Encontrar restaurantes de Marbella baratos para comer rico es casi misión imposible, si además se busca calidad gastronómica. Por eso hemos decidido hacer una pequeña guía gastronómica de restaurantes a los que poder ir con frecuencia. Desde hace unos años los precios se han disparado. Mientras en zonas como Puente Romano los turistas y residentes extranjeros pagan sin sorprenderse facturas no inferiores a los 100 euros por persona, los clientes españoles se quejan y acusan a los restaurantes de inflar los precios (en el caso de los vinos llegan a cuadruplicarse), sobre todo en la temporada de verano. Razón no les falta porque si hace 15 años era difícil comer bien en Marbella porque no había oferta, ahora lo que es complicado es primero hacer las reservas (todo está lleno con semanas de antelación) y después asumir la factura, incluso para una clase media desahogada acostumbrada a los precios de Madrid u otras ciudades.
A la vista de la situación, nos hemos puesto en plan «Comando Marbella» dispuestos a descubrir locales donde se pueda comer bien a precios asequibles. Buscamos restaurantes con un producto cuidado, una cocina correcta, un servicio amable, un ambiente agradable y una buena relación calidad precio. En esta lista no encontraréis terrazas al borde del mar, ni comedores suntuosos, pero sí recetas sabrosas que seguro nos animarán a volver. La iremos alargando mes a mes.
Av. Antonio Belón, 8. Cierra: lunes y domingos. Precio medio: 10-25 €.
El espacio es tan minúsculo que dentro a penas hay espacio para el personal que atiende las mesas de la terraza que se desparrama por la acera entre jardineras con plantas. El cocinero marbellí Fernando Alcalá dirige un equipo joven y resuelto que ofrece platos de corte tradicional como la tortilla de patatas (entre nuestras favoritas), las croquetas (de concurso), la ensaladilla, las patatas bravas o las gambas en gabardina, muy bien fritas en aceite limpio. Una carta muy corta -para no fallar- que se completa con los especiales del día, tres o cuatro propuestas que cambian según lo que se encuentra en el mercado. Buen producto, bien elaborado. Un lugar ideal para cenar de manera informal o tomar un buen aperitivo. De postre hay que probar la tarta de queso, elegida la mejor de España.
C. Vicente Blasco Ibáñez, 3. Tel: 952 86 36 26. Cierra: lunes.
Es de los pocos restaurantes de Marbella que ofrece pescado y marisco local. Tal vez por eso es el punto de encuentro de los cocineros locales el día que libran. Cocina tradicional, sin más pretensiones, en un local de barrio en la zona alta de la ciudad (cerca del campo de fútbol) donde se mezclan los marbellíes con los veraneantes y algún que otro extranjero avezado. Una casa de comidas de las de toda la vida, en la que mandan la plancha y la fritura. Cristobal, el propietario, busca el mejor género en las lonjas locales (Marbella, Fuengirola, Estepona y hasta Huelva). Los huevos fritos con carabineros son un espectáculo. Las frituras dan la talla: pijotas, salmonetes o una gallineta entera. La terraza ocupa la acera, pero el personal es tan encantador que no te das cuenta de que estás en mitad de la vía pública. Es importante reservar, sobre todo los fines de semana.
Av. Antonio Belón, 26, local 10. Tel: 658 19 65 80. Precio medio: 15-25 euros.
La joven Xiaomiao maneja sola su diminuto restaurante cerca del paseo marítimo de Marbella. No tiene ayuda, ni en la sala, ni en la cocina, y aún así el servicio es bastante rápido. Ella no pierde la sonrisa. En el local, cuatro mesas y varios tramos de barra con taburetes donde los clientes se acomodan como pueden. En la carta, especialidades chinas, sobre todo pastas al vapor y sopas. Es importante preguntar cuales son caseras y cuales no porque eso es lo que marca la diferencia. Ella misma prepara buena parte de los dim sum que ofrece, precisamente los de pasta más fina y relleno más elegante. Llegan a la mesa en sus tradicionales vaporeras de bambú apiladas unas sobre otras. No hay que dejar de probar los siu mai caseros rellenos de pollo, gambas y verdura; la sopa de wonton de gambas y las bolas de gambas crujientes. Para beber agua, cerveza y refrescos. Platos para veganos.
Es la última casa de pescadores que se conserva en Marbella, muy cerca del puerto deportivo, una pequeña construcción de piedra, con mucho carácter, perdida entre bloques de apartamentos. En este espacio encantador, el cocinero Jesús Muñoz Páez despliega una carta singular que se adapta al desayuno, al brunch y al almuerzo. Tal vez por so el horario va de las 8.30 de la mañana hora en que abre la cocina a las 13.30 que se echa el cierre. Entre las especialidades de la casa el pan brioche con huevos revueltos, crema agria y caviar(16€); la tortilla abierta con fiambre de cerdo y alcaparras (10,50) o los molletes (del obrador Máximo de Benaoján) de pringá del puchero (9€), de tortilla de patatas y de lomo en adobo con huevo frito al humo de olivo ( 10,50€). Pero también se atreve con un sándwich de mortadela, crema de queso y tomate seco en aceite que está estupendo. Y un postre creativo de ciruelas negras con crema de remolacha y helado de crema agria bastante bueno. Los más clásicos pueden pedir churros con chocolate. El café de Illy y los zumos tienen muy buen nivel.
Travesía, C. Carlos Mackintosh, 3, local 26. Tel.:952 75 73 73. Cierra: martes y miércoles. Precio medio: 20-35 €.
Un andaluz y una polaca regentan una divertida taberna izakaya en el centro de Marbella en cuya puerta se anuncia «NO HAY SUSHI» para que nadie se llame a engaño. Media docena de mesas en un espacio austero -así son las tabernas en Japón- que nada tiene que ver con los rutilantes locales que se abren en la Costa del sol, donde mandan los sabores de Oriente con algunos guiños españoles, sobre todo en cuanto a productos. Marco está solo en la cocina, por eso conviene llegar si prisa, las preparaciones llevan su tiempo A las propuestas de la carta se suman las especialidades del día, casi siempre acertadas y apetecibles. Imprescindible probar el curri japonés de carrillera, los udon, la berenjena, el teriyaki de salchichas… Las salsas y los aderezos están muy conseguidos y las digestiones son fáciles, señal de que no hay glutamato. La oferta de bebidas es muy limitada, pero como hay cerveza, nacional y japonesa, todo solucionado. Lo que menos entusiasma son los mochis, pero ya se sabe que el postre no es el fuerte de los japoneses. Sin embargo la tarta de té matcha se deja comer. Imprescindible hacer reserva con antelación.
Av. Antonio Belón, 26, Local 12. Tel: 951 13 08 22. Cierra: domingos. Precio medio:10-20 €.
Lo que comenzó como una cafetería de especialidad se ha convertido en un restaurante de lo más atractivo bajo el lema «desayuno todo el día». No es que hayan dejado de vender café, no, es que han añadido una interesante carta de platillos que se sirven entre las 9 y las 16 horas. Luis Arriaga (mexicano) y Begoña Fuentes (cordobesa) son el alma mater de este encantador local, en el que se puede disfrutar de comidas con sabor y color de México, pero también de especialidades veganas, bollería etc. Un concepto novedoso que se adapta muy bien a una clientela que se acuesta tarde y se levanta con hambre. Entre las especialidades: Del rancho 2.0 (Tortilla de maíz, frijoles, huevos, salsa roja, aguacate, pavo y queso); Burrito mañanero, o «clásico» mollete mexicano con queso y pico de gallo. También ha tostadas de pan con mantequilla y mermelada ¡todo buenísimo! El café, microlotes de diversos orígenes, se prepara por diferentes métodos, al gusto del cliente.
Calle San Gabriel, 10. Tel.: 952 78 01 34. Cierra: lunes. Precio: 30-45 euros.
Es probable que su fritura sea una de las mejores de España y por supuesto de los restaurantes de la provincia de Málaga. Fríen en tandas pequeñas, palmeando los boquerones o las pijotas uno a uno, como las amas de casa. Por eso hay que ir a comer sin prisa. Media docena de mesas en el casco antiguo de San Pedro y la familia Merchán al frente del negocio; la mayoría de la clientela, asiduos. El único lujo del lugar es una materia prima escogida, que Pepe Merchán compra cada día en los mercados locales. Ahora sus hijos van tomado el relevo en la cocina, pero nada ha cambiado. Los pijotas, los salmonetitos, los chopitos, el adobo…todo sigue igual de rico que siempre. Imprescindible la ensalada de patatas picante.
Av. Miguel de Cervantes, 26. La campana. Tel.: 676 30 25 61. Cierra: lunes y martes. En verano, solo abre para cenas. Precio: desde 25 euros.
La joven cocinera Alba de Luca (padre italo argentino y madre malagueña) ha convertido su pequeño restaurante en un lugar de peregrinación para todos los amantes de la cocina italiana. Hay apenas ocho mesas y es imprescindible reservar con antelación (sobre todo los fines de semana) si se quiere disfrutar de sus excelentes recetas. Ella elabora cada día las pastas frescas, rellenas o no, y las salsas con las que las acompaña. Pulcritud técnica y mucha sensibilidad a la hora de combinar ingredientes. Entre nuestros favoritos, la pasta rellena de calabaza, los espagueti con salsa de tomate y los lasagnette. De postre, sin duda hay que pedir el tiramisú, uno de los mejores que hemos probado en mucho tiempo.
C. Tirso de Molina, 25, Nueva Andalucía. La Campana. Tel.: 952 81 41 81. Cierra lunes noche y martes. Precio: 30-50 euros.
Fabada, rodaballo y cordero asado son sus señas de identidad. También el inefable cachopo desde que hace unos años participó en el concurso nacional. Increíble poder beber sidra en Marbella como si estuvieras en Asturias, pero así es esta sidrería entrañable, conocida de todos los aficionados a la buena mesa. Un local ruidoso y bullanguero, siempre lleno y animado donde se reúnen las pandillas de amigos y las familias para pasarlo bien. Raciones abundantes, bodega amplia, servicio de andar por casa pero muy eficiente y precios muy comedidos. Un local con clientela fija que repite y repite… Por algo será.
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