Rutini, la grapa del fin del mundo para despedir el año
Nada como despedir este 2013, en el que el protagonista más destacado fue Francisco I, el papa llegado de "el fin del mundo" –según sus propias palabras– con un destilado del mismo origen: la deliciosa grapa Rutini, nacida en Mendoza, al pie de los Andes argentinos.
Y decimos grapa y no grappa porque por lo visto la doble p es exclusiva para los aguardientes de orujo que se elaboran en Italia. En Argentina, la grapa también es una bebida muy difundida, debido a la importante inmigración de italianos que se produjo entre finales del siglo XIX y principios del XX. Pero nunca se había elaborado en este país una grapa tan excelsa como la que produce Rutini, que no por otra cosa es una de las bodegas más importantes de Mendoza –la principal región vinícola argentina– en términos cualitativos.
Una de las peculiaridades de esta grapa es que está elaborada a partir de hollejos de malbec, la variedad estandarte de la viticultura argentina, lo que desde luego marca un punto y aparte respecto a los aguardientes vínicos de Italia, donde esta uva no existe.
Así, la malbec, que ofrece unos vinos tintos rotundos y voluminosos, da también lugar a una grapa finísima, tras un proceso en el que se separan los hollejos del mosto fermentado y se someten a una triple destilación en alambique, para concentrar los aromas y subrayar la delicadeza del aguardiente.
El resultado es una grapa finísima, con sutiles aromas florales y recuerdos de fruta roja, que pasa por la boca como una seda. Un destilado exquisito, para brindar por el final de un año que nos ha deparado un papa y una grapa argentinos.