Entre todos los estilos clásicos de cerveza recuperados del cajón del olvido, sin duda la IPA es la que en los últimos años ha tenido mayor repercusión. Hasta el punto de que, en la aún balbuceante España cervecera, donde hace una década era poco más que imposible encontrar una birra de esta suerte, hoy las IPA se cuentan por cientos, con multitud de variantes –de desigual calidad, todo hay que decirlo– elaboradas tanto por microfábricas artesanas como por las grandes compañías.
Para adentrarse en este peculiar estilo de cerveza muy aromática, de sabor intenso y amargo, el amante del lúpulo poco ilustrado deberá saber primero que la India Pale Ale nació a mediados del siglo XVIII, por obra y gracia de los siempre sedientos británicos destinados a las remotas Indias Orientales. La necesidad urgía a exportar cerveza desde las islas Británicas hasta las costas de India, donde la climatología, salubridad del agua y ausencia de infraestructuras dificultaban su elaboración.
Pero, claro, el traslado de los barriles por vía marítima, a través de miles de kilómetros,
suponía una aventura de más de 300 días, atravesando cuatro zonas climáticas. Sin refrigeración ni pasteurización alguna, la birra llegaba a destino hecha una birria (con perdón por el juego léxico).
Así fue que un buen día a los británicos se les ocurrió añadir a la cerveza viajera una dosis extra de lúpulo, a modo de conservante antiséptico. Y también algo más de alcohol. Así es como nació la IPA, con sus 5-7º de volumen alcohólico y poderoso carácter.
Perdido el imperio, la producción de India Pale Ale cayó en desuso hasta que la revolución de los cerveceros americanos se fijó en este estilo, devolviéndole al primer plano del escenario internacional del lúpulo. Los británicos les siguieron. Y luego el resto del mundo. El final feliz del cuento sitúa a la IPA en su momento de mayor expansión creativa.
En España, hoy todos quieren producir su propia IPA. Hasta el punto de que la mismísima fábrica Cruzcampo llegara a presentar este año su propia versión: APA, ¡¡Andalusian Pale Ale!!!
Al margen de las estrategias marketinianas, reseñamos aquí seis de las IPA Made in Spain más notables.
Basqueland Brewing Project
Hernani (Guipúzcoa)
Alcohol: 6,8%
PVP: 3,40 €
33 cl
Los inquietos californianos afincados en Euskadi han hecho de esta India Pale Ale, con recuerdos de frutas exóticas y un toque resinoso, generosamente amarga, su cerveza más popular.
2- La Sagra Primavera
La Sagra Brew
Numancia de la Sagra (Toledo)
Alcohol: 4,5%
PVP: 2,35 €
33 cl
Siempre al día a la hora de presentar cervezas estacionales, la cervecera de Numancia de la Sagra sorprende esta temporada con esta Session India Pale Ale, de baja graduación (4,5% vol), intenso color dorado y fragantes aromas lúpulo y hierbas. La Sagra Primavera recupera la tradición de las session que nacieron en Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial, cuando se legisló que los obreros pudieran echarse una birra durante el descanso, aunque, eso sí, con una graduación alcohólica moderada.
Zeta Beer
Valencia
Alcohol: 6,7%
PVP: 2,80 €
33 cl
La reconocida microfábrica valenciana borda el estilo de la American IPA con esta Zeta Hop, de abundante y cremosa espuma, con poderosas notas cítricas, recuerdos de pino y resina y notable amargor. Se elabora a partir de tres tipos de malta de cebada y cuatro variedades de lúpulo.
Cervezas Ambar
Zaragoza (Aragón)
Alcohol: 5,7%
PVP: 1,35 €
33 cl
Con gran dinamismo en la extensión de su gama durante los últimos años, la antigua fábrica zaragozana también se apunta a la moda de las IPA con esta cerveza menos amarga que las de estilo clásico, con buena complejidad aromática –notas de frutas tropicales, cítricos, flores…–, espuma densa y sabor equilibrado.
Dougall’s
Liérganes (Cantabria)
Alcohol: 6,7%
PVP: 2,50 €
33 cl
Desde la verde Cantabria llega esta IPA fragante, refrescante y de trago fácil, elaborada con malta ecológica y lúpulos americanos. Un acercamiento amable –a la par que concienciado– al estilo de la India Pale Ale.
Arriaca
Yunquera de Henares (Guadalajara)
Alcohol: 6,9%
PVP: 2,00 €
33 cl
De una premiadísima microfábrica alcarreña llega esta cerveza de fermentación alta, de carácter complejo y poderoso, con nítidos recuerdos de lúpulo y pronunciado amargor. Los más recatados deben saber que la misma casa tiene una Session IPA bastante más suavecita.
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