar su trabajo como enólogos, sumilleres, etc, se dedican a el mundo para transmitir y custodiar su particular santo grial.

Han pasado dos años desde que consiguió el título de Master of Wine… ¿Cómo los valora? ¿Qué le ha aportado esta titulación desde entonces? ¿Ha cambiado su perspectiva del mundo del vino gracias a ello?

Sí, han pasado dos bonitos años, de mucho trabajo, pero de mucha celebración y reconocimiento por lo que estoy muy agradecida a todo el mundo. También dos años donde he podido recuperar parte de mi vida personal y pasar más tiempo junto a mi familia. Me ha aportado visibilidad, reconocimiento y oportunidades de tocar otros palos dentro del mundo del vino, como la educación que tanto me gusta, siendo parte del equipo de Wine Studio, de Enoaula o del curso de sumilleres de Alicante, entre otros. Mi perspectiva de mundo del vino cambió a medida que avanzaba en el camino de completar el Master of Wine.

¿Cuándo surge la idea de ser master of wine en su cabeza y qué pasos sigue desde ese momento?

Justo al finalizar mi Licenciatura en Enología, y los niveles WSET 2 y 3 en Londres quería ampliar mi formación. Primero chequear que cumplía todos los requisitos y realizar el examen de acceso. Una vez aceptada, comencé a prepararme los exámenes de cata viajando a diferentes zonas productoras de vino del mundo, a estudiar las regulaciones y estilos de vino que se producen en cada área y a hacer catas a ciegas para entrenar el reconocimiento y análisis de vino. Por otro lado, también tuve que preparar una parte teórica en base a los 5 exámenes con revistas internacionales, publicaciones, libros, etc.

Y al final, consiguió ser parte de ese escaso 10% de alumnos que aprueban el examen. Impresionante. Ahora, inquieta como es, ¿Tiene en mente algún nuevo reto? ¿Qué se trae en este momento entre manos?

Estamos desarrollando muchos proyectos en todas las bodegas que gestiono como directora técnica. Así que son varios los planes en los que estamos trabajando desde Viña Mayor, Bodegas Palacio, Caserío de Dueñas o Finca Anzil. Además, y a mayores ando dándole vueltas a otras cuestiones que ya os iré contando.

 

Vivimos tiempos difíciles, la COVID ha cambiado nuestros hábitos, nuestro modo de vivir y de disfrutar… también el de tomar vino. Según un estudio parece que ahora el consumidor busca más vinos para tomar por copas y no necesariamente como acompañamiento de la comida. Un poco como es habitual en el consumidor estadounidense. ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿Influirá en el perfil de vino que ha de elaborar?

Está claro que nuestra manera de consumir y nuestros hábitos han cambiado, lo que sí es cierto es que se ha cambiado dónde se consume, y obviamente es en los hogares. Cambiamos nuestro momento de ocio en el exterior para hacerlo en casa, aunque sigo pensado que en nuestra cultura mediterránea el vino sigue estando vinculado a la comida, bien sea de aperitivo o al menú principal. No pienso que estos confinamientos nos alejen de un aperitivo cercano a la copa de vino, sí pienso que nos acercan a vinos de mayor calidad e incluso más a la experimentación de estilos nuevos que no hubiéramos probado anteriormente. El cambio de hábito no creo que influya en la elaboración de los vinos, los vinos podrían agruparse en estilos, y estos estilos seguirán correspondiendo a distintas ocasiones de consumo que seguimos viviendo, aunque sea desde el calor del hogar.

Esta terrible pandemia también habrá influido en su día a día en bodega y en la vendimia… ¿cómo lo está llevando?

Nos afecta de manera integral a todos. Lo llevo a días y a ratos, pero siempre luchando y mirando hacia delante y tratando de proteger a mi equipo y a mí misma lo máximo posible, aunque ello conlleve sacrificios. Nos hemos reinventado muchas veces este año, y supongo que nos quedará alguna más. Hemos tenido que separar los equipos de trabajo mucho para proteger a las personas sin que el vino sufriera en bodega, estas separaciones suponen mucho esfuerzo de coordinación al no poder trabajar en conjunto. Las catas son bastante más solitarias que solían ser, pero nos arropamos mucho entre todos.

Durante el confinamiento se animó a apuntarse al movimiento “videocata” con su #TuVinoEnCasa, ¿qué tal fue la experiencia?

La verdad que me divertí mucho. Suponía un cambio para mi rutina de trabajo y catas desde casa. Me gusta mucho el formato, se pueden hacer cantidad de cosas y me habría gustado hacer más, pero teníamos todos los viñedos en pleno crecimiento y mucho trabajo de bodega.

Hicieron también una serie de subastas solidarias de sus vinos durante el confinamiento, ¿Cómo fue la experiencia? ¿Piensan retomar esta iniciativa o crear alguna otra?

Quisimos aportar nuestro grano de arena y lo hicimos con las herramientas que teníamos a nuestro alcance. Le pusimos mucho cariño y mucha dedicación porque estábamos totalmente comprometidos. Abrimos el botellero histórico de Bodegas Palacio, poniendo a la venta por primera vez antiguas añadas de nuestra colección privada, preparamos lotes exclusivos de vinos de la colección Domaine Barons de Rothschild Lafite y diseñamos experiencias de ensueño en nuestras bodegas, creadas especialmente para la ocasión. Siempre que se nos necesite o podamos aportar lo haremos, eso sí esperemos que no por esta causa de nuevo.

Hace poco participó en una cata experimental de variedades locales recuperadas de Castilla y León ¿Qué aportan estas uvas casi perdidas al panorama vitivinícola? ¿Trabajaría con alguna de ellas?

Una experiencia fantástica, siento mucho orgullo castellano por el magnífico trabajo que ha realizado el equipo de investigación del ITACYL. Nos aportan diversidad genética, que tanto necesitamos de cara a afrontar el cambio climático, muchas de ellas provienen de la D.O. Arribes del Duero, que tiene un clima más cálido y menos continental que el resto de Castilla y León, y esto ya de partida es una ventaja de cara a exportar a otras zonas, ya que son variedades adaptadas a una menor precipitación y a temperaturas más elevadas, dos de los factores claves del cambio climático.

Hábleme de sus proyectos en Grupo Bodegas Palacio, ¿algún nuevo vino en su portfolio?

Los cinco años que llevo trabajando en el grupo han sido muy intensos y productivos. Desde mi incorporación he sido responsable junto a mi equipo de lanzar 10 nuevos vinos. El 2020 también está siendo un año repleto de novedades. La familia de vinos de vanguardia La Poda, se amplía con la incorporación de cuatro nuevas varietales muy gastronómicas y de total actualidad. Por su parte, El Secreto también ha crecido y se ha convertido en familia con dos vinos muy, muy interesantes.

Usted que ha viajado por los mejores viñedos y bodegas del mundo, si tuviera que elegir 5 viñedos y 5 vinos, ¿cuáles serían y por qué?

Qué recuerdos y cuánto echo de menos viajar. Ya sabes que soy una enamorada del todo el mundo del vino.

Recuerdo grandes experiencias en Champagne, en sus viñedos y grandes casas; decir una sola sería injusto, porque disfruté muchísimo en todas.

La Borgoña es un lugar que me fascina al igual que Burdeos.

En Napa he tenido la suerte de vivir grandes experiencias y conocer muchas de las bodegas más importantes, quizás recuerdo con especial cariño la comida con la viuda de Robert Mondavi.

Me fascina Nueva Zelanda, el país y sus viñedos. Además de que me recuerdan a mi primer viaje a otro país cuando era jovencita, siempre llevaré en el corazón esa experiencia.

Me impresionó muchísimo también Chile y Argentina, la grandiosidad de los Andes y la naturaleza tan salvaje en estado puro que puedes encontrar allí.

Los viñedos a los pies del Etna son sobrecogedores y mágicos, al igual que ocurre en las zonas volcánicas de Canarias.

 

Una MW con los pies en el terruño

Almudena es una enamorada del universo del vino que, con la perspectiva que da el haber viajado, catado e investigado las uvas de todo el mundo, siempre regresa con ilusión a su tierra, a su terruño, para aquí realizar una apuesta por los vinos sinceros, honestos, con verdad. Porque, me atrevería a asegurar que, como en muchos otros aspectos en la vida, la experiencia te devuelve al punto de partida más sabio, más completo… pero con muchas ganas de tomar el vino de tu abuelo y la tortilla de tu madre.

Muy vinculada a su tierra, esos Arribes de Duero culpables de su amor por todo lo agrícola (su abuelo tenía un pequeño huerto y viñedo y ahí comenzó su vocación), se enganchó definitivamente al mundo del vino tras unas prácticas en una bodega neozelandesa. El prestigio le llegó con su paso por Avante Selecta (98 puntos en The Wine Advocate por su Cenit 2009; 96 puntos en la Wine Spectator por su Llanos del Almendro 2012…), y desde 2005 es “la que manda” en materia enológica en Palacio 1894. Allí se enfrenta al reto de darle la vuelta a una bodega de dimensiones muy importantes, reposicionándola y renovando sus vinos por dentro y por fuera.

 

Cómo llegar a ser Master of Wine

  1. Debes contar con una formación superior relacionada con el mundo del vino, como un título WSET, una ingeniería agrónoma, etc. y dominar el inglés, ya que todo se desarrolla en esa lengua (sus creadores son británicos).
  2. Tener padrino: Debes buscar el aval de dos personas vinculadas a la industria vitivinícola.
  3. Superar el examen teórico y práctico de acceso.
  4. Una vez “dentro”, deberás ir aprobando un plan de estudios de mínimo 3 años de formación, que incluye parte presencial, trabajo de “campo” y otra más libre que puedes organizarte por tu cuenta.
  5. Cada “candidato” cuenta con un mentor, un MW que te guiará en el proceloso y costoso proceso de convertirte en un “máster”.
  6. Al final de cada curso, hay que superar una serie de pruebas, pero el colofón son las del último curso. Cuatro jornadas infernales repletas de exámenes teóricos, catas a ciegas y trabajos de investigación que hay que aprobar con al menos un 60 sobre 100.
  7. Si lo consigues “únicamente” te quedará una tesis en inglés (de entre 6.000 y 10.000 palabras) sobre un tema de libre elección.
  8. Solo el 10% de los alumnos de último curso consiguen convertirse en Master of Wine y así traspasar las puertas de “los sabios del vino”. Un título que está cargado de posibilidades pero también de responsabilidad, ya que debes regirte por un estricto código de conducta.

Hasta ahora, sólo cuatro españoles lo tienen: Pedro Ballesteros, Andreas Kubach, Fernando Mora y Almudena Alberca, a los que podemos sumar dos MW “residentes” en nuestro país: Norrel Robertson y David Forer. ¿Te animas? Aquí podrás encontrar toda la información: https://www.mastersofwine.org/

 

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