El Pacto Ojo Gallo 2022

Los amantes de los vinos auténticos tienen en la nueva añada de El Pacto Ojo Gallo la oportunidad de disfrutar de un tinto ligero, con alma de blanco, idóneo para disfrutar de la expresión más noble de una categoría singular de los vinos riojanos, sin atiborrarse de taninos.
Entre todos los proyectos interesantes que ha emprendido la compañía vinícola Vintae en diversas regiones del viñedo español, El Pacto se distingue por su compromiso con los auténticos «vinos de pueblo» riojanos. Lo que sin duda sintoniza con las raíces ancestrales de sus mentores con la tradición vinícola de su tierra de origen. Porque el desarrollo de Viñedos El Pacto, tanto Richi Arambarri –como principal responsable de Vintae Revolucionary Wineries– como Raúl Acha –director técnico de la empresa– se inspira en la reivindicación de la viticultura de antaño y de aquellos viticultores que se empeñaron, hace ya más de medio siglo, en salvaguardar el rico patrimonio de Rioja.
Ojo Gallo y la tradición vinícola riojana
En esta puesta en valor de los orígenes del rioja más puro, Viñedos El Pacto ha presentado en los últimos años diversos vinos plenos de interés. Una gama en la que El Pacto Ojo Gallo destaca por ser la interpretación de una categoría singular, que constituye una alternativa muy atractiva para disfrutar de la versión más ligera de los tintos de Rioja.
A medio camino entre el clarete y el tinto propiamente dicho, El Pacto Ojo Gallo 2022 asienta su distintivo carácter en su origen: los viñedos del valle del Alto Najerilla.
Situado a los pies de la Sierra de la Demanda –coronada con el monte de San Lorenzo, con 2200 metros de altitud– este valle se ha mantenido al margen del furor bodeguero de la Rioja Alta. Es una zona fresca y húmeda, con viñedos plantados por encima de los 600 metros, que dan lugar a vinos frescos, una característica que se antoja muy ventajosa ante el desafío que representa la coyuntura del calentamiento global para las principales regiones vinícolas del mundo.

Richi Arambarri (derecha) junto a Raúl Acha en los viñedos de Vintae
El Alto Najerilla, la Rioja más fresca
En esta zona, en la que tanto Arambarri como Acha tienen su raíces vinícolas, las viñas viejas representan un valioso patrimonio. En el Alto Najerilla no se ha producido la concentración parcelaria que afectó a las áreas más productivas de Rioja, lo que ha posibilitado la pervivencia de viñas centenarias, especialmente de garnacha tinta, que gracias a ello no ha resultado marginada por la tempranillo.
Por otro lado, la condición de los suelos de esta zona, de composición principalmente arcillo-ferrosa, con un alto índice pedregoso, aporta a los vinos de este territorio un distintivo carácter mineral.
Vino de finca con uvas blancas y tintas
Todo ello contribuye a enaltecer el interés de El Pacto Ojo Gallo 2022, que nace de tres parcelas centenarias y una cuarta plantada en 1957 en Los Cabos. Este tinto tan original resulta de un ensamblaje en el que participan diversas variedades, principalmente garnacha tinta y viura, pero en el que también hay lugar para tempranillo, malvasía, graciano y mazuelo, entre otras uvas.
Elaborado bajo los principios de un «vino de finca», que implica la vinificación conjunta de las uvas blancas y tintas, el mosto se sometió a una breve maceración, con una posterior crianza de 10 meses en tina de roble de 5.000 litros.
El resultado es un vino que se alinea con el perfil tradicional del clásico «ojo gallo», de color tenue, rico en aromas florales y de fruta fresca, con acentos balsámicos y minerales y una boca sabrosa, fragante y de textura sutil, que incita al trago largo.
En síntesis, El Pacto Ojo Gallo 2022 es un tinto de consumo muy apropiado para los primeros calores que llegan con la primavera. Y la reafirmación de un «pacto» comprometido con el pasado –y el futuro, también– de los vinos riojanos.