Pastores y sus rebaños contra incendios para este verano

La de José Manuel es una historia de pastores fascinante. Un ganadero de Huertas de las Ánimas (Trujillo) que hace unos meses se vio obligado a retomar la práctica de la trashumancia a pie por la Cañada Leonesa Occidental Puerto el Pico para poder alimentar a rebaño de 1.700 ovejas merinas. Ante la situación de sequía extrema que atraviesa nuestro país y a la inflación que encarece los piensos y que hace del todo insostenible su actividad. Así, el pasado 14 de mayo, este extremeño emprendió una ruta a pie desde los Llanos de Cáceres que culminó el 21 de junio, tras 38 días de viaje cerca de Acebedo (León), en plenos Picos de Europa. Historias como la suya, son pequeñas ayudas que se pueden hacer 

 

 

 

Allí es donde se encuentra desde entonces y donde pasará todo el verano con su mujer y sus dos hijos y, por supuesto, con sus ovejas, alojados en una caseta en el monte sin agua, ni luz, pero con lo básico para vivir bien. Su día a día consiste en cuidar a su ganado, unos días lleva a sus ovejas a la derecha del monte, otras a la izquierda, unos días sube hacia la peña, otros las baja al valle, en función de la climatología, varía el rumbo y camina con ellas una media de 5 kilómetros diarios. Sus ovejas se alimentan de pastos, con temperaturas más frescas y con su actividad, mantienen limpio el monte y contribuyen a reducir la posibilidad de incendios, ya que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal. Además, las ovejas, que transportan semillas, amplían la biodiversidad de la zona y a su paso contribuyen a fertilizar la tierra de forma natural. En definitiva, mejoran la sostenibilidad y el equilibrio de la naturaleza que así mantendrá su curso. 

El suyo es solo un ejemplo de todos los ‘héroes rurales’ a los que la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino (INTEROVIC), a través de su Programa Europeo 2021-2023 “Sabrosa y Sostenible. Elige el Origen Europeo”, quiere dar voz para resaltar la importancia de la ganadería extensiva que es cultura, tradición y vida rural, contribuye a la conservación de ecosistemas, de paisajes, es productora de oxígeno, de agua, amortiguadora del cambio climático y es la común en el sector del ovino y caprino. 

Un verano en la montaña

José Manuel ha puesto su granito de arena en todo ello y se muestra ilusionado con el verano que está viviendo. Su objetivo es que cada una de las 1.700 ovejas merinas de su rebaño estén sanas y salvas y para eso tiene que estar atento al peligro de los lobos, «alguno hay por la zona», comenta. Cuenta que desde que llegó, con el avance del verano, «cada vez se ven más excursionistas que visitan la zona, suben o bajan la Peña de la Cruz o Pico de Mampodre y se dirigen hacia Acebedo». Le gusta charlar con ellos y también con los vecinos, y aunque la mayoría son muy responsables, advierte que hay que tener algunas precauciones en cuenta como evitar cruzarse con el ganado, no dejar basura (tampoco restos de comida) en el monte y dejar las vallas cerradas tal y como uno se las encuentra.

«El otro día un grupo de gente en quads se dejó las puertas abiertas y han hecho mezclar distintos ganados con el peligro que entraña». Además, señala, «tendría que haber más desbroce, el monte está muy sucio y hay sitios inaccesibles para el ganado y hace que se acumule la suciedad y aumente el peligro de incendios. Hay partes del puerto a las que no se puede llegar, no hay visibilidad».

 

El decálogo del excursionista sostenible

Esta realidad de los pastores que explica es un hecho. Estamos cada vez más concienciados, llamados a tomar la acción y dispuestos a poner nuestro granito de arena en la conservación de un medio ambiente que reclama nuestra implicación como parte del sistema. A la par, el turismo rural aumenta y los viajes para conocer el potencial de la España de interior crece, se consolida una mayor presencia de visitantes en el medio natural. Por eso, debemos ser responsables a la hora de disfrutar de todo lo que la naturaleza y el monte tiene que ofrecernos en temporada estival, y tomar consciencia de que visitamos el medio en el que otros viven, minimizando el impacto de nuestro paso por el medio natural.

 

 

Los diez consejos para ser un excursionista ejemplar

Antes de planear un viaje o excursión al campo o a la montaña, es importante cambiar el ‘chip urbano’ y abrir bien la mirada, ser conscientes de cómo nuestra presencia y nuestros hábitos pueden llegar a alterar el ecosistema del que tanto nos gusta disfrutar. La prevención puede evitar graves riesgos que se reflejan, por ejemplo, en los niveles de fatiga e incluso estrés que puede llegar a padecer el ganado, habitante natural de estas tierras, al recibir afluencia de visitantes que desconocen el medio. 

En camino al que sea el destino elegido para ir de excursión, es fundamental respetar las señales de circulación que avisan de la presencia de ganado u otros animales en las cercanías y reducir la velocidad del vehículo cuando las veamos. Si estando en carretera se cruza un rebaño, es fundamental ser paciente, respetar su ritmo de paso y no tocar el claxon, lo que alteraría a los animales sin ninguna garantía de que la situación fuera a resolverse con más apremio. Además, es importante quedarse dentro del coche mientras se cede el paso al ganado para evitar asustarlo. 

Una vez en el monte, disfrutando del paseo, es importante permanecer atento, por si aparece un rebaño. Sobre todo, si en el grupo alguien camina con perro, deberá mantenerlo atado mientras cruce el ganado, para evitar sustos. De lo contrario, la persona responsable del animal será también responsable de los posibles daños, perjuicios o molestias que pudiera ocasionar a personas, al ganado o al medio natural, especialmente si el animal camina suelto en parques nacionales, cañadas u otros espacios naturales protegidos donde esta práctica está prohibida, tal y como queda establecido en la nueva Ley 7/2023 de Bienestar Animal.

Es fundamental, mientras dure la excursión, evitar acercarse a los animales sueltos que se puedan ir encontrando en el camino, no solo a los que forman parte de un rebaño, sino también a los perros pastores que los cuidan y que están en el monte cumpliendo una obligación, haciendo un trabajo. Es mejor no interactuar con ellos.

En los paseos y excursiones por el monte es normal encontrar pasos entre fincas que pueden estar cerrados, pero también abiertos. En cualquier caso, tienen un objetivo y deben seguir como se encuentran, por lo que lo mejor es no tocarlos. Por supuesto, cualquier residuo o resto generado mientras se disfruta de la naturaleza debe ser recogido, incluso la comida, que puede dañar a los animales.

Por último, en línea con el objetivo principal de INTEROVIC, cabe subrayar que el consumo de productos locales de la zona apoya a la ganadería extensiva y es otra forma de implicarse como consumidor, de apostar por la sostenibilidad del medio ambiente, prevenir incendios y generar valor en las economías rurales.

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