En San Valentín se celebra el amor y entre otras cosas el amor es arriesgado, atrevido, loco, sincero, insolente, divertido, desinhibido, ciego… A ser todo eso y mucho más ayuda una copa de buen vino. Estos son los cinco vinos que han elegido Silvia García y Guillermo Cruz, sumilleres de Mugaritz y pareja enamorada donde las haya. ¡Gracias por compartirlos con nosotros!
Champagne es sinónimo de celebrar y qué mejor que hacerlo con la primera casa de vinos de la región de Champagne, nacida 1584. Gosset significa sintetizar prácticamente medio milenio de experiencia, legado, generaciones, conocimiento y saber hacer en una botella. Desde su Champagne más básico hasta su Prestige Cuvée, mientras compartes ese instante en realidad estás bebiendo parte de la historia de Francia.
El Palo Cortado de 1987 de González Byass forma parte de la primera armonía emocional que creamos en Mugaritz y la que Silvia tiene grabada en su memoria como la mejor que hemos creado hasta la fecha. Tanto el ajo como el Palo Cortado han sido tradicionalmente actores secundarios, nunca ingredientes principales, pero en esta armonía logramos que hicieran su camino juntos y triunfarán. Además Antonio Flores, su enólogo, es una parte tan fundamental de nuestra vida, es tan importante para nosotros a nivel personal, que nunca en ninguna celebración falta uno de sus vinos.
La primera vez que tuvimos una conversación fue gracias a un Riesling. El Keller Kirchspiel GG es un vino blanco alemán de la zona del Rheinhessen, una parcela de las que con solo verla, seduce su belleza.
Elaborado por el gran Peter Klaus Keller, una persona que desborda talento y que es capaz de captar toda la esencia de su entorno, además es el vino blanco preferido de Guillermo. Es una uva que recoge la seducción, la cercanía y también el esfuerzo de parajes imposibles, interpretados y representados en estado líquido.
Son nuestras añadas en una bodega que crea vinos eternos, todo un ejemplo de familia, historia, de la inversión en el legado de un proyecto que arrancó en 1877 y que ya se encuentra en la cuarta generación. Trascender al tiempo, aliarse con el, es algo a los que muy pocos pueden acceder y si existe algún vino que haya que beber de rodillas, sin duda es este.
Viña Tondonia nos ha regalado instantes para el recuerdo, de esos que te roban un hueco en la memoria, conversaciones enormemente inspiradoras y lo más grande que esta casa nos ha dado, es una amistad sincera y para siempre con María José y José Luis.
La misma lejanía cultural que tenemos con Japón y con el mundo del sake es la que genera esa curiosidad que nos lleva a sumergirnos y dejarnos hipnotizar por esta bebida, sus estilos, los tipos de arroz, las historias detrás de los pequeños productores y las prefecturas. El sake es una seda líquida increíble, una forma de interpretar los valores japoneses que nos tiene fascinados.
El caso del Dassai Junmai DaiGingo 50, creado en la prefectura de Yamaguchi, al sur del país, es el primer sake que compartimos nosotros dos y el comienzo de toda la línea de trabajo que iniciamos en 2016 en Mugaritz y que se ha convertido ya en una carta de 70 sakes distintos, todo un recorrido por el Japón más auténtico y por su cultura.
Crianza en dehesas y curación artesanal son la seña de identidad de este producto inigualable.
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