Estas dos coctelerías de Madrid ya habían abierto sus puertas, con discreción, antes de que el verano más inclemente que pueda recordarse en estas latitudes nos friera los sesos durante los últimos malditos meses. Pero ahora que el termómetro parece entrar por fin en razón y la cotidianidad recobrará su curso –o eso esperamos– estos dos nuevos refugios del buen beber alcanzarán el protagonismo que merecen en una ciudad como Madrid, donde cada día la coctelería de calidad cobra un papel más relevante. Y aunque hay que decir que los estrenos de las coctelerías Momus y Vendittas en Madrid no son los únicos significativos que han tenido lugar en la capital en los últimos meses, pero en El Bar de Gastroactitud los destacamos porque ambos sobresalen por sus propuestas muy singulares. Se distinguen del resto de los establecimientos por su especialidad. Son mucho más que una apuesta por la calidad: en estos bares hay audacia, creatividad y genio. Os animamos a visitar estas coctelerías en Madrid.
Calle, San Bartolomé, 11. Horario: de martes a sábado de 18:00 h a 2:00 h.
El proyecto personal de Alberto Fernández, antiguo responsable del bar de Saddle –que cuenta con una de las mejores ofertas de destilados y cócteles entre los restaurantes de Madrid– resume su especificidad en una propuesta de «coctelería de especialidad» que es, cuanto menos, audaz, ya que es difícil encontrar en España –y el mundo, también– un establecimiento de esta suerte donde exclusivamente se sirvan cócteles: aquí no hay cervezas, ni refrescos, cafés, vinos o cualquier otra bebida que no se elabore en el propio local. Aunque se puede, eso sí, llevar algún plato de un restaurante vecino para picotear algo sólido. Respecto a lo líquido, todo lo que se sirve en Momus –el nombre viene del latín, en honor al dios griego de la burla y la ironía, que protegía a escritores y poetas– se produce in situ, en la contrabarra del bar, a la manera de un showcooking mixológico.
Así, mientras los clientes se acodan en el bar para degustar los cócteles que Alberto pergeña, el ‘bartender’ y sus secuaces tuestan, infusionan, caramelizan y extraen fermentos que han realizado específicamente para cada combinación. La carta con la que se ha estrenado Momus es, por cierto, una virtuosa muestra de creatividad en el terreno de las alquimias etílicas, ya que equipara sabores y sensaciones con colores. El resultado es atractivo y los cócteles, aún mejores. Algunos, especialmente memorables, como el Maguey (mezcal, tequila reposado, licor de Humo, agave, lima y pera) y Piscopeppers (pisco, pimiento, cilantro, lima y clara de huevo), obligan a repetir la visita. Momus es una de las coctelerías de visita obligada en Madrid.
Calle Santa María, 42. Horario: de jueves a sábado de 17:00 h a 2:00 h; domingo de 14:00 h a 22:00 h.
Una ‘joint venture’ entre dos vecinos, Javi Goya (Triciclo) y Alberto Villarroel (Santos y Desamparados), en beneficio de la recuperación del copeo de calidad y el picoteo de altura en el corazón del barrio de Las Letras. Eso es Vendittas, cuyo sencillo concepto esconde las armas de un as ganador si se tiene en cuenta que Goya es el rey de la calle Santa María, donde se asienta el flamante local (además de Triciclo, también regenta La Elisa y Tándem, a los que se suma Súa en la vecina Moratín), y su socio ha ganado merecido prestigio en su coctelería, asentada en la misma vía. Evidentemente, tanto en el capítulo líquido como en el sólido de la propuesta de Vendittas se distingue la mano de sus mentores y la exigencia cualitativa. «Aquí las copas se sirven con cariño», explica Villarroel. En vasos de cristal, amplios, diseñados por Blow –también pueden solicitarse medias copas, si las circunstancias exigen moderación–; y la carta propone una amplia selección de combinados clásicos con variaciones introducidas por el propio bartender.
El clásico Negroni se ha reconvertido en Negrona e incorpora Bitter Kas, lo que lo hace más ligero; mientras que el Pepper es una adaptación del gin&tonic con la ginebra infusionada con pimienta rosa, cordial de limón y soda de pomelo. Más allá de las ‘vendittas’ copas, la carta de bebidas incluye deliciosos cócteles –como un Adonis realmente sublime– vinos de pequeños productores, cervezas artesanas y ‘champagne’. El aporte de Javi Goya en el capítulo gastronómico no es menos tentador y abarca ostras al natural, embutidos de Guijuelo, tostas de cecina, salmón marinado en la casa y otros tentempiés que sintonizan con el propósito de copeo fino e informal de la casa. La ambientación, de aire decimonónico, contrasta con secuencia rockera del fondo musical, para dar el punto canalla que requiere la reivindicación de la ciencia de las copas en el cogollo de Madrid.
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