Una terraza, una cerveza bien fresquita, y una ración de bravas, una estampa cotidiana en cualquier ciudad de España.
Es uno de los platos más populares de la gastronomía española, pero conseguir una auténtica salsa brava es todo un arte. A pesar de ser un plato sencillo, y de no tener mucho misterio: solo son patatas fritas y salsa, tiene un sabor tan único que hace que queramos repetir cada vez que salimos a comer con los amigos.
Se trata de una de las pocas salsas picantes del recetario español, ingrediente básico de las patatas bravas. Pero, ¿cuándo hizo su primera aparición? Te lo contamos.
La primera vez que tenemos constancia del término “patatas bravas” es en 1967, cuando el periodista Luis Carandell, escribió:
“… las patatas bravas, que en algunos sitios se llaman “patatas a lo pobre”, son patatas fritas con salsa picante, como uno se imagina que los pobres comerían las patatas, es decir, untando pan en la salsa”.
Aunque no hay unanimidad, siempre se ha dicho que esta receta se comía en Madrid por las clases más humildes y era popular entre la población madrileña ya en el siglo XIX.
El origen exacto de esta salsa se desconoce con precisión, pero se comenzó a ver escrita en bares y recetarios desde bien entrada la posguerra, a finales de los años 1950.
Algunos de los restaurantes madrileños se adjudican su creación, pero no hay documentos que prueben cuál fue el lugar geográfico donde nació esta receta que ha dado la vuelta al mundo.
No obstante, se volvió una salsa muy popular para acompañar las patatas, extendiéndose por toda España entre los 60 y los 70.
Es más, según la ONU, las patatas bravas son reconocidas como un plato típico español.
Al igual que existe un desacuerdo sobre el origen de este plato y su salsa, también lo existe sobre los ingredientes.
Esta salsa tiene un amplio rango de variantes dependiendo del lugar o del cocinero, aunque existen dos variantes principales: La que dicen ser auténtica con harina de trigo, cebolla y pimentón picante y la que lleva tomate frito con pimentón picante o guindillas.
¿Cuál es la receta original? No hay necesidad de elegir. Tradicionalmente la opinión se ha dividido entre quienes aseguran que la salsa brava debe su color rojo al tomate y quienes, por el contrario, apuestan porque es el pimentón el causante de esta tonalidad.
Aunque también hay quienes afirman, como hemos mencionado antes, que su receta original nacida en los restaurantes madrileños, Casa Perico o en La Casona, llevaba los dos ingredientes.
Pero, como ya hemos mencionado, en estos años han aparecido muchas variantes de salsa brava.
Lo que tenemos claro es que sean hechas en casa con estos ingredientes o en cualquier terraza disfrutando de un refrigerio, las patatas bravas siempre son bienvenidas.
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