El restaurante, en plena ruta primitiva del camino de Santiago, ha vencido la tercera edición de un campeonato que ha reunido a más de 60 restaurantes de diferentes zonas del país. En segundo lugar ha quedado Leitariegos (Cangas del Narcea) y el tercer puesto ha sido para Taberna Salcedo, en Oviedo.
La final se celebró en una cata a ciegas que ha presidido el crítico gastronómico Eufrasio Sánchez, acompañado por las periodistas gastronómicas asturianas Ana Paz Paredes y Paz Álvarez Calvo.
En el Parador de Corias han competido por hacerse con el título, tras contar con el favor del público para alcanzar esta última fase El Torneiro (Villayón), Casa Aniceto (Jiménez de Jamuz,León), Palacio de Méras (Tineo), Ca Aida (Benidorm), Alterna Sidrería (Oviedo), María Luisa (Cangas del Narcea), Casa Zapico (Bargas, Toledo), La Ruta (Cangas del Narcea), Taberna Salcedo (Oviedo), El Paraíso de Riberas (Soto del Barco), El Bosque (Oviedo), La Cuchara de Mario (Gijón), Cafetería Naón (Viella), De Labra (Oviedo) y Restaurante Leitariegos (Cangas del Narcea)
Más de cuatro mil personas emitieron cerca de 20.000 valoraciones tras degustar sus menús del pote asturiano. Para elegir el mejor pote asturiano se ha evaluado el sabor, compango, integración de la faba, experiencia global y el maridaje del plato.
Al certamen han concurrido restaurantes de Cataluña, Baleares, Castilla la Mancha, Castilla y León Madrid, Alicante y, por supuesto, Asturias.
Sidrería El Bosque (Oviedo) ha ganado el Premio a la Mejor Integración de la Faba IGP y Doce más uno (Gijón), y Vinoteo (Oviedo) se han clasificado en segunda y tercera posición, respectivamente, en esta categoría. El vencedor al Mejor Maridaje con Vino de Cangas Dop ha sido El Acebo (Oviedo), seguido de Sidrería Nueva Uría (Gijón) y As de Picas (Gijón).
Los orígenes del plato más antiguo de cuchara del recetario regional son tan remotos como la documentación lo permite, según recoge el Diccionario de Cocina y Gastronomía de Asturias de Eduardo Méndez Riestra. Ya en la Edad Media se guisaba en los fogones de los hogares -de hecho toma el nombre del recipiente en el que se elaboraba- aunque se cree que su consumo data de mucho tiempo más atrás.
Entonces era un caldo espeso con harina o legumbre en el que se cocía la verdura u hortaliza más abundante: berzas, nabos…y algún embutido. Con el tiempo, uno de esos potajes derivó en la fabada, santo y seña de la gastronomía asturiana, y el pote asturiano sumó ingredientes, como la patata.
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