Vinya del Mas Ancestral 2017, el romanticismo más serio de Pepe Raventós
Raro y experimental
Entre todos los vinos interesantes que elabora Pepe Raventós –algunos también heredados del buen hacer de su padre, Manuel–, uno de los que más han impresionado (positivamente) al responsable del Bar de Gastroactitud es quizás también el más raro y experimental: el espumoso ancestral Vinya del Mas 2017, que nace de la pequeña parcela de viña de Mas del Serral –de apenas 0,57 hectáreas–, plantada en 1970 con xarel.lo y que actualmente se trabaja con viticultura biodinámica y tracción animal en las labores agrícolas.
Aunque ahora los vinos ancestrales –espumosos de método antiguo, con segunda fermentación espontánea en la botella– son de absoluta tendencia, Pepe Raventós se aventuró en elaborar este vino delicioso hace ya un buen tiempo, en 2014, cuando, con la voluntad de volcarse a la producción de vinos naturales, sin sulfitos, el viticultor encontró en en su garaje el lugar perfecto para poder dar vía libre a sus sueños y ensayos más radicales: un lugar limpio, pequeño, con un ambiente libre de levaduras de segunda fermentación.
Un 2015 pletórico
Desde entonces, fue ese el sitio donde Pepe experimentó con sus nuevos vinos empleando ánforas, depósitos de cemento, elucubrando blancos brisados (como se denominan tradicionalmente en ciertas comarcas vinícolas catalanas los blancos macerados con los hollejos de la uva) y ancestrales como este Vinya del Mas que tiene –a pesar de no contener sulfitos añadidos– una esperanza de vida mucho más larga de la que muchos supondrían. Hemos probado un 2015 que estaba aún pletórico.
Es verdad que el gas carbónico contribuye a que los vinos naturales prolonguen sus signos vitales. Pero los de Pepe Raventós atesoran además complejidad y longevidad por cuenta propia.
Sucede con este Vinya del Mas Ancestral 2017, de un precioso xarel.lo cultivado en suelos salinos donde emergen fósiles como son los de la Conca del Riu Anoia.
El vino tiene luz y color, textura, piedra, salinidad, profundidad y pureza. Seduce con su austeridad y nobleza, con recuerdos de umami, sutiles apuntes de yodo y una fruta blanca aún vivaz. Es un vino que no se parece a ningún otro. Y eso, ahora mismo, es un hallazgo inaudito.