Con la llegada del buen tiempo nos apetece salir más, y una ruta de quesos por España es un buen aliciente para hacerlo. Buscamos nuevas experiencias ya sea para un fin de semana o complementar nuestra escapada a la playa o montaña. Para todo hay tiempo y hoy te proponemos cuatro rutas en las que, de alguna manera, el queso es el protagonista.
Cualquier momento es bueno para acercarse a Cáceres, aunque es cierto que con la floración de los cerezos se suma otro aliciente. En la zona sur de Cáceres se encuentra Casar de Cáceres, conocida por ser la cuna de unos de los quesos que más amantes y “haters” tiene: la Torta del Casar.
Hay posibilidad de visitar alguna de ellas como la afamada Doña Francisca. Esta quesería es una de las más premiadas dentro y fuera de nuestras fronteras. De la mano de su maestro quesero tenemos la posibilidad de recorrer sus instalaciones para acabar con una degustación de sus quesos.
Otra visita de interés es conocer el Museo de la Torta del Casar*, ubicado en una antigua casa rehabilitada. Allí conocemos la historia y el proceso de elaboración de su afamado queso, al tiempo que descubrimos la forma de vida tradicional.
*Debido a informaciones contradictorias en páginas oficiales recomiendo asegurarse de la apertura y horario del Museo. Me ha resultado imposible contrastar esta información vía telefónica.
Torta del Casar
Por derecho propio debe de estar aquí. Es nuestra “mancha quesera” más amplia con una enorme variedad de quesos (unos cincuenta). La zona de los Picos de Europa nos garantizan un paisaje privilegiado con rutas para senderistas más experimentados y aficionados. Sin duda la mejor manera de acabar una de ellas es catando uno de los quesos azules más representativos, ya sea con DOP o sin ella.
Uno de ellos es El Cabriteru en las afueras de Arenas de Cabrales. Una granja donde no sólo se visitan las instalaciones, también se puede disfrutar de su ganadería si las circunstancias lo permiten. Al estar situado al lado de un río su degustación de tres quesos va acompañada de sidra natural casera en un paraje idílico.
Visita recomendable también es la Cueva del Queso Cabrales, donde tendremos la posibilidad de entrar en una auténtica cueva de maduración de este queso tan característico. Al final de esta también tendremos nuestra degustación.
Si el sur de la isla es territorio de playas de arena blanca, el norte pertenece al sector quesero. Zonas poco visitadas salvo por los isleños y amantes del queso y su paisaje. Gáldar, Moya o Santa María de Guía son las pistas a seguir.
En Guía se encuentra el Centro de Interpretación del Queso que, bajo petición, ofrecen visitas y degustación además de talleres de elaboración de queso artesano. Es un excelente punto de partida para tener el primer contacto con una de las joyas de Canarias: los Quesos de Flor, de Media Flor y de Guía.
Estos quesos aún conservan tradiciones ancestrales como la trashumancia y el pastoreo. Pequeñas queserías como El Caidero o Cortijo de Pavón donde poder catar el producto y llevarnos, si hay suerte, alguna pieza. No tiene precio tomar un pedazo mientras desde la montaña se divisa el océano. Una experiencia que no se olvida.
Flor de Guía
Conocida también como el sendero GR283 es un recorrido circular de unos noventa y seis kilómetros por el interior de Guipúzcoa que une el senderismo con la gastronomía.
Si no se puede/quiere hacer todas las etapas (6 en total entre 12 y 23 kilómetros) se puede elegir alguna dependiendo del tiempo que queramos dedicarle. Sin duda una de las más singulares es la que parte de Ordizia y llega a Segura que consta de trece kilómetros y se hace en unas cuatro horas.
En Ordizia se celebra anualmente el Concurso del queso Idiazabal. Visita obligada es su mercado con sus imponentes columnas, su historia y la vida que se desarrolla dentro. Sin duda es el punto neurálgico de la zona donde encontrar productos directos de los caseríos de la zona.
Antes de llegar a Segura cruzaremos por Idiazabal donde se encuentra el centro de interpretación de este queso. A lo largo de esta ruta cruzaremos por montañas y valles donde pastan las ovejas latxas y tendremos la oportunidad de visitar algunas de sus queserías.
Esto son sólo algunos ejemplos para abrir boca. Nuestro país está repleto de pequeñas queserías artesanales que estarán agradecidos de nuestra visita (siempre respetando los horarios que tienen para poder atender al público) y posterior compra de algunos de sus productos.
De igual manera que existen las rutas del vino ya hay muchas regiones que están preparadas con sus queserías para recibirnos. Quizás es un buen momento para empezar a incluirlos en nuestros viajes. No olvidemos que con buen queso y mejor vino, más corto se hace el camino.
Fotografías: Ana Belén González Pinos, menos la de Cabrales que es de la Fundación Cabrales.
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