Algunos se alzan sobre las rocas, otros ocupan un edificio histórico, los hay que son casi un garaje reconvertido y varios están a pie de playa. Estos son algunos de los que más nos gustan, teníamos que elegir, porque los 7.905 kilómetros de costa que tiene España dan para mucho, otros los hemos incluido en el artículo dedicado a los chiringuitos, o a los restaurantes con vistas al mar o a los especializados en pescado, porque hay bastantes en la costa. La lista podría seguir creciendo y tal vez lo haga, pero de momento vamos con estos que estamos seguros de que no os van a defraudar.
Lugar de San Roque, 2. Finisterre. Coruña. Teléfono: 981 740 697. Precio medio: 50-75 euros.
La vieja casona de piedra que fue una antigua fábrica de salazón, ahora renovada, está sobre la playa de Langosteira, allí en el fin del mundo, donde el mar se vuelve infinito, bello o pavoroso según se mire. El restaurante, muy popular en la zona, se ha ganado la fama por los mariscos de concha: navajas, longueirones, almejas, berberechos, zamburiñas… y demás mariscos gallegos como la centolla o el percebe. Pero además la lubina es la reina del lugar. Piezas salvajes que se preparan a la plancha, abiertas y sin espinas aderezadas con una salsa de aceite vinagre, sal y perejil. Cocina de producto respetuosa y sabrosa, sencilla y escueta. Los viajeros por la zona agradecerán saber que existe una ruta llamada “El Camino de los Faros” que recorre los 200 kilómetros de costa visitando playas desiertas y parajes maravillosos, además de un puñado de faros enclavados en algunos de los cabos más famosos de la geografía gallega.
Av. Juan Sitges, 3. Salinas. Asturias. Tel.: +34985518613. Precio: 75-120 euros.
Comer en una de las mesas de la galería de este viejo balneario de la playa de Salinas en Avilés es un espectáculo, por lo que uno se encuentra en el plato y por el maravilloso escenario natural que se contempla a través de las cristaleras. Alta cocina que sabe a mar aliñado con salsas clásicas, puntos de cocción perfectos y técnica depurada. Isaac Loya se ha valido de su conocimiento culinario para transformar un restaurante de producto en un interesante enclave de cocina contemporánea poniendo al día recetas vintage que tienen mucha chispa e introduciendo guiños a cocinas extranjeras en este enclave que su familia regenta desde hace años. El es mar su despensa y se mueve por ella a sus anchas, desde el bugre (bogavante) a la lubina pasando por las andaricas (nécoras) o el bonito todo tiene cabida aquí según la temporada. Si quieres leer la crítica completa, sigue el enlace Real Balneario de Salinas.
P.º Marítimo, 8. Noja. Cantabria. Tel.: 625 68 34 04. Precio medio: 45-60 euros
Un clásico de esta villa marinera, situado en el paseo marítimo sobre la bonita playa de Ris. Lo mejor es comer en la terraza, pero si no hay tiempo o no se ha reservado se pude picar algo en el bar, aunque siempre está atestado de público local. Las rabas (calamares fritos) son imprescindibles, pero también las croquetas de changurro. La especialidad de esta casa de comidas tradicional son los pescados y mariscos de la costa, pero tiene fama su calabacín relleno. En temporada buenas nécoras, casi siempre cocochas de merluza, pimientos asados con las típicas anchoas y también en temporada piparras (guindillas dulces verdes) fritas. De postre tiene fama su tarta de queso. Bodega suficiente y servicio eficaz.
Av. Papa Luna nº5. Peñíscola. Castellón. Tel.: 964 480 030. Precio medio: 50-70€.
Cocina humilde y sabrosa que busca la excelencia desde la sencillez, sin querer ser otra cosa que lo que es. Sin impostura ni afectación. “No queremos cambiar. Lo que hacemos nos gusta, y es lo que sabemos hacer, pero todo se puede mejorar y eso es lo que intentamos –explica Jaime mientras atiende las mesas en la sala”. Los clientes vienen a comer arroz y guisos marineros, pero agradecen que se incorporen platos nuevos. Así surge el carpaccio de gamba roja. Las caixetes, los chanquetes y otros placeres prohibidos aquí no lo son, pero hay que esperar a que sea la temporada para disfrutarlos. En la cocina, productos de calidad comprados en la lonja local. Lo que es evidente es que aquí se encuentran algunos de los mejores guisos y arroces marineros de la provincia de Castellón y de buena parte del Mediterráneo, con maravillosas vistas al castillo de Peñíscola. Imprescindible probar el Arroz Calabuig, que preparaban para el cineasta Luis García Berlanga y la raya con patatas y langostinos. Para tener buena mesa en la terraza hay que reservar con antelación. Puedes leer la crítica completa aquí.
Fénix, 13. Denia. Alicante. Tel 965 781 035. Precio medio: 40-80 euros.
Es uno de los clásicos de Dénia. Un restaurante de gestión familiar con una ubicación inmejorable: la terraza cuelga sobre el mar en la «playa» de les Rotes, la zona de rocas del extremo sur de la localidad. Buen producto, sobre todo la gamba roja, que tratan con esmero y el marisco. Las cigalas son espectaculares. No faltan los arroces, el más famoso el abanda, y los pescados. El local necesita un lavado de cara, pero en la terraza uno se olvida de todo con un buen marisco y un vino blanco frío.
Paseo Es Traves, 20. Puerto de Sóller. Mallorca. Teléfono: 871 87 21 77. Precio: 55-80 euros.
En medio de un entorno muy turístico y en primera línea de playa, esta villa convertida en restaurante es un remanso de paz. No hay que hacer caso de la carta, basta con decirle al camarero que se quiere comer pescado. Soberbias las gambas rojas a la parrilla y aún más el calamar que se prepara delante del comensal. De plato fuerte un pez San Pedro fresquísimo y en su punto, con su ajada, realmente memorable, acompañado de patato mallorquín, las dulces y sedosas patatas de la isla. De postre una versión deliciosa de fresas con nata y una tarta de queso que crea afición. Si el tiempo no lo permite se puede comer dentro. La primera planta, que se usa para comidas y cenas privadas, tiene obras de arte y un suelo de azulejo hidráulico difícil de olvidar.
Carretera de subida al Faro, 50. Cabo de Palos. Región de Murcia. Tel.: 968 56 45 63. Precio medio: 50-65 euros.
A 100 metros de la playa lo fundaron un matrimonio de pescadores en los años 50 del siglo pasado, hoy es su nieto, Sergio de la Orden el que lleva las riendas. Desde las mesas no se ve el mar, pero se huele. Y son tan marineros que la forma del local por fuera recuerda a un barco y por dentro está decorada con redes, timones, etc. Ha pasado de generación en generación y superado no pocas vicisitudes hasta llegar hasta hoy. Un local popular y bullicioso que sin perder su carácter ha sabido adaptarse. Redujeron la carta de 120 platos a 20, pero la receta del caldero no la ha cambiado. Su cocina bicéfala conjuga las recetas tradicionales familiares con las nuevas y excelentes versiones de Sergio. Merece la pena probar los pescados, las salazones frescas, como se llevan ahora, los guisos, etc. todo en formato clásico o contemporáneo.
Ctra. Cádiz, 131. Benalmádena. Málaga. Teléfono: 951 26 49 31. Precio: 45-65 euros.
Colgado literalmente sobre la playa este restaurante de toda la vida con Francisco Muñoz en los fogones, busca el producto de calidad y de la recuperación de recetas tradicionales, aunque mantienen los manteles de papel y el servicio un poco acelerado. Merece la pena probar la ortiguilla con jugo de cordero, la ostra con jugo de jamón ibérico Dehesa de los Monteros y la sopa colorá con sardinas, especialidad de Benalmádena y homenaje del cocinero a su abuela. Espetos de sardinas, con sardinas pequeñas pero muy jugosas, cargadas de grasa y el punto de asado perfecto. También le dan buen punto a los pescados como el San Pedro Frito o la gallineta. Imprescindible reserva con antelación.
C. Pórtico Bajo de Guía, 10, 11540 Sanlúcar de Barrameda, Cádiz Tel.: 956 36 26 96. Precio medio: 50-80 euros.
Junto a la playa de Bajo de Guía, «el bigote» es un mito. Un histórico de la hostelería española, un local de dos plantas, que sigue dando guerra y sirviendo los que para muchos son mejores langostinos de Sanlucar, lo que equivale a decir de España. Aunque para otros, el punto de cocción puede que sea un poco excesivo por lo que conviene advertirlo. De lo que no cabe duda es de la calidad del producto. Fernando Hermoso y su hijo César se quedan con lo mejor que entra en la lonja cada día. Además de los famosos langostinos, platos de cocina tradicional con materia prima seleccionada. Pijotas, acedías, hueva aliñá, huevos de choco y la icónica receta de «menudo de chocos». En el local contiguo un bar de tapas.
Av. Marítima, 97. Playa Blanca. Lanzarote. Islas Canarias. Tel.: 928 51 72 06. Precio:40-60 euros.
En una zona hiperturística y a pié de playa, Juan Cabrera, apodado el majorero, defiende desde hace 30 años el producto de calidad y la tradición culinaria canaria, lo que ya significa mucho. A primera vista, pocos apostarían porque es la terraza de sillas blancas y toldos verdes se come bien, podría ser una más de las que hay en el paseo, pero no. El local es bullicioso y popular pero perfecto probar los pescados del litoral, el atún rojo y los deliciosos carabineros y camarones de La Santa, aunque harán que la cuenta suba. Cocina sencilla que necesita poca floritura. Buenos vinos canarios en la carta. Lo mejor, para acertar, dejarse aconsejar.
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