Barcelona es un mosaico repleto de colorido en lo que a restaurantes se refiere. Con tanto donde elegir, no es de extrañar que algunos proyectos gastronómicos que bien merecerían nuestra atención no sean tan conocidos. Unos están en lugares poco accesibles, barrios de la periferia o calles poco transitadas. Otros no puedan permitirse invertir en darse a conocer. Por eso hoy nos vamos a descubrir en Barcelona restaurantes escondidos. Pequeños tesoros ocultos que merecen una visita.
Carrer del Duc, 15 (primera planta del Hotel Kimpton Vividora), Ciutat Vella. Tel.: 678 18 75 62. Precio medio: 35-40€ . No cierra.
En el primer piso del Hotel Kimpton Vividora, en un local del Barrio Gótico que emula la decoración de los pisos tradicionales del Ensanche Barcelonés, está este restaurante capitaneado por Jordi Delfa junto a su mano derecha, Marcel López, donde ofrecen una cocina tradicional barcelonesa con toques de modernidad y una clara apuesta por el producto de primera calidad. Anchoa 00 de L’Escala, sobrasada de Xesc Reina, cecina de León o un carro de quesos seleccionados abren boca para pasar a platos más contundentes e inolvidables, como la tortilla abierta de patata, con gamba roja, espinaca y cremoso de piñones o su berenjena brasa, hummus de remolacha, verdura escabechada y praliné de avellanas.
Para terminar a Delfa le encanta seducir con guisos de esos en los que no hay trampa ni cartón. En Fauna siempre podrás rebañar alguno – o varios – de sus platos principales: por ejemplo, sus arroces – hasta que acabe la temporada el de ceps y trufa fresca es espectacular – sus fideos a la cazuela de presa ibérica de bellota, costillas de cerdo y cigalas y sus albóndigas de secreto ibérico de bellota, con vieiras, panceta y guisante fresco.
Rambla de los capuchinos, 37, Principal. Tel.: 937 30 82 80. Precio medio: 30€. Cierra los jueves.
En plenas Ramblas barcelonesas, en la parte de abajo, la más cercana al mar, bajando a mano derecha está el Centro Gallego de Barcelona, lugar de peregrinaje obligado para todos los gallegos de la zona con morriña de su tierra y su gente. Justo frente a la puerto del centro gallego, en un piso con decoración y vidrieras modernistas, que antaño perteneciera a la adinerada y conocida familia Güell (y que conectaba directamente con el Palacio Güell justo detrás) está el restaurante gallego Louro.
En este restaurante los entrantes nos llevan a la Galicia más tradicional, la del pulpo a feira, los pimientos de padrón, los berberechos, las almejas a la marinera, la vieira gratinada… y los segundos, nos llevan a un territorio algo más moderno, con materia prima gallega y toques de mezcla, fusión y color para diferenciarse, por ejemplo, su rodaballo a la menière de yuzu, salteado de espinacas y pak choi y otros platos de más tradición y contundencia, como el arroz con bogavante o su caldeirada de merluza con almejas.
Para sus postres, la tarta de queso y A torrija de Ferreiro, hay que dejar hueco. Y si te quedas con ganas de más Louro está hermanado con varios restaurantes de ADN gallego con toques más modernos en pleno Raval barcelonés: Arume, Cera 23, Viana y Gran Viana, para poder viajar a Galicia sin salir de Barcelona.
C/ Muntaner, 26, Eixample. Tel.: 936 53 79 80. Menús degustación de 69€ y 85€. Mediodía laborables: menú de 26€. Cierra lunes y domingo.
Este restaurante no está físicamente escondido, pero sería de justicia que diera más que hablar si tenemos en cuenta la originalidad de su oferta, su exquisito trato en la sala y la complejidad de conseguir no aburrir al comensal con un menú enteramente compuesto por tartares diversos, de carne y pescado.
Pedro Silva, de origen portugués, y desde la cocina, junto a su mujer Tere Sánchez, velando por cada detalle en la sala, lideran este proyecto abierto en 2019 y que nació a raíz de darse cuenta de que los tartares que tenían en la carta de sus anteriores proyectos eran lo que más se pedía cuando el calor empezaba a apretar en Barcelona – cosa que pasa a menudo-.
La cocina de Pedro es delicada y minuciosa. Verle trabajar montando los platos en el pase desde la mesa – tienen la cocina abierta – es parte del espectáculo. Decenas de ingredientes mezclados con detalle en cada tartar, matices, colores y mucha intención en cada receta para que cada tartar sea diferente del anterior. Trabaja con pinzas, en formato minimalista, en una cocina que es en realidad un gran cuarto frío y el taller de un artista al mismo tiempo.
La Tartatería ofrece dos menús cerrados, el clásico – corto – por 69€ y 11 platos, y el Experiencia – largo- por 85€ y 14 pases. Hacen además fórmula de menú mediodía de lunes a viernes, de 3 platos a 26€. Algunos de los tartares que no olvidarás son el de lubina, quicos, cebolla encurtida y salsa cítrica; el de vieira con salsa mantequilla noisette y cómo no, el clásico de vaca vieja con milhojas de patata.
Ubicaciones clandestinas que se descubren reservando en GastroShow . Tel.: 620 26 95 85. Menú degustación: 130€.
Me confieso desconfiada cuando un local propone un “show gastronómico” pero este restaurante “clandestino” es mucho más de lo que aparenta. Para empezar, contrariamente a lo que pueda sugerir el concepto, no se trata de un espectáculo para turistas sino más bien un espacio didáctico de iniciación al menú degustación y a la alta cocina más democrática.
Su copropietario y chef, Marc Grivé, estuvo dos años en elBulli y posteriormente decidió apostar por acercar las técnicas culinarias más sencillas al gran público en formato experiencia gastronómica guiada a la que se accede desde una puerta escondida al más puro estilo escape room.
Ofrece un menú de 12 pases con precio cerrado (130€ por persona), maridaje incluido, basado en la cocina tradicional catalana, pero con una mirada moderna, combinando técnicas sencillas y el discurso pedagógico necesario para entender el menú y que se incorpora como hilo conductor de la experiencia. Como colofón ofrecen una pequeña perfomance audiovisual con temática central en Barcelona y su cultura modernista para dar paso a los petit fours y el gin tonic de la casa de despedida.
Ronda Universitat,1, Ático, Eixample. Tel.: 672 37 61 68. Precio medio: 40-50€. Cierra los domingos.
Tomàs Abellan abrió este restaurante en 2021 como un paso adelante tras su éxito en Bar Alegría y con el objetivo de tener un local más gastronómico, con la misma base del Alegría de producto de calidad, pero con recetas más elaboradas y más espacio para el sosiego y el disfrute gastronómico: allí ofrece cocina de autor barcelonesa contemporánea, con base en la tradición y vínculos mediterráneos.
Ubicado en el ático del Hotel Sonder Universitat, este local sorprende nada más entrar por su cuidada decoración y por su luz, que no hay duda de que es protagonista en esta sala, con sendas terrazas a ambos lados que enamoran a quien la visita de día o de noche.
Su cocina es de sabores locales y auténticos, elegante, pero sin altiveces, y con una oferta culinaria que celebra la identidad y esencia de la ciudad. Acaba de lanzar dos nuevos menús de temporada: el Menú Barcelona, con 9 platos (58€ / persona) que Tomàs Abellan y Mariano Segura (jefe de cocina) seleccionan cada día en función de la temporada y lonja y su versión larga, el menú Gran Festival, con 12 pases (98€/ persona).
En Casa Luz destaca su homenaje al vermut barcelonés como entrante y como consejo te recomendamos que llegues al postre con hambre: su flan es épico, memorable y enorme.
Carrer de Benet Mercadé 21-23, Gràcia. Tel.: 931 15 53 66. Precio medio: 40€. Cierra los domingos.
En un rinconcito de una de las callejuelas del barrio de Gràcia, muy cerca del Mercat de la Llibertat, un venezolano, con experiencia en restaurantes de la talla de Mugaritz o Neichel, y con un bagaje de 13 años en Japón – donde llegó incluso a conseguir una estrella Michelin– deleita paladares exigentes y curiosos desde el restaurante Morralet. Allí Gonzalo Álvarez practica cocina de mercado, de chup chup, de cariño, con un toque moderno digno de la alta cocina, guiños a productos japoneses, como la berenjena alargada o el Dashi -que usa con maestría en varios de sus fondos-, presentaciones cuidadas y sobre todo, mucho sabor.
Inspirado por grandes chefs como Michel Bras, con el que logró trabajar una temporada, y Ferran Adrià – quien sin saberlo es responsable de que el local se llame Morralet – Gonzalo alimenta no solo paladares hambrientos de buena cocina, sino también a muchísimos vecinos del barrio a diario. Sus platos son realmente dignos de perdurar en el recuerdo y el anhelo: langostinos marinados con cítricos, molleja de cordero, corvina del Mediterráneo con Dashi, lomo de ciervo con setas y crema de apio, berenjenas japonesas con salsa de sésamo, jengibre y toque de miel, entre otros. Pero ojo, es cocina de mercado, mejor no encariñarse con ninguna receta, ya que es cocina de mercado, en permanente evolución.
Sorprende que un lugar con esta calidad gastronómica no sea más conocido, pero sospecho que pronto estará en boca de todos.
Carrer de Bellafila, 5, Ciutat Vella. Tel.: 934 12 65 52. Precio medio: 30-40€. Cierra lunes y domingo.
En un estrecho callejón del barrio Gótico barcelonés está este pequeño restaurante en apariencia sencillo pero que posee una oferta gastronómica de nivel y de renombre: el chef Jordi Parramón, quien en su día renunciara a una estrella Michelin por la docencia, ha elaborado la carta de este pequeño local, hermano mayor (por espacio) de la Bodega La Palma situada a pocos metros.
Allí las versiones del mar y montaña y el retorno de postres míticos como el Pijama barcelonés (flan, puding, ensaimada, almíbar y helado de inspiración en el Pêche Melba) cobran vida y lo hacen a todo color.
Su carta, corta y bien seleccionada – mi tipo de carta preferida- cuenta con platazos que bien merecen la pena revisitar, como su albóndiga con cigala y panceta, o las sardinas marinadas con uva, sus costillitas de conejo al ajillo o su canelón de pato. Puedes hacer un menú diario o pegarte un festival, el comensal manda. Todo un placer por el que bien merece la pena perderse por los callejones del Barrio Gótico.
Aragó, 271, Eixample. Tel.: 854 62 31 47. Precio medio: 25-30€. No cierra.
Este misterioso restaurante se ubica en el sótano del hotel Room Mate Anna, en pleno centro de la ciudad y te permite viajar en un instante a la convulsa época de los “felices” años 20, la Ley Seca y el estraperlo a todo lo bueno.
Con una contraseña que te envían por mail empieza todo y te encuentras en un local con luces tenues y ambiente de jazz donde tomarse un cocktail de autor – interesantes el Aged Margarita y el Old Gintonic – con algunas tapas y platillos como su wagyu de Kobe al foie-micuit,la lubina o un steak tartar de solomillo de ternera. Vibra Speakeasy resulta una experiencia divertida y poco común en pleno centro de Barcelona.
Si te gusta escribir de restaurantes y te apasiona la gastronomía fórmate con nosotros a través de los cursos online de la Escuela Gastroactitud.
Forma parte del núcleo duro de Mugaritz. Hablamos con él de la juventud y el…
La 38ª edición de Salón Gourmets llega a Ifema Madrid del 7 al 10 de…
Participan por primera vez en el prestigioso World Butchers' Challenge que se celebra en París.
Recorremos la ciudad para encontrar las mejores propuestas que nos acerquen a la cultura gastronómica…
El plato “Prímula y Gamba Roja de Denia” ha sido el ganador del concurso.
Para disfrutar en ellos hay que concentrarse en la cocina y estar predispuesto a la…