Cutty Sark, navegando a toda vela
Hay que ver cómo se las ingenian los departamentos de marketing de las grandes empresas de destilados para mantener a flote sus marcas. Rotundo ejemplo de ello es Cutty Sark, que ha decidido subirse a un barco pirata y desplegar sus velas en aguas del Mediterráneo para sobrevivir al naufragio del whisky en el mercado español.
En el mundo de las bebidas espirituosas, tampoco hace falta inventar otra vez la pólvora para hacer ruido y volver a colocar una marca en la cresta de la ola. Lo sabe bien Jesús Ramírez, uno de los profesionales más cualificados en la promoción del whisky escocés en España, que hace unos meses asumió sin rechistar el desafío de reflotar Cutty Sark, una de las marcas líderes en el universo del blended, en pleno declive del consumo del whisky en España.
Para conseguir que la famosa etiqueta del velero vuelva a reinar en las barras españolas, Ramírez no hizo más que recuperar la auténtica esencia de Cutty Sark, desempolvando su historia, que bien vale la pena recordar aquí:
Cutty Sark nació en 1923, cuando Charles Julian dio por fin con la fórmula que se adecuara al encargo de la empresa Berry Bros & Rudd, que quería sacar al mercado un whisky de tono claro y sabor ligero, ideal para mezclar (en ese momento, valga decir, la mayor parte de los whiskies eran oscuros y de potente expresión). El nuevo blended, resultado de la mezcla de más de 30 whiskies madurados en roble americano –que aporta poco color– recibió el nombre del buque clipper más rápido de Escocia y fue lanzado al mercado cuando en los Estados Unidos imperaba la Ley Seca.
FIESTAS CLANDESTINAS
El sabor de lo prohibido seguramente contribuyó a que Cutty Sark triunfara en el mercado estadounidense, y luego en el resto del mundo. Hoy, su consumo ya no está interdicto, pero Ramírez y el equipo de Maxxium –que distribuye esta marca en España– han apostado por recuperar el irresistible encanto de la ilegalidad, creando un Secret Club y organizando fiestas clandestinas donde reina Cutty Sark.
El broche de oro para esta operación lúdica-marketiniana también se las trae: aprovechando la querencia náutica de la marca, los responsables de Cutty Sark en España se hicieron con una vieja goleta –construida íntegramente en madera en el puerto de Getxo, hace más de 30 años– la vistieron con banderas amarillas –de color representativo de este whisky– y zarparon del puerto de Valencia para surcar durante más de un mes las aguas del Mediterráneo, entre Mallorca, Ibiza y Formentera.
El que esto firma, que ha tenido la suerte de participar del demencial crucero durante casi una semana, da fe que en Cutty Sark Ship todo es posible: el pasaje está compuesto por una pintoresca fauna de blogueros, instragramistas, cocineros, bebedores profesionales y fiesteros en general, amén de una paciente tripulación, que permite que la música atrone a todas horas, las noches se confundan con el día y el whisky sour –gran especialidad del coctelero de a bordo, el rocoso Mario– fluya como el agua.
Sin duda, Cutty Sark ha vuelto a por sus fueros y sus velas de despliegan otra vez. Seguiremos navegando con él en la barra del bar, soportando con impaciencia lo que tarde en llegar el próximo verano, para ver si tenemos la suerte de volver a embarcarnos en la goleta canalla.