V Malcorta 2014, en busca del verdejo perdido
En un momento en el que los vinos blancos de uva verdejo se han convertido –mayoritariamente– en un lamentable vale todo, con una retahíla de bebedizos mediocres elaborados aquí y acullá, con métodos tan inconfesables –selección de levaduras para pervertir la expresión aromática, corrección de acidez, rendimientos exagerados, etc.– como recurrentes, no queda más que aplaudir la audaz iniciativa de un viticultor de raza como Javier Sanz, que se ha empeñado en demostrar que la esencia de la verdejo poco tiene que ver con lo que hoy pretenden vendernos los advenedizos hacedores de vinos clónicos.
A don Javier no sólo le honra sacar al mercado, año tras año, su blanco genérico –Javier Sanz Verdejo. un vino sencillo, pero honesto, auténtico y amable para el bolsillo como el que más– sino que está abocado a ofrecer otras interpretaciones de la blanca castellana: vinos de crianza, con o sin paso por barrica, semi-dulces, vendimias tardías…
Su vino más interesante, no obstante, es V Malcorta, en el que ofrece el protagonismo a un antiguo clon de verdejo que, debido a su dificultoso cultivo y escaso rendimiento, fue condenado a su práctica extinción.
Rebelándose a esta condena, Javier Sanz ha decidido ofrecer una nueva oportunidad a la verdejo malcorta, rebuscando viejas cepas en viñedos remotos de la ancha Castilla, tanteando los suelos donde esta uva mejor pueda expresarse y experimentando con distintos métodos de vinificación para que la vapuleada malcorta pueda resarcirse.
El final feliz de esta historia se llama V Malcorta y acaba de aterrizar en el mercado en forma de vino blanco de perfil fino y suculento, con matices más herbáceos que frutales y una boca amplia, grasa y persistente, que invita a pensar en que la verdejo es mucho más rica y diversa de lo que suponemos.
Bendita sea la malcorta. Y los viticultores auténticos.
Maravilloso.