Para Iván de la Plata, promotor del campeonato, lo importante es fomentar la competitividad entre los estableciminetos, así se incrementa el nivel gastronómico, pero también el compañerismo entre los profesionales de la hostelería. “Queremos que todo el sector participe y que los asturianos sientan el campeonato como algo propio, que les apetezca salir a probar los pinchos. Los siete cocineros con estrellas Michelin del principado están involucrados: unos son jurado y otros ayudan a sus segundos de cocina o a chavales que trabajan en sus casas para que presenten un pincho al concurso. Estamos satisfechos porque cada año el nivel de calidad es más alto”.
Los únicos requisitos para poder competir son que el establecimiento esté en Asturias y que tenga barra, ya que durante una semana el público puede probar en los propios locales participantes los pinchos que están en competición. Este año hay 25 municipios representados.
El proceso de selección
El jurado que preselecciona los 16 finalistas está formado por 14 equipos que recorren los locales inscritos por todo el territorio de la comunidad autónoma. Cada equipo está integrado por cuatro personas (cocineros, gourmets, periodistas, productores… ) Además cada año cuatro aficionados tienen la posibilidad de participar gracias a un concurso que convoca el diario La Nueva España, colaborador oficial del concurso. Cada equipo recorre entre 10-15 locales, dependiendo de las zonas. Todos hacen la ruta el mismo día ya la misma hora. “Intentamos ser lo más objetivos posible –explica Iván de la Plata- no perjudicar a nadie, al contrario, facilitarlo todo para que cada uno pueda dar lo mejor de si. Durante las tres horas que dura el recorrido, los jurados pueden pasar fotos por las redes sociales pero no pueden hacer comentarios sobre si los pinchos les han gustado o no, o sobre la calidad de los mismos, aunque sí se permiten comentarios técnicos descriptivos. Así evitamos que unos influencien a otros. Los miembros de los equipos puede que se conozcan o que no, todo es aleatorio”.
Los pinchos se puntúan de 0-10 y se valora sobre todo el sabor y la técnica. Como se prueban en la barra, si se demoran más de 10 minutos en servirlos hay una penalización.
Una vez elegidos los mejores se reúnen los jefes de equipo y se seleccionan los 16 finalistas. Si hay empate se vuelve al día siguiente a probar los pinchos que han de desempatar.
Originalidad y sabor
La imaginación y las ganas por deslumbrar son evidentes. Ingredientes escogidos, presentaciones sofisticadas, muchas horas de trabajo… Incluso los nombres son llamativos: mi carro me lo robaron, va tor ti Manolo; tiene ocho y no las ves, ¿qué es?; el brujo frente al espejo; se come todo ¿si o no?; ¡Un conejo en el bosque!… Sin embargo a veces lo más simple resulta ser lo más convincente, en la edición del año pasado frente a las extravagantes propuestas, con humo y pipetas incluidas, ganó una suculenta minihamburguesa que se comía con la mano y en dos bocados.
Este año la gran final será en Gijón (cada año cambia de sede) y esta tarde se reunirá el jurado para elegir el vencedor, pero hasta el próximo martes no se hará público. “ Puede parecer un poco cruel, -explica Iván de la Plata- pero lo hacemos así para que todos tengan oportunidad de dar a conocer su pincho durante el fin de semana. Si hiciéramos público el ganador, o incluso los finalistas, todo el mundo se concentraría en ellos y no sería justo para el resto de locales que participan con la misma ilusión”
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