¿Conocen a algún japonés gordo que no sea luchador de sumo? Desde luego es infrecuente. De hecho, los nipones son uno de los pueblos más delgados del planeta. Y también, de los más longevos. El secreto, sin duda, está en la alimentación, una
alimentación sana, variada, que renuncia –o casi- a las grasas, la carne y los lácteos, que se abastece de productos como el pescado, el arroz, el miso, el jengibre, las algas, los encurtidos y el té. Se come lentamente, en cantidades medidas y siempre con palillos, en pequeños bocados.
Estos son alguno de los secretos de la dieta nipona, equilibrada y sana como pocas, que Makiko Sano ofrece en «La dieta del sushi», una de las novedades editoriales con las ha arrancado el año. La autora, que posee un
restaurante en Londres,
Suzu, aborda las claves de este tipo de alimentación, ofreciendo
recetas para elaborar sushis (rollos, nigiris, gunkan), ensaladas y sopas, perfectas para mantener el tipo. Bien descritas, con buenas fotografías, no elude los cortes precisos de pescados y verduras, las elaboraciones del arroz, la preparación de cajas
bento para llevar al trabajo e incluso platos para impresionar. Y siempre facilita las calorías de cada receta, proporcionando incluso menús cerrados, para lo que ha contado con la colaboración de la nutricionista Miki Symons. Una opción diferente para cuidar la figura sin renunciar al placer de comer.