Los mercados de abastos de Madrid abrieron sus puertas a la hostelería hace ya unos años y, desde entonces, son muchos (pero muchos) los puestos que han subido la persiana para poner tapas e incluso comilonas. Hemos recorrido los principales de la capital y hemos escogido los 12 puestos de mercado favoritos.
Calle de Vallehermoso, 36
El pastrami es una carne roja, de ternera, que se somete a un proceso de ahumado y salmuera con especias. En Estados Unidos se cocina después de ese proceso. Se corta en finas lonchas y se come en bocadillo con un pan de centeno blandito.
Es el sándwich favorito de Woody Allen, que solía tomarlo en el mítico Carnegie Deli de Nueva York (cerrado hace varios años). Katz Delicatessen hace el más famoso de Manhattan, por su calidad y por ser donde tuvo el orgasmo Meg Ryan en la película Cuando Harry encontró a Sally.
En Madrid se puede tomar un pastrami excelente en Craft 19, en el Mercado de Vallehermoso, donde además sirven buenas hamburguesas y bocadillos de pulled pork. Para beber tienen una gran variedad de cervezas artesanas. Barato e informal.
Se trata de una barra y algunas mesas bajas que se ha convertido en un lugar muy exclusivo para los amantes del picante, ya que aquí lo utilizan con poca moderación.
Los afortunados que disfrutan de ese placer no se perderán los estupendos dumplings caseros de butifarra y ternera con kimchi, las alitas con chile dulce y el potente curry thai de gambones.
Después de los “obligatorios”, hay que atreverse con la merluza black pepper o las costillas korean bbq para terminar.
En barra o en mesa, el servicio es amigable e informal y le aconsejará como pedir. Eso sí, no se moleste en pedir algo sin picante: no se lo darán porque no lo tienen. La cerveza es la mejor opción para acompañar esta sabrosa comida. Precios muy comedidos.
La peculiar cocina de este discreto rincón del Mercado de Vallehermoso es difícil de entender y difícil de explicar. Los cocineros buscan una gran simplicidad en los platos, tanto en producto como en técnicas. El producto cobra valor y los sabores no son muy potentes, más bien sutiles.
Tienen muchos adeptos, aunque su cocina escapa de todas las modas. Sirvan como ejemplo los guisantes lágrima con tomatillo, un plato que solo tiene un caldo que trata de no quitar protagonismo al llamado caviar de tierra.
Otros platos que se pueden encontrar allí son el puerro con mahonesa de albahaca, la raya, casi cruda, con mantequilla o el rabo con piquillos y ajetes. De postre, chocolate blanco con salsa de jalapeños y fruta de la pasión.
Roberto Martínez Foronda vivió en Perú, donde se especializó en la cocina nikkei. De vuelta a España trabajó con Luis Arévalo y también en Nakeima.
En Tripea vamos a encontrar platos peruanos fusionados con algunos guiños a otras cocinas del mundo, como las del sudeste asiático. Ingredientes como la leche de tigre, el cilantro, las salsas picantes con ají y el curry hacen que las elaboraciones no sean para todos los gustos. Sin embargo, los amantes de los sabores exóticos disfrutarán de una degustación exquisita y sorprendente. Comer y flipar, como reza su eslogan.
Un plato habitual es una fina codorniz guisada al curry y azafrán. El delicioso curry tiene todos los matices típicos de la elaboración del sudeste asiático, con dulces, cítricos y picantes. Se sirve con pak choi al wok y sobre un puré de patatas que suaviza algo el picante.
Se sirve un menú degustación cerrado en seis pasos, con un snack previo y un postre al final. Los platos cambian cada día, según la temporada y lo que encuentren en el mercado, a un precio de 40 euros (bebida aparte). Si se quiere un menú más largo solo hay que pedirlo, pagando el suplemento correspondiente.
Calle de Ayala, 28B
Este concurrido local del Mercado de la Paz se ha hecho famoso por su tortilla de patatas. Decenas de personas esperan, a cualquier hora del día, en un rincón de su barra, para hacerse con uno de sus preciados pinchos. No es al estilo de Betanzos, ya que está bien cuajada, pero sí muy jugosa y con un sabor que invita a repetir.
Además de sus famosos pinchos de tortilla, sirven un menú del día con una relación calidad precio imbatible. Platos sencillos, de toda la vida, ejecutados con sencillez y honestidad.
Es un espacio muy informal en mitad del mercado. Se trata de un rinconcito donde preparan cocina italiana casera y sencilla. Buenos productos para conseguir recetas tradicionales de buen nivel.
De entrante es imprescindible pedir su burrata, auténtica, láctea y cremosa. Están muy bien ejecutadas las pastas. Sirvan como ejemplo la puttanesca, ligeramente picante, y la amatriciana, con tomate y guanciale.
Para acabar es excelente el tiramisú casero con queso mascarpone, como mandan los cánones. Tienen algún vino italiano interesante para acompañar. Los precios son muy razonables y además tienen opción de comidas preparadas para llevar.
Calle de Augusto Figueroa, 24
Este pequeño mostrador pertenece al fabuloso Chuka Ramen Bar. Aquí, con muchas menos pretensiones, se han especializado en el famoso bocadillo japonés Katsu sando.
Un katsu sando es un popular sándwich (sando) de chuleta (katsu) de cerdo. La carne está empanada en panko, lo que le da un toque crujiente, y el pan de molde lleva una salsa que puede tener varios ingredientes: tomate, mostaza, miel, pimienta y hasta sake, aunque la receta es diferente en cada restaurante.
Tienen dos versiones creativas: el menchi sando, con carne picada de vaca, y el tamago sando, con una ensaladilla de huevo.
Aquí sirven un buen bocata de pastrami, pero muy lejos de ser el mejor de Madrid y recordar al mítico de Katz´s Deli de Nueva York. Quizás necesita ser cortado un poco menos fino para apreciarlo mejor, aunque la ración es generosa y el sabor muy bueno.
También están buenos el Philly Cheese y el bun de pulled pork. Algo peor, aunque también rico, el cubano, con pastrami de pollo. Los entrantes cumplen: pollo frito, nachos, hummus y una tabla de carnes y quesos.
Entre las bebidas destacan algunas cervezas artesanales. Tienen pan sin gluten y sin duda es una buena pista para disfrutar de bocadillos buenos y baratos.
La de Juancho’s se ha consolidado como una de las mejores hamburguesas de Madrid y muestra regularidad en todas sus localizaciones.
La Juancheeseburger es la estrella de la carta. Jugosa y con mucho sabor. Además tiene el tamaño perfecto, con un pan tierno, idóneo para poder morder a gusto sin que se deshaga.
Las patatas fritas cumplen y los postres mejor en otro sitio. Para beber, la mejor opción son las cervezas. Precios muy razonables.
Calle de Sta. Isabel, 5
Es un espacio ruidoso y sirven a un ritmo frenético para abarcar dos turnos. El artífice es el magnífico cocinero Sammy Ali, de La Candela Resto. Aquí preparan platos, aparentemente sencillos, con sabores muy bien pensados.
Sirvan como ejemplo el huevo dragón, marinado en soja durante varios días para conseguir su singular aspecto, y las albóndigas de panceta de cerdo con salsa agridulce de carabineros, que están en la línea que caracteriza la cocina de Sammy Ali: potencia de sabor y picante. El chicharro adobado en tempura demuestra la buena mano del cocinero. Tienen también un rollito relleno de su versión particular de los callos madrileños. Un guiso con pata, chorizo, morcilla y mucho morro.
Los postres no bajan el nivel, ni en originalidad ni en contrastes. La palmera tiene un hojaldre crujiente maravilloso, elaborado por ellos. Se baña con un mole de chocolate. Para beber se puede optar por cervezas artesanales o vinos naturales y ecológicos. El precio medio ronda los 50 euros con vino.
Este popular local se ha convertido en todo un emporio de la comida japonesa en el barrio. Sus mesas y barras se extienden por varios rincones del Mercado de Antón Martín. La carta tiene alma de izakaya, sirviendo sushi, sashimis, gyozas, ramen y otros platillos japoneses.
El sushi cumple, sin emocionar. Son interesantes los nigiris fuera de carta, entre los que destacan el pargo, la urta o la ventresca de atún (chutoro). Los rolls y makis son de buena calidad y agradan al personal menos purista.
Para acabar tienen postres muy japoneses, como los mochis y los dorayakis. Los más auténticos son los rellenos de anko (pasta dulce de judías) o matcha.
Calle de Bolivia 9
El itamae uruguayo Yayo prepara los nigiris uno a uno, a la manera tradicional japonesa, y los va sirviendo con la mano a los comensales que se sientan en su pequeña barra. Toro, salmón escocés, maguro, dorada salvaje, akami, ventresca de salmón y unagi (anguila) son los más destacados.
La calidad y el corte, al momento, de los pescados recuerda a cualquier barra tradicional de Japón. La calidad del arroz, algo deslavazado, es mejorable, aunque tiene buen sabor y textura. Lo mezcla con mirin y vinagre añejo que le da personalidad y potencia. El conjunto es notable.
También sirve algunos makis como el de atún picante (con salsa coreana picante schiracha) y el yayofutomaki, con shitakes y ventresca de atún. Mucho más flojos que los nigiris.
Muy bueno sin embargo el temaki de salmón, entregado en la mano, recién hecho, con el alga bien crujiente. Sirven también gyozas y ramen. Para beber, sake y cerveza japonesa. Precio medio: 50 euros por persona.
Plaza de San Miguel
Aunque aquí las mesas están en el centro y suelen ser compartidas, no queríamos olvidar el más popular de los mercados de Madrid. Abarrotado de turistas y locales, es mejor visitarlo entre semana para mayor comodidad.
Entre la gran oferta de comidas destacan especialmente los puestos de Taberna Arzábal, con un carrito solo de croquetas, y el Señor Martín, que se caracteriza por la buena calidad de sus pescados y mariscos (a un precio no apto para todos los públicos).
Otros de los favoritos de los turistas son los arroces de Rodrigo de la Calle, con una calidad más que aceptable, mucho mejores que la mayoría que se pueden tomar alrededor de la Plaza Mayor. Para algo más informal hay que probar los bocatas de John Barrita, negocio que impulsó Javi Estévez, cocinero de La Tasquería y El Lince.
De postre nada mejor que probar los helados de Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca, pastelero de El Celler de Can Roca, considerado por muchos profesionales como el mejor restaurante del mundo.
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