Rocado, Torres se apunta al tequila reposado

Ante la noticia del lanzamiento de Rocado Reposado, más de uno se preguntará qué tendrá que ver Torres, la bodega catalana con amplia experiencia en el universo del vino –y del brandy, también– con el tequila.

Pues bien: la singularidad de Rocado es que nace de una colaboración entre la familia mexicana de don Rodolfo González, productores de tequila desde hace 125 años, con los Torres, que para este proyecto han aportado las barricas de roble donde el destilado de agave reposa durante nueve meses antes de alojarse en su excéntrica botella. Como cabe esperar, la bodega catalana no sólo contribuye a este proyecto con unas cuantas barricas, sino que también pone al servicio de Rocado sus amplias redes comerciales, de marketing y comunicación.

Por tanto, a pesar de que la producción de este tequila se limita a 10.000 botellas al año, que nadie se sorprenda al descubrir el estilizado Rocado en el último rincón del mundo, tal como sucede con muchas de las referencias de grupo Torres.

Más allá de la alianza entre tequileros de Jalisco y vinateros del Penedès, y de la llamativa presentación que luce Rocado, hay que decir que este tequila reposado es un destilado de impecable calidad, producido con rigurosos estándares. Sin embargo, el equilibrio entre las notas vegetales propias del agave azul y los matices especiados que aporta el roble europeo acaba pervirtiendo el carácter más auténtico que atesora el tequila.

En cualquier caso, este es una defecto que afecta no sólo a Rocado, sino a casi todos los tequilas reposados. Aunque la realidad se empecine en contradecirme –esta tipología de tequila es la que demanda la mayor parte de los mercados– sigo pensando en que los destilados de agave  –mezcales en general, y el tequila en particular– se expresan mejor sin la interferencia del roble. Aunque las barricas procedan de una grandísima bodega, como es el caso de Torres.