Virgin Gorda 1493, el ron que habla spanglish
En el universo de los rones añejos que se producen en el área del Caribe –y también en Mesoamérica y el norte de Sudamérica–, la metodología de elaboración que define los distintos estilos –me refiero al aroma, sabor e intensidad de los destilados– viene dada por una herencia cultural: si los rones producidos en las antiguas colonias españolas –Cuba, Guatemala, Venezuela, República Dominicana, Panamá, etc.– suelen recurrir a un añejamiento inspirado en el sistema de soleras jerezano, y son golosos y especiados, aquellos que proceden de Jamaica, Trinidad, Barbados y otros dominios británicos resultan más densos, potentes y secos (a menudo son también más alcohólicos), mientras que los que se elaboran en las islas francesas –Martinica, Guadalupe, etc.– responden al perfil del ron agrícola; por tanto, son generosos en matices vegetales propios del jugo puro de caña de azúcar.
Desde luego, nadie mejor que The Poshmakers, joven compañía de destilados que nació con un pie en Londres y otro en Madrid –y que ha sorprendido con productos tan diferenciados como la ginebra Ish–, para coquetear con los diferentes estilos del ron, acercándose a una u otra cultura.
Así, si hace unos años esta dinámica empresa ofreció con su primer Virgin Gorda –subtitulado como British Caribbean Rum– un acercamiento al perfil más exquisito y puro de los rones anglófilos, ahora ha decidido fusionar ese carácter con el estilo más redondo y amable que define a los destilados de caña del mundo hispano.
Elaborado con extremo rigor –prescindiendo de los aditivos y demás argucias que gastan tantas destilerías para incrementar el color del ron–, Virgin Gorda 1493 luce con orgullo las señas de identidad del Spanish Heritage que menciona su etiqueta: los destilados de caña de origen guatemalteco aportan a la mezcla base –aguardientes de Barbados, Jamaica y Trinidad– notas avainilladas, de fruta blanca madura y tabaco rubio, que delinean un perfil untuoso, complejo y ligeramente dulzón.
En síntesis, se trata de un excelente ron añejo, que los roneros españoles y latinos apreciaran como más cercano y familiar que aquel primer Virgin Gorda, que sólo habla inglés (pero que no por eso es menos bueno que el este).