En Madrid la cocina internacional tiene muy buena acogida. Hay una oferta importante que incluye locales de cocinas del mundo a buen precio. Exploramos los restaurantes que están marcando tendencia y te permiten no salirte del presupuesto.
Calle de Modesto Lafuente, 47. Tel.: 910 13 04 98. Precio: 20-30 €. Cierra lunes.
La propuesta de Coconutboy es divertida e informal, sin grandes aspiraciones, pero bien ejecutada. Elaboran recetas tailandesas, con algunas interpretaciones libres por parte del chef, que también es propietario. El resultado es una cocina fusión agradable, con platos cítricos y picantes, pero adaptados al paladar occidental.
Algo más de un año llevan abiertos y lidiando con el mismo problema que prácticamente todos los restaurantes de Madrid: encontrar camareros que sean profesionales solventes. Cada vez hay menos y el servicio se resiente. Esto hace que, a veces, el propio cocinero salga de la cocina a presentar, amablemente y con mucha humildad, sus propias elaboraciones.
Nada mejor para empezar que una refrescante ensalada de papaya verde con menta, albahaca y cilantro. Pura frescura en la boca y con un picante medio, comedido si se compara con los que suelen usarse en Tailandia.
Las samosas con curry rojo y los dumplings de cerdo con chipotle y yuzu dejan claro que la cocina no es purista en sus elaboraciones, pero sí acertada en el equilibrio de los platos. Ambos entrantes son notables. Tampoco están malas las croquetas de setas con chipotles, aunque bajan el nivel.
El tataki de lomo madurado con pera asiática y pomelo es otro plato que merece la pena probar. La potencia de sabor de la carne, finamente laminada, contrasta con el toque cítrico del acompañamiento. No faltan en la carta los manidos baos, en este caso bien ejecutados, tanto el de panceta como el de langostinos.
Para acabar es imprescindible probar alguno de los platos de curry, la especialidad de la casa. Especialmente atractivo resulta el curry verde tailandés de corvina salvaje, con un lomo repescado muy jugoso. El curry rojo con carrillera de cerdo ibérico es una delicia
Precios muy razonables para una ciudad como Madrid, en la que cada vez es más difícil comer bien sin pagar cuentas desorbitadas.
C. de Alonso Cano, 10, Puesto 6, Chamberí. Precio:20-30 €. Cierra los lunes.
Genaro Celia Chedrauy y Agustín Mikielievich, colombiano y argentino respectivamente, han abierto un puesto de comida fusión muy personal en el castizo Mercado de Chamberí. Aquí imperan la sencillez, salvo en la pronunciación de sus apellidos, y el trato directo, ya que, ellos mismos cocinan y sirven los platos en las mesas corridas del mercado.
La carta de Insurgente contiene bocados con sabores latinos y toques asiáticos, pero combinados con producto y recetas locales. El resultado es más que agradable y convierte este puesto del mercado en una visita gastronómica que merece mucho la pena. Además, debido a los precios contenidos de la carta, la relación calidad precio es muy favorable.
Destacan los torreznos, bien crujientes, con huancaina ahumada, cebolla morada y cilantro, combinación que refresca el plato y hace que no canse al paladar. Gustan menos las empanadas ya que, a pesar de que el relleno de birria mejicana con queso es excelente, la fritura es mejorable y el sabor del guiso de ve opacado.
Buena combinación es el tartar de atún sobre una especie de arepa crujiente, una suerte de tostada con sabor a maíz. Y son fantásticas las croquetas de costilla a la brasa, con un toque de lima que funciona.
Bastante buenos también los baos de brisket y las mollejas de vaca con cremoso de plátano macho, traído de la infancia de Genaro, con un buen equilibrio en ambos casos.
Como postre es agradable la compota de frutas con bizcocho y especias. En cuanto a las bebidas sólo ofrecen vinos, aunque existe la posibilidad de ir al puesto de cervezas de La Virgen, ya que, las mesas son centrales y compartidas por varios puestos del mercado.
Calle del Gral. Pardiñas, 10. Tel.: 914 31 44 92. Precio: 20-30 €. Cierra lunes y domingo.
Guacamole acabado en mesa, tequeños venezolanos (con auténtico queso paisa) y croquetas de costilla a la brasa son la combinación perfecta de entrantes en este nuevo local de La Bistroteca. Tras el éxito del local original en la calle Espartinas, abrieron este, prácticamente en frente, en el que funcionan con la misma carta y regularidad.
Excelente nivel en un lugar donde todo el protagonismo se lo llevan sus hamburguesas, sin duda de las mejores de Madrid y de España. Además, los camareros no pueden ser más amables y cuentan con pasión y detalle las bondades de cada plato, lo que convierte a esta hamburguesería en un sitio muy especial.
Las hamburguesas son, sin duda, sobresalientes. Mucha variedad en las salsas y quesos pero siempre con una carne excelente. La que destaca sobre todas es la Big M As, que lleva parte de carne de buey madurada, lo que le da más potencia de sabor. Además, se termina en una robata en la mesa, con mantequilla fundida, y tiene un queso muy especial, hornkase, uno de los mejores del mundo, con notas a cacao y frutos secos tostados.
También se puede optar por una clásica New York Cheese, con raclette de quesos fundidos, o por las gourmet de concurso: La Palma o La Wellington. Para los menos carnívoros ofrecen La Calimero, con contramuslos de pollo, o la Katsutuna, con un filete de atún rojo.
Fuera de carta encontramos las Victoria, con una bonita historia detrás que incluye una aportación a la lucha contra el Cáncer promovida por Alexandra Galvis, una de las propietarias, que valientemente está luchando contra una enfermedad. En esta ocasión encontramos una hamburguesa con salsa de curry amarillo y chutney de mango con frutos secos.
Para acabar nada mejor que un tres leches venezolano o un cocktail dulce que elaboran con ron, cacao y café.
Pl. de la República del Ecuador, 4, Chamartín. Tel.: 910 09 02 35. No cierra.
Excelente idea el desayuno dominical de Iztac, uno de los mejores restaurantes mexicanos de Madrid, para acercarse a una parte más desconocida de la gastronomía mexicana.
Se trata de una suerte de brunch con platillos mexicanos a elegir a la carta, lo que da flexibilidad al cliente y permite adecuar las cantidades a su gusto. El nivel de la cocina no baja con respecto a las comidas y cenas, ya que todo son elaboraciones del buen cocinero Juan Matías, siempre en los fogones.
Además de fruta de temporada, ofrecen una selección de platos salados con los huevos como protagonistas. En este caso hay tres variedades: revueltos (con opción a la mexicana), rancheros o motuleños (fritos con chiltomate, jamón asado y plátano macho cocido).
Además, se puede optar por chalupas poblanas, quesadillas o huarache, hecha con masa de maíz, con frijoles, nata y queso fresco, a la que se puede añadir pollo, arrachera o cochinita pibil. Imprescindible añadir salsa picante, al gusto, para contrastar con los lácteos.
Para los más hambrientos se puede completar la parte salada con chilaquiles, enfrijoladas o enchiladas, estas últimas, de pollo, con un mole poblano muy especial (33 ingredientes nada menos, entre los que destaca el cacao).
También hay dulces para elegir, quizás el más original sea el garibaldis, un bizcochito de vainilla con mermelada de albaricoque y perlitas de azúcar.
Aparte de que se puedan pedir cócteles de la carta, en un buen desayuno no puede faltar el café y aquí es de muy buena calidad. Tienen café de olla, que es aromático y dulce, una delicia con olor a canela. Y para los no cafeteros elaboran un estupendo chocolate mejicano con agua, a la manera tradicional.
Una experiencia muy satisfactoria para un domingo de desayuno tardío o brunch, ya que lo sirven desde las 11h hasta las 15,30h.
C. de Olid, 15. Tel.: 917 50 64 12. Precio:20-30 €. Cierra lunes y domingo.
Saku es una izakaya (taberna japonesa) donde los sabores son muy auténticos, iguales a los que pueden probarse en el país Nipón. Amabilidad en el trato, sencillez en la cocina y decoración moderna y austera caracterizan también a este pequeño local al lado de la Plaza de Olavide.
La carta no es demasiado larga e incluye varios entrantes ideales para compartir, como las croquetas japonesas (de patata), las tradicionales gyozas, la berenjena con miso y carne o el pollo marinado y frito, jugosísimo por dentro, con mayonesa de yuzu.
Todos agradan, al igual que las piezas de sushi que llegan a la mesa desde la cocina. Sencillos nigiris con un arroz bien elaborado y un pescado de buena calidad. Destacan el de vieira, el de lubina y el de otoro (ventresca de atún rojo). También está rico el futomaki, preparado con el pescado del día.
El katsusando es un popular sándwich de carne de cerdo empanada que los japoneses adoran. El que sirven en Saku es de campeonato. Destaca por ser muy jugoso por dentro y llevar un crujiente pan tostado con mantequilla. Gusta menos el curry Omurice, que tiene el sabor típico del curry japonés, y se corona con huevos.
Mucho mejor el Mazesoba, que, para entendernos en España, es una especie de ramen sin caldo. Fideos acompañados de chashu (cerdo marinado), verduras y una yema de huevo, llevando como salsa una butter shoyu (salsa de mantequilla y soja). Un plato que está tan rico que no apetece compartirlo.
Para beber hay cerveza japonesa Sapporo, 5 referencias de nihonsu (Sake japonés elaborado con arroz) y algunas más de shochu (otra bebida japonesa elaborada en este caso con patata).
El precio medio de la cuenta (35 euros por cabeza aproximadamente) permite varias visitas. Arigato gosaimasu!
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