Merla 2012, el tinto «supernatural»
En un momento en el que los vinos naturales comienzan a vivir un auge importante (incluso, más tímidamente, en España, un mercado que hasta hace poco ha sido más bien reticente a la viticultura bio), vale la pena probar el tinto Merla, que riza el rizo en lo que respecta a los principios con los que se elaboran este tipo de vinos.
Porque Merla no sólo respeta las normas de la viticultura ecológica y prescinde del añadido de sulfitos y otros productos químicos en las distintas etapas de su elaboración (requisitos imprescindibles para los vinos naturales), sino que además procede de un viñedo que no ha recibido ningún tratamiento preventivo contra las plagas que suelen afectar a la viña (tratamientos a los que recurren, incluso, casi todos los viticultores "naturales").
Por tanto, puede afirmarse que Merla es el vino más natural que puede concebirse. Ahora bien, ¿cómo ha conseguido Josep María Pujol Busquets –propietario de Alta Alella, enólogo de reconocido prestigio y padre de este tinto supernatural) producir una uva que llegue sana a la vendimia, sin tratamiento alguno?
Hete aquí el quid de la cuestión y el gran secreto de Merla: la materia prima con la que se ha elaborado este vino es una uva interespecífica: un híbrido concebido a partir del cruce de clones de unas cuantas variedades que se han mostrado resistentes a las distintas enfermedades de la vid. Una uva sin nombre –de momento–, que resulta de la ingeniería genética pero que es capaz de dar a luz un vino de expresión muy noble, con una rica carga frutal (moras, ciruelas), sobre un fondo mineral, taninos delicados y una boca fresca y con generosa acidez.
Un vino sin duda muy especial, que en su primera añada llega al mercado con cuentagotas, pero que abre el horizonte respecto a lo que puede dar de sí la viticultura natural más cabal. Y radical.
el pitjor vi que he tastat en molt temps. potser me l'han venut en mal estat.