Ukan 2019, mucho más que otro tinto de Rioja Alavesa
Koldo Eguren, quinta generación de una familia bodeguera de referencia, exprime el carácter los viejos viñedos del entorno de Laguardia en su primer proyecto vinícola independiente.
Los Eguren son propietarios de reputadas bodegas en Rioja. Tanto la rama a la pertenece el abuelo de Koldo, Vitorino –mentor de la bodega Eguren Ugarte–, como la de su primo Eduardo (que es también su asesor), hijo de Marcos Eguren, que junto a su hermano Miguel Ángel dirige uno de los grupos familiares más prósperos del vino español (que incluye las bodegas Sierra Cantabria, Viñedos de Páganos y Señorío de San Vicente, en Rioja, y Teso la Monja, en Toro).
Pero aunque Koldo Eguren lleva con orgullo el ADN vinícola de su familia, vive el vino de otra manera. Es joven, cosmopolita y su experiencia y formación profesional le han llevado por otros derroteros –que no ha abandonado, todo hay que decirlo– antes de internarse en el mundo donde se han mojado sus ancestros. «Vivir en California y estar en permanente movimiento, además de dedicarme a diferentes sectores profesionales me han aportado una experiencia que al fin y al cabo puede resultar enriquecedora a la hora de elaborar y comercializar un vino. Mi padre, un emprendedor nato, nos ha enseñado a mis hermanos y a mí que siempre hay otra manera de hacer las cosas; que debemos cuestionarnos todo lo que hemos visto porque nada está escrito definitivamente y que hay que reinventarse continuamente«, afirma el fundador de Ukan Winery.
Un vino de garage en Laguardia
Para concebir su proyecto en Rioja Alavesa, Koldo Eguren apostó por la excelencia de los viñedos viejos (más de 60 años) que se concentran en cuatro municipios –Laguardia, Elvillar, Elciego y Lapuebla–, con predominio de la variedad tempranillo. Respecto a las instalaciones de vinificación y crianza, Koldo ideó Ukan Winery como una bodega garage, amplia, diáfana y funcional. «Un espacio que dé al vino lo que necesite y ponga todos los medios al servicio de una elaboración cuidada y de calidad», apunta el joven bodeguero.
La producción, en cualquier caso, prioriza la calidad que supone el tesoro de los viñedos del entorno de Laguardia, con el objetivo de poner en foco la elegancia y el equilibrio de los vinos sin superar un volumen de 15.000 botellas anuales, recurriendo a la colaboración con viticultores locales con los que la familia tiene una larga relación.
Ukan 2019, el carácter de la tierra como declaración de intenciones
A Koldo no le hace falta siquiera verbalizar que «el foco está en el campo y en poner los medios para hacer grandes vinos, sin prisa pero sin pausa», porque la segunda añada que llega de su bodega, Ukan 2019, habla por sí sola: es un tinto honesto, fino, pleno, al que no le sobra nada. Con la crianza necesaria, que sin duda va a evolucionar bien pero tampoco está crudo; tiene tensión pero no peca de exceso de nervio ni sobrepasa el punto ácido. Su gran mérito consiste en ser, precisamente, un vino agradable al trago. Sin por eso dejar de ser un tinto contemporáneo en el contexto de Rioja. Ukan Winery ha demostrado que esa ecuación es posible. Y hay que decir que su vino más asequible, Senderos de Ukan, también va por el mismo camino, con similar merecimiento. Invitamos a probarlo desde El Bar de Gastroactitud.
Vinos humanos. Modernos. Para disfrutar aquí y ahora. Me tientan las descripciones de la excelente nota de Oldenburg
Gracias, Elisabeth, por tu comentario. Y saludos desde Madrid.