Figurar entre los candidatos al Premio Cocinero Revelación 2021 ya es un premio. Auparse ganador es el sueño de no pocos jóvenes profesionales. Supone un buen espaldarazo para la carrera profesional y para la marcha de cualquier restaurante. El día 2 de junio todos los elegidos se subirán al escenario de Madrid Fusión 2021 para escuchar el nombre del nuevo Cocinero Revelación.
Este año habrá que elegir entre ocho, que en realidad son doce ya que cuatri de los nominados son parejas. Sus méritos serán evaluados por jurado de especialistas y críticos gastronómicos repartidos por toda la geografía española.
El ganador, tras votación individual y secreta, se sumará a la lista de los que ya ostentan este galardón: Carmelo Bosque, David Yárnoz, Iñigo Lavado, Ricard Camarena, Vicente Patiño, David Muñoz, Rodrigo de la Calle, Jaime Tejedor, Óscar Calleja, Jesús Segura, Iago Castrillón, Daniel Ochoa y Luis Moreno, Diego Gallegos, Javier Estévez, Jesús Moral, Nanin Pérez, Fernando Alaclá y Camila Ferraro. En su momento, profesionales de trayectoria incipiente, que ahora suman múltiples reconocimientos.
Algunos de los nominados ya estaban en el punto de mira de GastroActitud
Cocinero de ámbito rural, discípulo de Eneko Atxa, que regenta un caserío del XVIII sobre laderas de viñedos, entre los parques naturales de Urkiola y Gorbea (Vizcaya). Su cocina, sentida, repleta de registros y estrechamente relacionada con la despensa del entorno, se expresa en clave contemporánea. Detrás de cada plato hay relatos e historias que desentierran viejas tradiciones de los caseríos vascos. Una forma de interpretar el entorno con la sensibilidad y el equilibrio que le caracteriza.
Después de algunos años junto a Martin Berasategui y casi una década con Ángel León como director gastronómico de Aponiente, en diciembre de 2020 inauguraba Ciclo en el centro de Cádiz. Con la ayuda de su esposa Rocío Maña y un gran equipo triunfa con una cocina ligera, abierta al mar, vistosa y de cercanía en la que salen a relucir su sensibilidad, creatividad, técnica y respeto al medio ambiente. Elabora sabrosas recetas con verduras de descarte. Alta cocina en versión desenfadada.
Ingeniera técnica industrial que abandonó su carrera para volcarse en la cocina. Se formó en el Bridgend College de Gales y trabajó con Nacho Manzano entre otros grandes restaurantes. En sus platos ensambla la cocina asturiana con recetas y sabores de otras procedencias. Compone recetas divertidas, vistosas y creativas en las que juega con los sabores del mar y los productos de temporada. Cocina de autor con mayúsculas, comprometida con la despensa local y repleta de propuestas llenas de colorido.
Amigos desde la escuela y cocineros en Casas Ibáñez (Albacete) un lugar de La Mancha donde dirigen dos restaurantes, una casa de comidas y otro espacio anexo con serias aspiraciones gastronómicas. A sus conocimientos técnicos suman dosis de desparpajo y talento creativo, actitud que hacen extensiva a su empeño por recuperar platos tradicionales manchegos. Se proveen de productos excepcionales, y han irrumpido como un vendaval en los ámbitos de la alta cocina.
Inauguró Alma Mater en Murcia en abril de 2019 después de haber recorrido el mundo durante seis temporadas como segundo de cocina de la escudería Ferrari de fórmula 1. Se inició en el oficio cocinando en el Museo de Historia Natural de Londres antes de pasar por las cocinas de grandes restaurantes españoles. Sus propuestas, personales, de temporada, viajeras, contemporáneas y apegadas a sus raíces interpretan la despensa de Murcia en clave cosmopolita con la adición de sabores y técnicas de otros países.
Recorrió grandes cocinas del mundo antes de inaugurar su pequeño restaurante, un minúsculo y encantador bistró con apenas 4 mesas. Estudió en la Escuela de Hostelería Hofmann, trabajó en Tokio con Seiji Yamamoto y también con Michel Bras en Laguiole, entre otros restaurantes de renombre. Compone recetas muy sabrosas con pocos ingredientes, trilogías que ensambla con productos de temporada y la chispa que le caracteriza. Incluso el pan, magnífico, hilo conductor de su cocina, es de elaboración propia.
Desde el pasado mes de octubre, dos jóvenes hermanos, Sergio y Mario Tofé, regentan en solitario Éter un restaurante con cuatro únicas mesas. Local acogedor situado en el madrileño barrio de Legazpi donde se hallaba un restaurante francés anteriormente de su familia. Su cocina, contemporánea, entre global y atrevida, posee el don del equilibrio. La componen platos en los que cada ingrediente desempeña papeles estudiados. Manejan con soltura las especias y hierbas aromáticas, y administran con éxito los contrastes.
Dos discípulos de Ricard Camarena y de Quique Dacosta que se reparten los papeles: Dani se responsabiliza de la cocina salada y Roseta de la dulce. El mar Mediterráneo y la huerta configuran sus referencias prioritarias. Lo mismo que los productos de la Albufera y sus arroces. Se enorgullecen de respetar al limite las temporadas y de aprovechar al límite los ingredientes que llegan a su despensa. Alta cocina con un estilo fresco, imaginativo y sostenible. Los postres de Roseta, que maneja con soltura los lácteos, el chocolate y las frutas son otro de sus atractivos.
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