España se ha convertido en el país más saludable del mundo, según el índice anual Healthies Country Index 2019 elaborado por Bloomberg. Este listado clasifica a las 169 economías mundiales (países con más de 300.000 habitantes y cuentan con datos suficientes) en función de los factores que contribuyen a una mejora de la salud de sus ciudadanos.

El índice de salud de un país analiza, entre otros, la esperanza de vida de sus ciudadanos, la salubridad, el consumo de tabaco o los factores medioambientales. Características, tanto positivas como negativas, que se tienen en cuenta a la hora de puntuar.

Los países más sanos del mundo en 2019

Seguidos de España y por este orden en el ranking están Italia, Islandia, Japón, Suiza, Suecia y Australia. De todos ellos se tiene en cuenta la esperanza de vida, el acceso a agua potable y saneamiento como factores a través de los cuales se clasifica a las naciones de forma positiva. Mientras que, el consumo de tabaco y la obesidad les sanciona.

Los datos de la Naciones Unidas demuestran que de entre todas los habitantes de la Unión Europea los españoles cuentan con la mayor esperanza de vida al nacer.  Sólo superan su índice los japoneses. Además, se pronostica que para 2040, España contará con una esperanza de vida de casi 86 años, seguida de Japón, Singapur y Suiza.

El sistema sanitario público junto con los hábitos alimenticios son dos factores más que Bloomberg tiene en cuenta. «La atención primaria es esencialmente proporcionada por el sistema público, médicos de familia especializados y personal de enfermería, que brindan servicios preventivos a niños, mujeres y ancianos, y atención aguda y crónica», publica el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud 2018. Además, durante la última década, el número de enfermedades cardiovasculares y de muertes por cáncer ha disminuido.

Hábitos alimenticios

Los investigadores dicen que los hábitos alimenticios pueden proporcionar pistas sobre los niveles de salud de España e Italia. Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra subraya que  “la dieta mediterránea, complementada con aceite de oliva virgen extra y nueces disminuye la tasa de problemas cardiovasculares en mayor medida que una dieta baja en grasas”.