Es difícil pasar por delante de la tienda y no entrar. Pepita&Grano lleva apenas tres meses abierta, pero ya son muchos vecinos de la zona, gourmets y cocineros los que habitualmente se pasan para adquirir sus legumbres al peso. Más de 35 variedades de legumbres de todas las zonas productoras españolas –más alguna de importación- , además de las de cultivo ecológico, se apilan en los típicos sacos de arpillera. Fabes, verdinas, del ganxet, arrocina, morada larga, carilla, canela, haba de Aragón, lentejas (incluyendo las denominadas lentejas caviar, negras y pequeñitas, originarias de EEUU y Canadá pero producidas en Salamanca), varios tipos de garbanzos, incluso legumbres peladas, para cremas y purés, inundan los palés de madera repartidos a lo largo del espacio, cálido y acogedor.
No es, con todo, una oferta temática. Como si de un colmado moderno se tratara, en la tienda se pueden adquirir arroces (para sushi, basmati, carnalori, del Delta del Ebro, rojo, negro), cereales como el cuscús, la quínoa, el mijo, o más de 70 tipos de especias, junto a harinas (espelta, trigo sarraceno, soja, etc.) una curiosa pasta hecha con legumbre (tornillos de lentejas o garbanzos), y una buena muestra de fruta deshidratada (el coco o el jengibre escarchado son adictivos) y frutos secos. Para completar la nómina de productos, algunas semillas (chía, lino, bayas de goji) y un pequeño rincón dedicado al cacao para repostería. Y siempre todo se adquiere a granel.
La propietaria, Cristina Sánchez-Moraleda, tiene muy claro que el éxito de su propuesta está en la especialización, pero también “en el trato cercano al cliente, poder asesorarle, dejarle probar, no meterle prisa, que conozca, vea y pregunte”. Una forma de comprar en las antípodas a los despersonalizados supermecardos o grandes superficies. En buena medida es un concepto revival, de puesta en valor de las tiendas de barrio de toda la vida, pero pensadas con un criterio de consumidor actual. Pensando en él y sus exigencias, Cristina ha apostado por los graneles, “no todo el mundo necesita un kilo de arroz o de garbanzos, hay que pensar en el consumo sostenible y la compra responsable, que evite el desperdicio innecesario”, nos cuenta. Por eso precisamente incitan a sus clientes a traerse sus propios tarros de casa, sus tuppers, “les hacemos descuento”, comenta, para rellenarlos en la tienda con la cantidad que necesiten.
En Pepita&Grano no se encuentran productos amparados por denominación de origen al venderse a granel, aunque la propietaria aclara que, por ejemplo, el garbanzo de Fuentesaúco es el mismo que el envasado con marchamo de la DO, e igual ocurre con el resto de las legumbres. E insiste en que compra semanalmente para garantizar la calidad y frescura. Los precios tampoco disuaden: resultan bastante razonables. En definitiva, un pista muy recomendable.
Pepita&Grano (Santa Engracia, 77. Madrid. Tel.: 910 230 017)
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