Barcelona se reafirma como una capital culinaria con una propuesta de restaurantes que no deja de evolucionar y conquistar a locales y visitantes. La efervescencia en el panorama hostelero de Barcelona es cada vez mayor. Ya cuesta recordar, y es algo que nos alegra, los tiempos de toque de queda, restricciones horarias y de comensales limitados por mesa.
La pasión hostelera es difícil de frenar y, ¡Bendita sea!, porque gracias a ese ímpetu, en Barcelona estamos de apertura en apertura, y en los últimos meses hemos empezado a tener un dejàvu de la potencia gastronómica de opciones infinitas, de conceptos cosmopolitas, ofertas variadas, estilos modernos, tradicionales y contemporáneos que era, vuelve a ser y parece que seguirá siendo marca de la casa.
NH Collection Barcelona Constanza Carrer de Déu i Mata, 69-99. Tel.: 932 81 15 12. Precio: 45 – 55 €. No cierra nunca.
Roberto Ruíz, quien fuera el primer mexicano en recibir una estrella Michelin en Europa, abre su primer restaurante en Barcelona. Y lo hace dentro del hotel NH Constanza situado justo detrás del L’Illa (centro comercial de referencia en la Diagonal de Barcelona). Parece como si los hoteles estuvieran dispuestos a acaparar cuantos más restaurantes de nivel mejor. Y es que Jaiba MX, tiene nivel gastronómico y viajero a partes iguales.
La cocina de Ruíz en Jaiba es una diferente de las mexicanas que conocemos. Es la mexicana del Pacífico y está centrada en el mar, con toques e ingredientes locales, mediterráneos, y el acompañamiento de algunos productos artesanalmente. La autenticidad de los ingredientes era tan importante para el cocinero. Que al darse cuenta de la dificultad de conseguirlos en España, decidió cultivarlos él mismo en un huerto que tiene en Navas de Oro (Segovia) y de cuyos epasotes, jalapeños, chiles serranos, cilantros criollos y tipos de maíz se nutren sus restaurantes Jaiba MX, Barracuda MX y Can Chan Chán (estos dos últimos en Madrid).
Ofrece una cocina ininterrumpida. Ideada, en palabras del propio Ruíz, “para disfrutones con ganas de conocer un México divertido, contemporáneo, de producto, de técnica”. Y, sobre todo, de grandes platos con sello propio y que consiguen alejarse del sota, caballo, rey de muchos mexicanos.
Imprescindibles su “Vuelve a la vida”, un ceviche de pulpo, langostinos y vieiras macerados en chile piquín, cilantro y lima, su panucho de cochinita pibil con xnipec de cebolla morada y chile habanero, y brutal – hasta para mojarse los dedos rebanando- su lubina a la talla para 2 personas con adobo rojo de chile guajillo y el verde de chile poblano, un verdadero espectáculo para el paladar, con una textura suave y cuidada sin apenas espinas – el sueño de todo niño, o de cualquier adulto deseoso de probar esta delicia a carrillo completo.
Balcón Gastronómico, Local 3 Port del Gregal, 18. Tel.: 937 07 80 98. Precio: 60 €. No cierra nunca.
Eldelmar es el nuevo proyecto para todos los públicos y paladares de los hermanos Sergio y Javier Torres. Situado en el nuevo Balcón Gastronómico del recién renovado Puerto Olímpico barcelonés. Este local con amplios ventanales, timones en el techo, redes de pescadores, texturas en madera y tonos azulados es lo que más pudiera parecerse a comer encima de mar. Al estar colocado en el espigón, la sensación es plenamente marina.
Allí los hermanos Torres han hecho realidad uno de los típicos deseos de todos los cocineros de alta cocina y varias estrellas Michelin en su haber: dar de comer a todos los que quieran conocer su cocina, ser más accesibles y ganar en libertad de puesta en escena y productos sencillos pero sabrosos.
En esta ocasión los hermanos se han aliado a un reconocido grupo de restauración en Barcelona, el Grupo Pantea. Con más de 15 años de trayectoria en el sector, liderado por Pantea Pishkoohani (Pia para el día a día) y su marido Ramón Rodríguez, un médico reconvertido a restaurador. Ellos regentaban ya con éxito locales como el Can Fisher, Público y Anita’s Flow y este restaurante es como un sueño hecho realidad para ellos, que eran clientes asiduos y admiradores de su cocina, “de su respeto por los ingredientes y su enfoque de tradición mediterránea”, antes de aliarse como socios.
La abundancia rebosa tanto en la carta de comida como en la de bebida: poseen más de 400 referencias de vino cuidadosamente seleccionadas por el sommelier Xavi Nolla. Que ha querido homenajear en su selección a las regiones vinícolas del Mediterráneo y del Atlántico. Una propuesta en la que hay más de 20 países presentes con un nexo común: el del mar.
En su carta hay opciones para todos los gustos con platos sencillos, sin grandilocuencias, con mínima intervención, que permite disfrutar de platos tales como el Ssam de ensalada césar, montadito de anchoa doble 0,0, steak tartar de vaca rubia gallega, croquetas (de jamón ibérico o setas y parmesano), y buenas opciones de arroz y rossejat de fideos “en lata” con raciones individuales y opciones variadas de carne y pescado para terminar, tales como la lubina, el bacalao y las costillas de cordero.
Av. Diagonal, 520. Tel.: 938 58 93 29. Precio: 35 – 40 €. No cierra nunca.
El cocinero Carles Abellan, como asesor, junto a su equipo de toda la vida, como propietarios, han lanzado su nueva propuesta de bar de corte clásico de platillos para compartir en el centro de la mesa con base en una oferta de cocina de tradición contemporánea en donde el chef ha decidido saltarse todas las normas y sentirse más libre que nunca bajo la enseña de “bar” (eso sí, uno en el que el nivel de los platos está muy por encima de ese concepto).
Decía el poeta J. V. Foix: M’exalta el nou i m’enamora el vell (Me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo) y bien podría haber estado hablando del Bar Vint-i-quatre. En este nuevo local, que ocupa el que fuera su Tapas24 Diagonal, en la esquina Tuset-Diagonal, Abellan da un paso más allá hacia lo gastronómico con platos de la talla de su calamar de playa al estilo “La Barra”, el tartar de tomate, la berenjena braseada con miso y sésamo tostado, y unos macarrones de pasta fresca del Cardenal con fricasé de fricandó catalán, que bien pueden desbancar – con perdón y permiso – los de cualquier abuela cocinillas.
Para acabar el flan cremoso de vainilla de Tahití – para amantes de flanes top – con una espuma densa de café, las míticas fresas con nata de Abellan, o el clásico pan con chocolate, AOVE y sal.
El local debe su nombre al 24 del mítico local de tapas que Carles Abellan conceptualizó y lanzó en 2006, Tapas24 (y a su anterior Comerç 24 que llegó a tener una estrella Michelin) – el chef repite su papel de asesor gastronómico que le permite centrarse en lo que de verdad le apasiona: conceptualizar locales, preparar experiencias al detalle y cocinar para el disfrute.
Sus recetas en el Bar Vint-i-quatre tienen base en productos de primer nivel, son de cocina tradicional, pero con un toque contemporáneo, y de autor, fórmula que el chef lleva años practicando y perfeccionando. El Vint-i-quatre es de hecho el “restaurante al que a él le gustaría ir y que no encuentra” – hasta ahora – en Barcelona.
Carrer de Bellafila, 5. Tel.: 934 12 65 52. Precio: 20 – 50 €. Cierra: domingo.
Este pequeño restaurante, decorado con el encanto de la simplicidad y con una carta que sorprende por su calidez y sus propuestas originales y alejadas del “corta-pega” del Barrio Gótico Barcelona donde se ubica, es como un oasis en pleno centro. Sorprende la belleza de estas callejuelas a visitantes y locales por igual. Y si encima puedes encontrarte con las recetas del cocinero Jordi Parramon, talentoso, trotamundos y singular a partes iguales, pues mejor que mejor.
En su papel de asesor fijo del restaurante, Parramón ofrece una carta repleta de cocina casera, catalana. Y ofrece un protagonismo especial al arte del “Mar y Montaña” – tiene hasta una sección especial en su carta – y que se materializa de manera inolvidable en sus albóndigas con cigala de toma pan y moja.
La carta es corta – suele ser buena señal – y en ella también destacan las sardinas marinadas y acompañadas de uva, lomo de atún marinado con higos y tomate, y platos de potencia de sabor intensa como su panceta confitada con langostino de Sant Carles (de la Rápita).
Lo han abierto los dueños del local vecino, Albert Rial y Judith Giménez, junto al sumiller Alain Salamano (ex Terraza Martínez y Bodega Amposta) y juntos, con la asesoría de Parramón, son como un pequeño dream team de un concepto híbrido de pequeño restaurante con encanto, más cerca del bistrot que del bar de tapas y platillos. Que sería lo que ofrecen en el local vecino de los mismos dueños, la Bodega La Palma.
Pl. de Pius XII, 4. Tel.: 614 35 71 87. Precio: 60 – 80 €. No cierra nunca.
Visitar Maymanta es una experiencia en sí mismo. El restaurante reina majestuoso, literalmente sobre la Diagonal de Barcelona. Desde el piso 19 del Hotel Grand Hyatt (mismo hotel, pero en distinto piso, donde Dani García abrirá su Leña en Barcelona en diciembre). Desde allí el cocinero peruano Omar Malpartida ha desembarcado por primera vez en Barcelona con este local en el que, al igual que en su homónimo de Ibiza, el cocinero apuesta por fusionar los sabores peruanos con los del Mediterráneo.
Con una carta en la que el 70% es pescado, Maymanta evoca la esencia de las cevicherías y picanterías norteñas de Perú. Con opciones de ceviche preparados al momento, pero con guiños al Mediterráneo y a la cultura gastronómica local. Por ejemplo, el cocinero presenta elaboraciones en formato tapa, pero con sabor peruano, como la croqueta limeña de pularda con cremoso de parmesano, ají amarillo y ceniza de cebolla, o la tortita de choclo de maíz con camarones deshidratados fritos, caviar de beluga y tartar de gamba roja – que es uno de los obligatorios.
Uno de los platos principales en los que más se lucen es todo un clásico peruano, el lomo saltado. El cual elaboran con solomillo glace de carne, cebolla y tomates ahumados, ají amarillo tatematizado y patata crujiente de acompañamiento. Todo un espectáculo que te hace viajar a Perú de un mordisco.
La sala está decorada en tonos naranjas cálidos. Tiene, además, una amplia terraza desde la que se ve todo Barcelona. Todo un espectáculo de noche y de día, que además completan con DJ en los fines de semana.
Balcón Gastronómico, Moll de Gregal (Local 5). Tel.: 936 11 72 38. Precio: 30 – 50 €. No cierra nunca.
Si ya estás imaginando héroes alados con superpoderes, este no es el caso. En este nuevo restaurante, también ubicado en el nuevo Balcón Gastronómico del Puerto Olímpico de Barcelona, el nombre hace alusión directa a la procedencia de los ingredientes y materiales de servicio que utilizan: el 90% de ellos son locales y están situados a “un máximo de 99,9 Km”.
Superlocal tiene carta centrada para compartir en el centro de la mesa, de temporada y cercanía. Y además, ofrece muchas opciones flexitarianas – tendencia nutricional al auge que consiste en tratar de reducir al máximo la proteína animal en las comidas-. En cada plato han tratado de aunar tradición con estas nuevas tendencias. Ofrecen opciones tales como las gambas de la costa catalana (51,2km), las croquetas de remolacha y queso Blau Ceratà (28km), el suquet de ñoquis con cangrejo de Vilanova (52km), opciones de arroces y algunos postres de fantasía, como la nube de yogur y limón, sorbete de remolacha y frambuesa y crumble de cacao y avellana de Reus y pistachos.
El local es enorme, diáfano muy versátil, con opciones de reservados “a la carta”. Muy luminoso y diseñado para todos los gustos y edades, ideal para familias y grupos que pasen el día en la zona del puerto olímpico. Cuenta además con un segundo local incorporado, SuperPizzaLocal, en uno de sus laterales donde se ofrecen pizzas artesanas con masa tradicional con un periodo de fermentación de 72 horas. No es su oferta principal pero sus pizzas ya están empezando a hacerse un nombre en el ideario barcelonés de algunas de las mejores opciones de la ciudad.
El local está también gestionado por el grupo Pantea, igual que Eldelmar de los Hermanos Torres.
Via Laietana, 30. Tel.: 932 95 79 05. Precio: 30 – 40 €. No cierra nunca.
A medio camino entre el Barrio Gótico y el Born barcelonés, en plena Via Laietana, ha abierto este restaurante en el Grand Hotel Central que cuenta con la asesoría culinaria del reconocido cocinero Oliver Peña (Teatro Kitchen & Bar, Enigma, 41 º Experience), y de Amador Martin (quien fuera head sommelier del desaparecido grupo elBarri de Albert Adrià), en la carta de vinos, que, dicho sea de paso, ya por sí misma merece una – o más – visitas al local.
Se trata de un restaurante de tapas y platillos pensados para compartir elaborados a partir de buen producto, cocina de proximidad y recetas de “mínima intervención”según Peña. Y que en realidad, quiere decir que son recetas sencillas. Pero que, cocinadas con buena mano y buena materia prima, son siempre más de lo que aparentan.
La carta incluye el “A,B,C” de las tapas de siempre. Con croquetas de pollo, cecina de León, ensaladilla rusa (que no pasa por nevera) o gilda. Y permite continuar la experiencia con platillos más elaborados y con la firma clara del estilo Peña. Con el salpicón de pez limón, el brioche de pulpo frito con mayonesa de mojo o los calamarcitos rellenos de butifarra con salsa romesco (receta de la madre de Oliver).
Defendiendo los colores de Can Bo a diario el jefe de cocina del Grand Hotel Central, Lorenzo Cavazzoni, que ha tratado de rendir homenaje a su cultura italiana, en platos como la tapa de presa ibérica ‘tonnata’, las alcachofas ‘cacio e pepe’ o los raviolis ‘plin’ de ossobuco.
En la parte de los vinos especial mención a una referencia interesante que Can Bo ofrece en exclusiva en Barcelona. Un lambrusco blanco llamado Levante 90, y otras propuestas muy interesantes como el RC Nobre, de Ramón Do Casar y otros muchos. Seleccionados con mimo, y que convierten a Can Bo en un destino interesante también para los amantes del buen vino.
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