Gracias a que podemos congelar y descongelar alimentos, disponemos de ellos en el momento que deseamos, en cualquier época del año y somos capaces de organizar mejor tanto la lista de la compra como la planificación del menú. Son una gran opción que favorecen la comida saludable: si lo que se congela es saludable, lo sigue siendo cuando se descongela. Pero para hacer buen uso de estos alimentos es preciso conocer la manera de congelar y descongelar correctamente cada producto.
Cada uno de nosotros tolera el frío de manera distinta, ¿cómo no lo van a hacer los alimentos si cada uno es diferente? ¡No les tratemos a todos igual!
Para congelar bien los productos lo primero que hay que saber es con qué material se trabaja. ¿Cuantas estrellas tiene el congelador? Esta información es crucial. ¿3, 4? Perfecto. Ya habrá visto que lo tiene más o menos a -18ºC. Esa es la temperatura correcta. No lo sobrecargue y téngalo ordenado, así evitará que se le acumulen productos en la parte de abajo que se puedan estropear. Todos los alimentos deben estar cubiertos o tapados para que no se “quemen”. Es recomendable que le ponga una etiqueta para identificar el alimento, ¡luego no es fácil distinguirlo!
Ahora ya tiene todo listo. No rompa la cadena de frío cuando lo adquiera en el supermercado. Llévese lo congelado al final de la compra. Procure no coger los productos que están en primera línea en los arcones, tanto abrir y cerrar pueden haber perdido frío (le mirarán mal, sí. Pero es que usted ya sabe por qué es y ellos no). Utilice una bolsa isotérmica y vaya directo al congelador. No se quede por ahí tomando algo, que el producto aguanta, pero no tiene paciencia infinita.
El envasado es importante. Dedíquele un tiempo a seleccionar la cantidad de productos que va a guardar. Puede hacer paquetes según las raciones, así no cocinará de más, no tirará comida y ahorrará dinero (y si puede, hágalo sin hambre para no poner más ración de la necesaria). Si lo envasa de forma plana, tendrá más sitio en el congelador y tardará menos en descongelarse. Unos pocos minutos de planificación suponen más dinero del que piensa. ¡No congele a lo loco en la bandeja en la que viene!
Con el pescado, la congelación no es una opción: es una necesidad. Debe congelar el pescado para evitar la anisakiasis (infección por anisakis). Verán, se oye que con 24–48 horas es suficiente, pero eso es en el caso de congeladores potentes. Si tiene el suyo hasta los topes (como el mío), no lo deje menos de 4 días. Así confirmará que el dichoso gusanito y sus larvas están muertas. Puede recurrir al pescado congelado como alternativa (vigile el glaseo). Aún así, cocine el producto a temperatura suficiente. Salvo que tenga alergia al anisakis no importa que se lo coma… muerto.
No todos los productos duran el mismo tiempo congelados, téngalo en cuenta a la hora de guardarlo. Ponga encima los que menos duren y los que vaya a consumir antes. Los productos ultracongelados que vienen ya en su envase, tienen su propia Fecha de Consumo Preferente.
Es duro, va cambiando hábitos, no crea que esto se hace en dos días. No desespere. Agote la comida y vaya haciéndolo bien desde ya. Ahora que ya lo tiene todo organizado y seleccionado nos queda saber cómo vamos a descongelar todo esto. Porque si la congelación es clave, la descongelación lo es más.
Intente evitar que se quede así, eso significa que el producto ha perdido frío en algún momento.
Aquí ya no interviene el buen trato del alimento (que también) sino su seguridad alimentaria. Una descongelación incorrecta puede implicar un aumento de la carga microbiana y que le suponga una infección alimentaria. Recuerde que los métodos de conservación sólo mantienen los “bichitos” a raya, quietecitos, pero en cuanto tienen ocasión, ¡ZAS!
Ese es el motivo por el que nunca, pero nunca debe congelar un alimento después de descongelado. La alternativa a esto podría ser cocinarlo bien y volverlo a congelar ya cocinado. Asegurando siempre llegar a la temperatura correcta en el interior del producto.
Primero compruebe que es necesario descongelar el producto antes de cocinarlo, por ejemplo con las verduras no es necesario y con ciertos productos procesados tampoco, nada que venga rebozado, las croquetas…
Cuide el producto y cuídese usted. Utilizar la congelación, en estos tiempos que corren es necesaria para no caer en “como lo que sea y ya está”. Lo tiene a mano y sabe cómo hacerlo.
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