Estéreo 2019, un tinto a dos voces entre Méntrida y Rías Baixas
Para alcanzar el mantra del placer, en ocasiones hay que contravenir los postulados institucionales y las reglas de lo políticamente correcto. Incluso elaborando un tinto en estéreo, a dos bandas.
Así lo hacen los escasos viticultores que, en tiempos marcados por la obsesión por el origen, deciden mezclar vinos de aquí y allá en busca de una de las virtudes más preciosas que pude alcanzar esta bebida: el consabido equilibrio. Y aún más, la singularidad.
Canopy y Attis, vinos en estéreo
En esta aventura se metieron gentes osadas como son Belarmino Fernández –socio de Canopy, bodega que ha gestado en la D.O. toledana Méntrida vinos tan remarcables como el tinto de garnacha La Viña Escondida o el blanco Loco– y Robustiano Fariña, quien con su hermano Baldomero lleva adelante el proyecto de Bodegas y Viñedos Attis en Rías Baixas, donde en pocos años han sorprendido con una multitud de vinos singulares, unos cuantos de ellos tintos (algo que en tierra de blancos, como es la patria de la albariño, ya es noticia).
Pues bien, ya hace un par largo de años (en 2019) Belarmino y Robustiano irrumpieron en en amilanado universo del vino español, tan apegado a sus impolutos orígenes, presentando su primer vino en estéreo, Estéreo 2016, elaborado a partir de souson gallega y garnacha toledana. Se comercializó en una botella ataviada con una etiqueta diseñada en 3D, que llegaba al sorprendido cliente munida de sus respectivas gafas. El vino, delicioso, original, fresco e irrepetible, aún da la talla si se lo descorcha en estos días. Doy fe de ello.
Vendimiadores de rarezas
Pero aún más interesante es Estéreo 2019, la nueva incursión de estos sacrílegos vendimiadores de rarezas. Aunque repite nombre y etiqueta en 3D, el nuevo tinto concebido a dos bandas asoma con una composición distinta, tal como exige este proyecto: el assemblage contiene 50% de syrah mentridana y otro tanto de espadeiro. Si la tinta de Rías Baixas es ácida para fruncir ceños y cavidades extremas, dura y difícil en vinos monovarietales, en compañía de la syrah vendimiada en las alturas de este viñedo de la Sierra de Gredos encuentra su armónico balance: el nuevo Estéreo es pura chispa, frescura, tonos minerales, con una deliciosa textura y el cariz original que presenta este insólito encuentro varietal, lo que potencia su poder de seducción e incita a repetir el trago.
Locos de la pipeta
Las 800 botellas que han pergeñado los benditos responsables de Canopy y Attis de este delicioso engendro líquido se antojan escasas: ya pueden ir preparando una nueva edición. Y un blanco no sería mala idea, considerando la calidad de Loco y los excelentes albariños y demás blancos que gasta Attis en las rías.
También otros viticultores harían bien en seguirles el pie a estos dementes de la pipeta y salirse de la senda ortodoxa para saltarse los cánones y darse un paseo, que al fin y al cabo mezclar no cuesta nada y de las alquimias salen a veces auténticas maravillas.