Julia Pérez Lozano

Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.

Publicado 05/06/2019

Hace tres meses que Tragatá, el bar de Benito Gómez y Merche Piña Caballero, es más grande y está más bonito. Un local confortable y acogedor, en el casco histórico de Ronda, para disfrutar en mesas altas o bajas de una cocina muy bien hecha que se sirve en raciones o tapas.

Una carta, ni corta ni larga, llena de sugerencias apetecibles. Algunas llevan 14 años en cartel, desde que Gómez abrió el bar, como el taco de salmón con crema agria. También hay ensaladilla (receta original de Isabel, la madre de Benito); sardinas ahumadas, con demasiado aceite, idéntico defecto que se aprecia en el tomate aliñado; un delicioso rollito (saam) de panceta; oreja frita con salsa brava; una tortilla vaga deliciosa o un steak tartar sobre tuétano difícil de olvidar; lo mismo que el pringoso y jugoso bocata de calamares, versión imaginativa y divertida del clásico bocadillo madrileño.

Tras la reforma han incorporado una cámara de maduración de carnes que les permite ofrecer unos cuantos cortes de diferentes razas cocinados en el horno Josper. De postre el flan y el tocino de cielo son espectaculares. Para beber una buena selección de vinos por copas y cervezas bien tiradas.