Cuatro Millennials comprometidas con el cambio de las tendencias de consumo

La gastronomía está en constante evolución pero la manera en la que consumimos, sea en casa o fuera de ella, es un hábito que cuesta un poco más cambiar. La generación Millennial, mal definida por muchos como la generación perdida o generación Y, está provocando una total revolución en la manera en la que entendemos la gastronomía. Pero, sobre todo, en la forma en la que consumimos. Los Millennials son la generación más diversa, más global y más preparada de la historia. Y, quizá, el hecho de que crecieran en una época de prosperidad a la que le sobrevino la mayor crisis económica de la historia contemporánea, les hizo críticos y exigentes a la hora de consumir.

Esto sumado al frenético ritmo de vida actual y su consecuente falta de tiempo, la necesidad de estar interconectados, los avances de la ciencia y la obligación de cuidar el planeta en el que vivimos han generado le necesidad de crear nuevas formas de consumo. Así, de esta generación, han surgido personas que se preocupan por el tiempo de los demás ideando nuevas formas de consumo. Otras que se han centrado en buscar alternativas saludables a los refrescos, en dar más visibilidad a los pequeños productores o en cuidar el medioambiente.

Bath Cooking: cocina un día para toda la semana

Chloé Sepulchre, psicóloga de 33 años, fue la primera persona (en España) en hacer estallar el Bath Cooking a través de su proyecto Being Biotiful. Esta tendencia culinaria sirve para planificar y cocinar con antelación las comidas de toda la semana en 3 o 4 horas de un sólo día. ¿El objetivo? Ahorrar tiempo. Aunque también conlleva otros muchos beneficios. Como dice Chloé, “ahorras dinero ya que, si te planificas, compras una vez a la semana y sólo lo que vas a cocinar y, por consecuencia, tiras menos comida. Comes mejor y más casero, friegas menos durante la semana, compras menos comida para llevar y obtienes la tranquilidad mental de tener todo planificado”.

Chloé Sepulchre con sus hijos

Aunque suene moderno, el Batch Cooking es un método que nuestros antepasados ya aplicaban, se trata de ser previsor. “Básicamente es anticipar preparaciones para poder ganar tiempo durante la semana. Organizarse un poco nos simplifica el día a día y nos hace ser más eficaces en la cocina”. A partir de todo esto, Sepulchre ha creado Biotiful Plan, una suscripción de menús semanales basados en el método del Batch Cooking. Todas sus recetas están pensadas en base a la estacionalidad, la variedad y la durabilidad de los alimentos y desde un punto nutricional siempre equilibrado y saludable.

 

Kombucha, la bebida del futuro

Nuria Morales y Beatriz Magro, de 30 y 32 años, son Ingeniera Química y Comunicadora respectivamente y han creado su propia marca de kombucha, Komvida. La primera es la encargada de elaborar la kombucha y sus diferentes sabores y, la segunda es la persona que se sienta en la mesa para para transmitir todos los beneficios de su bebida. Juntas descubrieron esta bebida y la encontraron un hueco en nuestro país como sustituto a los refrescos. La kombucha es “una bebida probiótica 100% natural elaborada a base de té fermentado. Es vegana, no está pasteurizada y no contiene azúcares ni gas añadido. Además, es una gran fuente de antioxidantes, revitalizante, mejora la digestión y la flora intestinal porque, al actuar directamente en nuestra microbiota, equilibra el metabolismo”.

Nuria Morales y Beatriz Magro

Esta bebida, desconocida en España pero que arrasa en Indonesia, Australia y Estados Unidos, no es una creación nueva. En América del Norte la kombucha mueve unos 800 millones de dólares al año pero sus orígenes se remontan miles de años atrás, concretamente, a los samuráis. Sus beneficios provienen de su contenido de bacterias vivas (las mismas que tienen los probióticos) que ayudan a nuestro cuerpo a funcionar correctamente y a mantener a esos más de 100 billones de bacterias intestinales en orden. Es por eso por lo que se espera que la kombucha pueda convertirse en el sustituto de las bebidas azucaradas.

Una de sus botella de Komvida

La artesanía de la cultura del queso

Clara Díez, de 26 años, es la cara visible de un proyecto emocionante que trata de acercar la artesanía quesera a la capital. Estudió Comunicación Audiovisual y, tras un parón en el que estuvo viviendo en Londres, se topó con Rubén -propietario de la granja Cantagrullas– y con su intención de montar una quesería en Madrid. Así nació Quesería Cultivo, un punto de venta con el objetivo de dar a conocer elaboraciones propias y quesos artesanos de toda España. ¿Su objetivo?  Representar qué es lo que estaba sucediendo en cada momento en la artesanía quesera de nuestro país.

“Cultivo ha sido desde el primer momento artesanía y nuestro interés no es otro que promover la cultura del queso artesano y dar a conocer el trabajo que hay detrás de cada referencia”, explica Clara. Al ser un proyecto promovido por productores, en esta quesería el foco siempre ha estado puesto en la tarea del productor, del quesero y del savoir-faire. Su idea siempre ha sido mostrar al público la persona que está detrás de cada elaboración y de la importancia que eso tiene en su producto y de cómo implica al entorno. En el reciente Foro Internacional del Queso explicó cómo utilizar las redes sociales para liderar la venta de quesos artesanos.

“El queso no ha estado tan ligado a la cultura de nuestro país como, por ejemplo, en Francia. Desconocemos nuestros quesos porque hasta hace relativamente poco no había tanta variedad fuera de las Denominaciones de Origen o no se había puesto el foco en intentar descubrirlas. Todos tenemos muy claro qué es un Manchego, un Iriazabal o un Cabrales. Pero fuera de esos referentes, son quesos que están muy ligados a D.O. y zonas geográficas concretas. Antes no existían los canales suficientes para conocer todo lo que se salía de las normas. También hay que decir que no se estaba produciendo tanto”. Y para acompañar un buen queso Clara aconseja, por muy clásico que parezca, “ que un vino interesante siempre es una maravillosa forma de combinarlo. Además de un buen pan con sirope de arce”, aunque ella lo toma en ocasiones con mantequilla.

Quesería Cultivo

 

El inicio del zerowaste o desperdicio cero

María Arias, de 26 años y graduada en Derecho con Máster en Administración y Dirección de Empresa, es la creadora de Unpacked Shop. Un supermercado libre de plásticos -también llamados zerowaste-, sostenible y basado en la alimentación a granel. “Surgió de una necesidad de alertar a la población de la cantidad de plásticos de un solo uso empleados en nuestro día a día. Además de ofrecer una nueva alternativa de consumir más sostenible con nosotros mismos y con nuestro medioambiente”, cuenta María.

Antes de empezar con su tienda, María ya venía reduciendo sus plásticos y su forma de consumir. “Empecé a hacer pequeños cambios viviendo en el Líbano en 2016 cuando vi como un camión arrojaba basura al mar. Esa imagen cambió mi forma de observar nuestra forma de tratar al medioambiente y empecé a cambiar mi estilo de vida. Comencé con cambios pequeños como el cepillo de dientes de bambú, comprar productos a granel y llevar una botella de agua conmigo. Posteriormente, empecé a ver plásticos en todas partes y así es cómo me adentré por completo en el zerowaste”.

María Arias en su tienda

Para iniciarse en esta forma de consumo tan necesaria para el planeta solo hace falta empezar por lo que le sea más fácil a cada uno. “Cambiar el cepillo de dientes de plástico por uno de bambú o comprar la fruta y la verdura en bolsitas de tela reutilizables. Y así, poco a poco, aficionarse al granel. Lo más importante es el momento en el que alguien decide hacer un cambio, a partir de ese momento es más fácil reconocer los plásticos a nuestro alrededor y empezar a buscar alternativas”.

En su tienda, María vende todo tipo de productos, desde alimentación hasta productos de cuidado personal como jabones, dentífricos, cuchillas de afeitar, desodorantes o compresas de tela. Todo reutilizable y libre de plásticos. Pero, lo que más ha sorprendido a los clientes que van a su tienda es encontrar champú sólido y kombucha a granel. Aunque su tienda está teniendo muy buena aceptación, hay quien todavía se sorprende con poder llevar sus propios recipientes o con poder comprar vino o aceite. “¡Todavía hay un largo camino! Sí veo que la mentalidad está cambiando, pero la compra al peso y sin recipientes sigue poco extendida. Y, además, el hecho de acostumbrarnos a traer los recipientes y bolsas, aún sigue siendo minoritario”.

Lucía Diaz Madurga

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