Buenos Aires, capítulo 1
Recorremos la capital argentina de la mano de un porteño, Ignacio Bettinsoli que, haciendo metáfora del cuento La dama y el vagabundo, nos enseña las dos caras gastronómicas de la ciudad. En esta primera entrega, tres restaurantes bohemios, en su visón de Buenos Aires para vagabundos.
En Buenos Aires existen dos polos opuestos pero complementarios en lo que a materia en lo que a materia gastronómica se refiere. Por un lado esta la Buenos Aires bohemia, la oscura; esa del tango sensual, llena de ese no sé qué porteño que nos atrapa con sus sentires salvajes. Pero también hay otra cara -como en los vinilos- brindándonos una ciudad más moderna, más evolucionada y cosmopolita y ¿por qué no? más señorial.
Capítulo I: Buenos Aires para vagabundos
Es en la Buenos Aires bohemia, o como a mi me gusta llamarla, de Vagabundos donde podrás sentirte como en casa. Vivirás un sin fin de placeres tan especiales que te retrotraerán a aquellos recuerdos casi olvidados. La tradición y la bastedad en estas casas de comidas es siempre un plus bien agradecido.
A lo lejos, un bandoneón que chilla te atrapará y te guiará recónditos lugares porteños de siglos pasados. Sí, lo sé, es genial ver como casi todo parece anclado en el tiempo. Las calles empedradas del barrio de La Boca, los colectivos (buses) que se hacen dueños de las avenidas, las farolas que iluminan lo que pueden hacen del entorno un enigma por demás interesante y peligroso. Tal es así, que no es de extrañar cruzarse con el espíritu de Cortázar, Borges, Sábato, Santos Discépolo o Piazzolla, en algún cafetín de la ciudad arrancando alguna hoja, recitando al aire un poema o terminando de pulir ese arreglo musical.
En estos barrios de Vagabundos la tradición es vanguardia.
Empieza por San Telmo. Entra en cualquier boliche (punto de encuentro como por ejemplo: un bar), siéntate y saborea sin prisas un buen malbec. Admira en silencio –perdúralo- porque esos lugares existen para disfrutar de la soledad. Las maderas ajadas teñidas por los años; las luces pobres y la suciedad estratégica, son marcas registradas, sus señas de identidad.
Si el hambre aprieta no dudes en pedir una empanada, alguna milanesa napolitana (escalope de ternera con salsa de tomate, jamón dulce y mozzarella) o un simple choripan (Chorizo con pan); porque aquí se viene a comer sencillo, a comer como un hombre humilde: simplicidad, contundencia, buen sabor y mejor precio.
3 restaurantes para vagabundos
El restaurante Miramar es un fiel reflejo del llamado bodegón de marcada influencia migratoria Española. Su carta pobre y escueta, pero adecuada, me ha sorprendido. Una tortilla de patatas Española increíble pasó y se fue en apenas unos segundos, dando una aprobación más que satisfactoria. Luego, de segundo -y sin saberlo- pedí el plato estrella de la casa: rabo de toro. Excelente. Sin nada que envidiar a los del otro lado del charco.
Basta con dejar que el tiempo haga su trabajo para lograr ese aspecto perfectamente desaliñado que adora cualquier amante de esta Buenos Aires para Vagabundos. Es la falta de cuidado, de mimo en el detalle, lo que le imprime carácter a este lugar.
Si lo que buscas es encontrarte con el Dr. House o Bono de U2, éste es el sitio. Según algunos, esta cantina es la que más glamour derrocha de Buenos Aires. En esta última visita algo ha cambiado. Se notaba una cierta desgana en los platos. Salvo las rabas (calamares a la romana) perfectas de textura y bien fritas, el resto me pareció vulgar. Eso sí, el flan casero con dulce de leche estaba inmejorable, lo mismo que la atención del personal, fabulosa a pesar del toque excesivo de informalidad callejera. Este lugar es especial, por eso jamás le podré negar una segunda oportunidad.
Es el bar perfecto para los que quieran comer uno de los platos porteños más emblemáticos: Las milanesas. Variedades y tamaños para todos los gustos. Las ensaladas se sirven en cuencos de acero macizo y las milangas (forma vulgar de llamar a las milanesas) en tablas de madera. El pan lo calientan al momento, por eso a veces tarda más de la cuenta. Los postres están bien y el café puede mejorar.
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En épocas de crisis es interesante conocer estos lugares típicos y económicamente accesibles. Gracias por el informe. Muy bueno!!
Sr. Bettinsoli, un artículo fresco y original. Me muero de ganas de visitar su tierra. Seguiré sus consejos sin duda. Saludos.
Muy interesante y genuino tu artículo, coincido con tus opiniones porque he estado no hace demasiado tiempo cenando en Miramar y El Obrero, descubriendo que este último ha bajado la calidad de su cocina, tal vez fue uno de esos días en que todo sale mal pero justo me tocó a mí. Pero la sorpresa de la noche no fue ni el flan con crema y dulce de leche ni el panqueque de manzanas quemado al rhum, en una mesa medio aislada, casi en el fondo y cerca de la parilla, pude verlo al finado Goyeneche, medio tristón el hombre, tomándose una ginebra mientras silvaba bajito los compases de un tango…
Sí parte del objetivo es vivir el relato en primera persona…está más que logrado…me encantó ésta Bs.As….
Espero seguir leyendo mas facetas de ésta cautivadora cuidad…
la foto de miramar es brutal, capta la esencia d los bodegones, hace poco estuve ahi y doy fe q el rabo de toro es la estrella, no me alcanzaba el pan para mojarlo en la salsa jejeje. Al club d la milanesa no fui nunca, tendre q probar! saludos, linda nota.
Genial descripción de esa Buenos Aires de vagabundos, esperamos seguir conociendo mas…
Excelente nota ,me encantó conocer buenos aires a través de la gastronomíia.
Gracias por tanta información!muy buena la nota.
Gracias por compartir este articulo tan discreto pero a la vez con un contenido entusiasta y poético. Chico, además de artista entre fogones escribes genial.
Me gustó muchísimo este artículo,soy argentina y desconocía estos lugares increíbles que has visitado.Iré por alguno de ellos.Espero el capítulo 2 con más recomendaciones.Gracias Ignacio Bettinsoli!.
Olvidate listo me convenciste es lo mio en marzo arranco!
Mmm… Suena muy tentador! le voy a pedir al vagabundo de mi marido que me lleve, ya que no deben ser lugares para damiselas jejeje me encanto el articulo! Espero el 2do capitulo
Os compartimos uno de los secretos mejor guardados de Buenos Aires, el restaurante croata Dobar Tek, imperdible para los que estéis por allí.
http://www.losbonvivant.com/2012/07/26/dobar-tek-lo-mejor-de-la-comida-croata-en-buenos-aires/
http://nectarine.com.ar/
Nada para vagabundos, sino para disfrutones.
Nectarine era en 2007 un lugar diferente con un ambiente afrancesado algo retro, vinos escogidos y platos equilibrados dignos no sólo de un gran cocinero sino de un gran "perfumista". Reformado y con ambiente moderno, sigo leyendo que es un lugar imprescindible.