El bravo Atlántico se cuela por las ventanas de esta casa de piedra del corazón de la Costa da Morte. Materias primas de calidad, no solo los pescados y mariscos, también las verduras, que se preparan con acierto. Recetas sencillas y presentaciones elegantes que se acompañan con vinos gallegos. Restaurante y hotel rural, es un lugar encantador para pasar un fin de semana… o más. La buena comida y las vistas al mar están aseguradas.
Con magníficas vistas sobre la ría, esta popular y centenaria marisquería se ha ganado el respeto y la fama a base de servir marisco de calidad muy bien cocido, tanto que son muchos quienes los encargan para llevar a casa. Centollas, camarones, cigalas, nécoras, percebes… Sus “cestas de marisco variado” son famosas (para 1 persona 60€, para 2 personas, 95€). También ofrecen pescados y unas delicosas empanadas de maíz que no hay que perderse. Para acompañarlas buenos vinos de la Ribeira Sacra. La decoración, dependiendo del salón que toque puede resultar demasiado pomposa, pero las vistas a través de las ventanas son un buen antídoto.
Av. de Juan Sitges, 3. Castrillón (Asturias) Tel.: 985 518 613. Precio medio: 65€
Una ubicación que deja sin aliento. La estilosa puesta en escena de la sala aromiza perfectamente con la propuesta gastronómica, basada en el producto que han desarrollado Miguel e Isaac Loya. Buena materia prima del Cantábrico y gran cocina asturiana que van de la mano de un gran servicio. Como siempre, destacan los bogavantes del Cantábrico disponibles en ensalada, parrilla, asado o bullabesa. Una sabia mezcla de tradición y modernidad, siempre en base a un producto 10.
Playa de Vega 84. Ribadesella (Asturias). Tel.: 985 860 863. Precio medio: 60€
Regentado por Abel Álvarez y su mujer, este local se encuentra frente a la playa de Vega donde esta pareja ha creado una oferta de pescado de la costa asturiana que tarifa al peso. La elaboración es sencilla: se trabaja la plancha o la parrilla en función de la clase y el tamaño de los pescados, que pueden asarse enteros o troceados, según considere el parrillero. Álvarez, que es un sabio del fuego y la parrilla, lucha contra las convenciones usando maderas de roble –más húmedas- para hacer más jugoso el bocado y trocea a las piezas más grandes en rodajas antes de pasarlos por la parrilla. Atención a su aliño secreto “agua de Covadonga”, sustituto del refrito de ajos con aceite y vinagre tradicional. En verano hay que lanzarse a por los pescados azules, pero tampoco hacer ascos al virrey, la lubina o el San Martín. La carta de vinos con más de cien referencias, entre ellas magníficos champanes, es otra sorpresa.
Paseo de la Barquera San Vicente de la Barquera (Cantabria). Tel.: 942 715 050. Precio medio: 30€ (Nacar) 120€ (Annua)
Maravillosas vistas a la bahía de San Vicente e impresionante puesta en escena. Annua surge suspendido sobre el mar ya que el restaurante es un cubo de cristal con una terraza alrededor, que crea un trampantojo nocturno y hace que los comensales se sientan navegando bajo las estrellas. Óscar Calleja ha ido evolucinando su cocina y haciéndola cada vez más personal. De su infancia mexicana ha rescatado muchos guiños a la cocina del país americano que le sirven para hacer platos realmente originales. Cocinero técnico, de presentaciones elegantes y muy vistosas, comer en Annua es un acontecimiento. Si el presupeusto no nos llega, simpre cabe la posibilidad de sentarse en la terraza de Nacar, el local anexo, más informal, y pedir unas otras o unas tapas. No hay que olvidar que estamos sobre una antigua cetárea.
Al final del espigón del espigón del puerto de LLançà, comer en este restaurante es como hacerlo casi dentro del mar. Desde su preciosa terraza o través de las cristaleras verás los barcos amarrados en los pantalanes mientras disfrutas de una de las mejores calderetas del Mediterráneo. Pescados y mariscos componen una carta de lo más apetecible, que sigue el ritmo de las estaciones y bebe de la tradición bien actualizada por Luis Fernández Punset. Un establecimiento familiar (la tasca que se inauguró en 1947 se ha convertido en un elegante restaurante marinero) donde todo se hace con esmero. Estupendos mariscos, pescados de la bahía y guisos marineros, a los que se suman algunas propuestas más novedosas. También cuenta con un espacio para tomar tapas.
Tras la marcha de Javi Cabrera, el cocinero que hizo que este lugar saltara a la fama, Rafa Zafra (propietario de Estimar en Barcelona y ex miembro del equipo de elBulli) se ha hecho cargo de la dirección gastronómica y ha puesto a Gonzalo Hernández al frente de la cocina. El cambio no ha afectado al buen tono que transmite el restaurante. Cocina mediterránea muy moderna centrada en los pescados y mariscos del entorno tratados con precisión, certeza y no poca originalidad. Cenar en la preciosa terraza sobre el mar es un placer. Conviene ir pronto para ver anochecer. No abren al medio día.
Av. Papa Luna nº5 -Peñiscola Tel.: 964 480 030. Precio medio: 55€
Los mejores guisos y arroces marineros de la provincia de Castellón y de buena parte del Mediterráneo, con maravillosas vistas al castillo de Peñíscola. Productos de calidad comprados en la lonja local y el buen hacer de toda una familia dedicada al negocio. Un clásico que no pierde comba. Caixetes, chanquetes y otros placeres prohibidos aquí no lo son. Imprescindible probar el Arroz Calabuig, que preparaban para el cineasta Luis García Berlanga y la raya con patatas y langostinos. Para tener buena mesa en la terraza imprescindible reservar con antelación.
Playa de Daimús (Valencia). Paseo Marítimo s/n. Teléfono: 962 81 85 68. Precio medio: 65€
Poco a poco este restaurante familiar que es un clásico en la zona, ha ido dando un giro a su carta es introduciendo platos más contemporáneos y lejos quedan los tiempos en que era un chiringuito más en el paseo marítimo. Manuel Fominaya cuida la materia prima pero no duda en aplicarle técnicas innovadoras, con las que logra platos tan vistosos como sabrosos: ostra con sorbete de apio y salsa raifort. Aún así no faltan los callos, que son excelentes, ni los arroces –estupendo el arroz con costra-, ni las quisquillas de Santa Pola, cigalas en costra de sal. También tiene una versión más económica en Daily Gastrobar, un espacio que rinde homenaje al chiringuito de los orígenes y donde mantiene platos populares a precios idem.
Desde el restaurante de María José San Román se disfrutan unas inmejorables vista del puerto de Alicante y también de su montaña. La cocinera alicantina ha hecho de un viejo galpón su casa y lo ha vestido de elegancia y buen gusto. Un espacio amplio y luminoso, con una terraza deliciosa y una azotea ideal para dejar que la noche no acabe. Excelentes arroces y un interesante menú degustación en el que los pescados y mariscos tienen relevancia, pero en el que no falta el cordero o el pollo de corral. Como curiosidad hay que probar el arroz integral del que San Román se ha convertido en fiel defensora. Además de menú degustación hay carta. La bodega esconde pequeños tesoros que merece la pena descubrir de la mano de la sumiller Nuria España.
Pla de Sant Joan, 15 Ciutadella (Menorca). Tel.: 971 380 005. Precio medio: 50€
Varias décadas de experiencia asoman por las mesas de este restaurante considerado uno de los mejores de Menorca. Cocina de producto de gran calidad, pescados y mariscos –se puede ver como llegan de puerto de su barca la Santa Rosa- hechos impecablemente en la parrilla, arroces en su punto –atención a la caldereta de langosta- y hojaldres memorables de postre. No se puede pedir más mirando al mar, bueno, sí una selección de cavas interesante, como la que hay en esta terraza. La decoración es sencilla, marinera y sin algarabías y su único pero son las colas que se forman para entrar cada verano (no son metafóricas), duran hasta las 12 de la noche.
Plaza del Remo, 6 Torremolinos (Málaga). Tel.: 952 050 735. Precio medio: 55€
En la emblemática playa de Torremolinos de La Carihuela, La Reserva de Antonio es un oasis para los visitantes que buscan fritura. Su interiorismo es bueno y para el que lo desee puede comer a pie de playa, aunque no radica allí su personalidad. Su éxito reside en ofertar clásicos conjugando materias primas de calidad, precios moderados y buen servicio. No es poco. Pese a la gran extensión de su carta, si hay que hacer una apuesta segura habría que apostar por su ensaladilla rusa y su porra antequerana, sin olvidar sus frituras -aceite limpio y punto perfecto- de salmonetitos, boquerones, pijotas o calamares que marcan la diferencia. Curiosamente tiene una desbordante carta de vinos.
Es curioso que en una isla haya pocos restaurantes (buenos) al borde del mar. Este es uno de ellos, sobre todo por la calidad de las materias primas que ofrecen y que se muestran en un expositor a la entrada como es costumbre en muchos establecimientos de la isla. Para ir a lo seguro y no fallar hay que huir de todo lo que suene moderno y centrarse en los pescados al horno o a la plancha, advirtiendo que no los cocinen en exceso. Buen cherne, vieja y sama en temporada.
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