¡Hasta la despensa está en cuarentena por coronavirus!. No todos los alimentos tienen el mismo valor. Hay que saber priorizar ¿Qué comprar y cómo guardarlo? La emergencia que vivimos a causa del Covid 19 va a obligarnos a cambiar ciertos hábitos. Aunque el abastecimiento está garantizado, hacer la compra será una odisea por las dificultades de movilidad y la necesidad de guardar distancias en las tiendas y supermercados. Cuantas menos veces tengamos que ir al super, mejor. Y si podemos ir al mercado o a la tienda del barrio pues estaremos contribuyendo a que también ellos sobrevivan.
El servicio de entrega de pedidos a domicilio es una magnífica solución. De hecho, en China fue lo único que funcionó durante el aislamiento de la ciudad de Wuhan. Sin embargo, no todo el mundo es capaz de manejar las App o hacer los pedidos por internet, sobre todo los más mayores.
Una primera estrategia es priorizar la compra de productos. Tal vez haya que renunciar por un tiempo a ciertos caprichos para hacer hueco en la despensa o en el congelador. Sustituir las tarrinas de helados por verduras o pescado. Eliminar refrescos para almacenar naranjas y patatas. Cambiar galletas por paquetes de harina. Al tiempo estaremos reduciendo el consumo de alimentos procesados y nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
Paula Crespo, presidenta del Colegio de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana que ha lanzado un documento informativo al respecto de la alimentación en tiempos de reclusión, alerta de que no es conveniente comprar productos frescos, pero se pueden adquirir determinados tipos de hortalizas que aguantan mucho y muy bien el paso del tiempo, como es el caso de la col, la coliflor, la col lombarda, las zanahorias o las cebollas y descarta el brócoli o la lechuga que se estropean con facilidad. Para su conservación recuerda que es mejor tenerlas fuera de la nevera, a temperatura ambiente es donde más tiempo aguantan, a diferencia de lo que la gente piensa y hace.
Es importante pensar cómo almacenar los productos en nuestras despensas y neveras que tienen capacidad limitada. Es el momento de establecer prioridades: seleccionar los alimentos más saludables y que mejor aguanten el paso del tiempo.
Por ejemplo, con un kilo de harina puedes hacer masa para cuatro pizzas. Ocupa la mitad de espacio que las masas preparadas y no necesita frío para su conservación. Por no hablar de que es mucho más saludable y divertido.
Los expertos recomiendan una dieta rica en antioxidantes, ácidos grasos polisaturados y proteínas. Las legumbres, los frutos secos, las crucíferas (repollo, coliflor, etc), los pescados azules (pueden ser en lata) y los cítricos aportan proteínas y ácidos grasos Omega y polifenoles. Todo mejor cocinado con AOVE.
Ojo con la dieta, la disminución del ejercicio físico al no poder salir de nuestro domicilio nos obligará a reducir la ingesta. Este puede ser un buen momento para tratar de volver a la dieta mediterránea que estamos abandonando. Menos proteína animal, más legumbres y más verdura: la congelada o en conserva también vale.
Son un alimento muy saludable. Lentejas, garbanzos, alubias… fueron el arma secreta de nuestras abuelas para alimentar a sus familias en la posguerra, que no se nos olvide.
Se conservan bien, no ocupan demasiado espacio y son fáciles de cocinar. La opción de comprarlas cocinadas y envasadas depende del espacio de almacenamiento que tengamos, ya que los tarros ocupan más. Puesto que tenemos tiempo de sobra, entretenernos cocinándolas es una forma de invertir el tiempo libre. Añadiendo un poquito de carne se convierten en un plato único perfecto.
El arroz, la pasta y la harina son esenciales. También el pan que puede ser tostado, precocido congelado o simplemente congelado si disponemos de espacio suficiente.
El arroz cumple la misma misión que las legumbres. Se conserva mucho tiempo a temperatura ambiente, es saciante y con él se pueden componer multitud de platos únicos. Gusta a toda la familia
La harina se conserva en buen estado mucho tiempo siempre que esté en un lugar seco. Te permitirá hacer infinidad de masas (empanada, pizza, hojaldre…) y también repostería. Es una buena aliada para emplear el tiempo.
La pasta, nutritiva y deliciosa, se conserva perfectamente durante mucho tiempo. Es sencilla de cocinar y admite múltiples acompañamientos. Ideal para las familias con niños y los más jóvenes porque es saciante. Más saludable si es integral, claro, pero tampoco se trata de modificar ahora toda la dieta.
La quinoa y el amaranto, aunque menos populares, son perfectos por su alto valor proteico.
Los tubérculos y bulbos (patatas, zanahorias, cebollas, ajos, etc) aguantan mucho tiempo en buenas condiciones a temperatura ambiente. Con las patatas, boniatos, yucas, etc pueden realizarse infinidad de recetas ya que son versátiles y combinan bien con muchos ingredientes. Son perfectos para preparar platos únicos. También las coles (repollos, coliflores, etc) aguantan bien incluso fuera de la nevera. Las verduras congeladas son otra buena opción, pero hay que tener en cuenta si se dispone de un congelador lo suficientemente grande.
Las conservas (tomate, espárragos, habas, pimientos del piquillo, etc) no suelen faltar en la despensa. Ahora es el momento de utilizarlos.
Lo más fácil será consumirlo en conserva. Las latas se almacenan con facilidad y se mantienen mucho tiempo en buenas condiciones. Los pescados y mariscos sustituyen perfectamente a los frescos. Es el momento de inventar recetas con sardinas en aceite, bonito o mejillones en escabeche. El pescado congelado es otra solución para que no nos falte este ingrediente en la dieta, pero dependerá de nuestra capacidad de almacenamiento. Los pescados en salazón, como el tradicional bacalao, son perfectos para un momento como el que vivimos. Se conservan en perfectas condiciones durante mucho tiempo.
Son una excelente fuente de vitaminas. Siempre deberíamos tener nueces, avellanas o almendras en la despensa, aunque conviene comerlas con moderación. Conviene evitar los frutos secos fritos, mejor tostados.
Los cítricos además de ser ricos en vitaminas y antioxidantes se conservan en perfectas condiciones mucho tiempo sin necesidad de frío. Lo mismo sucede con las manzanas, otra fruta a tener en cuenta. También los plátanos, que además aportan potasio.
Las frutas en conserva (membrillo) o en almíbar, tienen el inconveniente de su elevado contenido de azúcar, lo mismo que las mermeladas. Pero también las encontramos enlatadas al natural.
La leche UHT se almacena durante mucho tiempo a temperatura ambiente, pero ocupa mucho espacio. Si no dispones de sitio, la leche en polvo o incluso la leche condensada pueden ser una solución siempre que tengas en cuenta que su contenido de azúcar es elevado.
Los quesos se conservan bien largo tiempo y aportan proteínas, pero también grasas animales con las que no conviene excederse, así que hay que consumirlos con moderación.
No hace falta que comamos carne todos los días, ni mucho menos. Tener un jamón en casa será una buena solución. La carne en salazón está hecha para durar. El resto habrá que congelarla: pollo, cerdo, vaca… filetados o en porciones listas para usar. También conviene tener jamón o pavo envasado al vacío y al gunos embutidos (chorizo, salchichón, lomo) en pieza para cortar según se vayan necesitando. La sobrasada es otro tesoro, como el chorizo también sirve para cocinar.
Los huevos frescos duran un mes en buen estado. Para comprobarlo basta ponerlos en un vaso con agua. Si se hunden están frescos, si flotan están en mal estado. Si al freirlos la clara se dispersa es que no son frescos.
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